Capitulo Sexto
El
camino de regreso a casa había sido emprendido en el instante en el que la elfa
se despertó con las fuerzas renovadas después de haber descansado lo
suficiente. Ya no tenía nada que hacer en aquel lugar, había cumplido con su
misión y ahora todo se desarrollaría de la forma en la que debía ser, por lo
que YeoReum ya no podía hacer nada más que esperar y rezar porque todo fuera
bien, sin que hubiera ningún contratiempo. Y con esa determinación, la joven
avanzaba a paso rápido por el suelo del Bosque Sagrado, en la dirección
contraria a la que había seguido la vez anterior, cuando se había adentrado
hasta su más profundo corazón. A su lado, siempre pendiente de todo lo que los
rodeaba, iba el espíritu del bosque en su forma animal, protegiéndola con su
simple presencia.
Pero
aunque YeoReum se había convencido de que a partir de aquel momento todo iría
bien, había algo en su corazón que la hacía dudar de aquello. No sabía lo que
era, pero sí que notaba cómo aquel miedo se extendía poco a poco por su cuerpo
y, en ocasiones le llenaba la mente, paralizándole incluso el cuerpo. Quizás
solo fuera un miedo irracional debido a que una amenaza poderosa se cernía
sobre Cosmic Earth y la joven no estaba completamente segura de que lo que
había hecho fuera a ayudar a proteger al planeta que tanto amaba; pero quizás
fuera algo mucho más real, quizás estuviera sintiendo en lo más profundo de su
ser que algo iba a ir horriblemente mal, como si fuera un sexto sentido lo que
se lo dijera.
Fuera lo
que fuera, la elfa tenía una mala sensación en su cuerpo que no se podía quitar
de encima y eso no la ayudaba a continuar con su viaje, porque cada paso que
daba la alejaba del lugar sagrado en el que había pasado las anteriores semanas
y en el que había llevado a cabo su cometido y la acercaba a su hogar, donde
estaba completamente segura que no iba a hallar ninguna respuesta que pudiera
satisfacer la inquietud de su corazón.
YeoReum
se detuvo de repente, no estando segura de que fuera realmente lo correcto
regresar a casa antes de haberse asegurado de que todo iba a salir bien y que
no tenía nada por lo que preocuparse. Quizás ir a casa tan pronto no fuera una
buena idea… quizás había otro destino que podía ayudarla a calmar su corazón
antes de volver a su vida otra vez. Quizás realmente aquella inquietud no
significara nada, pero la joven prefería estar completamente segura de ello.
—MinHyung
—dijo, llamando la atención del lobo, que se había detenido en el mismo momento
que ella lo había hecho, pero unos pasos por delante—. No vamos a ir a casa
todavía —le anunció—, hay un lugar que quiero visitar antes de eso.
El
espíritu del bosque la observó durante unos instantes, como si tratara de
averiguar qué era lo que se le estaba pasando por la cabeza y después de eso,
simplemente cerró sus ojos y su cuerpo se vio envuelto en una cálida luz
azulada. Solo unos segundos más tarde MinHyung aparecía con su forma humana
ante ella y avanzaba hasta quedarse solo a unos escasos centímetros de su
cuerpo.
—¿Qué es
lo que sucede? —le preguntó acariciándole la mejilla, un gesto que la
reconfortó unos momentos.
—Solo
quiero asegurarme de que todo va a ir bien —respondió—. Por eso quiero que
demos un pequeño rodeo para pasar por la casa de aquella que me pasó el
testigo, porque ella debe de saber qué es lo que está sucediendo en los cielos,
observarlos e interpretar lo que éstos querían decir siempre ha sido su
especialidad.
—Si eso
calma tu corazón, no tengo el derecho a oponerme a ello —murmuró MinHyung,
mirándola a los ojos.
—Lo
hará.
★★★
Hacía
días que las nubes negras que habían anunciado el regreso del dios al que
servían se había retirado del cielo y, de momento, todo había seguido como
antes. Ningún cambio había podido ser apreciado por las dos divinidades menores
a pesar de que ambas se encontraban observando el cielo más que nunca, el único
cambio que había habido realmente había sido la adquisición de algunos de sus
antiguos poderes, pero eso era algo con lo que solo Cheng Xiao había sido
bendecida, EunSeo seguía teniendo las mismas capacidades que en los últimos
siglos, las mismas que tenían los humanos a los que tanto despreciaba.
En torno
a aquel tema, aunque EunSeo sabía perfectamente que el dios no tenía todos sus
poderes y que seguramente habría sido un gran esfuerzo para él dotar a Cheng
Xiao con algunos de los que anteriormente poseía, no podía evitar sentirse un
poco decepcionada por no haber sido ella la elegida. No obstante, saber que
aquel infierno en el que habían vivido durante tanto tiempo estaba a punto de
finalizar, hacía que todo lo demás dejara de tener importancia, porque lo que
realmente importaba era que él saldría de su cautiverio y los pondría a todos
en el lugar que les correspondía.
Con
aquello en mente, la chica sonrió de forma amplia y después se dirigió a buscar
a la menor, quien pasaba la mayor parte de su tiempo en el exterior. No tardó
en hallarla, se encontraba en el mismo lugar de siempre, tratando de controlar
sus recién adquiridos poderes y sin prestar atención a nada más. EunSeo
aprovechó para acercarse a ella tratando de hacer el menor ruido posible para
darle un abrazo por la espalda sin que se enterara antes de su presencia. Sin
embargo, sus sentidos se parecían haber agudizado, porque solo había dado un
par de pasos cuando Cheng Xiao se giró hacia ella con una sonrisa.
—Te
estaba esperando —murmuró la menor—. Él me ha hablado hace unos momentos y me
ha dicho que deberíamos estar preparadas.
Una
punzada de celos atravesó la mente y el corazón de EunSeo al escuchar aquellas
palabras, pero trató de tranquilizar ambos porque seguro que tenía una
explicación que su dios le hablara solo a Cheng Xiao y no tratara de conectar
con ella.
—¿Preparadas
para qué? —cuestionó, aunque lo que quería preguntarle era por qué hablaba solo
con ella y no con las dos.
—Para su
inminente regreso y para luchar contra la diosa de la paz y su séquito—respondió
Cheng Xiao.
—Eso es
algo para lo que me he estado preparando desde que nos desterraron a este lugar
—dijo EunSeo.
—Sí,
pero no contábamos que entre las personas leales a la diosa pudiera haber un
ser celestial —explicó la menor—. Han convocado a una estrella para que ayude a
su bando a encerrar de nuevo a nuestro dios en cuanto salga de su cautiverio.
EunSeo
cerró sus ojos y suspiró hondo. Los poderes de las estrellas eran inmensos,
pero también estaban encerrados en los cuerpos mortales que adoptaban al llegar
al lugar desde el que habían sido llamadas. Si la diosa era incapaz de liberar
el poder de la estrella todo estaría bien, porque podían ganar la contienda
rápidamente gracias al poder de su dios… pero si por el contrario el poder de
la estrella era liberado, no tenía tan segura la victoria.
—Hay
otra cosa más —murmuró Cheng Xiao, sacándola de sus pensamientos—. Quiere que
lo invoquemos, porque solo así podrá salir de su cárcel y recuperar el resto de
sus poderes.
★★★
En la inmensidad del
espacio oscuro que las rodeaba, había un brillo especial que no habían visto en
mucho tiempo, un brillo que indicaba que una estrella había caído y que estaba en
su descenso hacia el lugar desde el cual había sido llamada. No era muy común
ver aquel fenómeno puesto que, aunque en todos los mundos poblados se
encontraban los suficientes recursos para llamar a las estrellas, el
conocimiento o bien se había perdido o bien seguía ahí pero no hacía falta
hacer uso de él, y para EXY y SeolA era la primera vez viendo una estrella que
acercándose cada vez más y más, envuelta en un brillante halo de luz plateado y
rosáceo. Siempre que una estrella caía y podía ser avistada desde su posición
como guardianas, la veían de una forma muy difusa y lejana, pasando de largo,
pero aquella vez podrían verla pasar junto a ellas, algo que las excitaba.
No obstante, a pesar de
que aquella novedad en el universo hacía que sus corazones se sobrecogieran y
que lo único que quisieran hacer fuera ver cómo la estrella se acercaba, tenían
todavía mucho trabajo que hacer y, sobre todo, prestar atención a otro lugar
mucho más importante: la luna mayor.
Desde que habían avisado
a la diosa de la paz de que había una actividad extraña procedente del satélite
en el que estaba cautivo el dios de la guerra, en el lugar reinaba un clima de
inestabilidad creciente que anunciaba que el final de la utilización de aquel
lugar como cárcel estaba a punto de llegar. SeolA sentía que había fallado en
su deber y que no había hecho lo suficiente —EXY también debía de sentirse de
aquella manera— pero a aquellas alturas, ya era imposible para ellas hacer algo
para evitar que escapara. Lo único que les quedaba ahora era esperar a que éste
lo hiciera y tratar de retrasar lo máximo posible su llegada a Cosmic Earth,
interponiéndose en su camino.
Ellas solo eran
divinidades menores, pero confiaba que recién salido de su prisión, el dios de
la guerra aun no pudiera utilizar sus poderes correctamente y poder tener
entonces una oportunidad de plantarle cara.
—SeolA —la llamó su
acompañante y ella dejó de observar el infinito para prestarle atención—.
¿Cuánto tiempo hace que estamos solas tú y yo en el espacio, vigilando que
ninguna amenaza entre en la órbita de Cosmic Earth?
—Milenios —respondió—.
Desde que fuimos creadas para este menester.
—Hemos tenido mucho
tiempo, entonces —murmuró EXY—, pero mirando atrás siento que ha sido muy poco
y que quiero poder seguir compartiendo esta vida contigo.
—Yo también me siento
igual —susurró ella.
Ambas esbozaron una
sonrisa triste en sus rostros y EXY comenzó a acortar la distancia que las
separaba dentro del vehículo hasta que sus labios se rozaron, compartiendo un
beso corto pero cargado de significado para las dos. Siempre habían estado
juntas, siempre habían estado solo en la compañía de la otra, siempre se habían
dedicado en cuerpo y alma a su deber... y lo seguirían haciendo por siempre.
★★★
La tranquilidad era lo
único que se respiraba en aquella casa antigua llena de magia en la que
llevaban semanas viviendo, una tranquilidad que había sido precedida por una
agitación constante y por una vida nómada compartida junto a su hermana gemela
al margen de la sociedad, tratando de sobrevivir de la mejor forma que
pudieran. Todo aquello había sido antes de que DaWon las encontrara y las
sumiera en una vida totalmente nueva en la que, a pesar de que también habían
estado en constante movimiento, había sido por una causa especial y les había
reportado tranquilidad y estabilidad estar junto a la mayor de las tres.
Habían vivido toda una
aventura recorriendo muchas ciudades en busca de las pistas que ayudaran a
DaWon a unir todas las piezas del rompecabezas que estaba armando y ahora todo
había finalizado y todo estaba en una calma absoluta... una calma que SooBin no
sentía del todo real, una calma que estaba segura al cien por cien que
desembocaría en una tormenta. Pero por el momento, debía de disfrutar de
aquella tranquilidad.
—¿Qué piensas, hermana?
—le cuestionó DaYoung.
La menor la estaba
agarrando de la mano, transmitiéndole la energía positiva que siempre la
rodeaba y tratando de llegar hasta lo más profundo de su mente, tal y como
siempre había hecho porque ambas estaban conectadas. Sin embargo, antes de que
llegara a la raíz de sus pensamientos, SooBin cambió su mente para que su
hermana no pudiera acceder a aquel lugar y empezó a pensar en otras cosas. Lo
último que quería era que ésta se preocupara innecesariamente.
—Pensaba en la estrella
—murmuró, porque era lo que le estaba enseñando a la chica en su mente—, en si
llegará bien y en cuánto tardará.
—Yo también pienso mucho
en eso —respondió DaYoung.
—La estrella está a
punto de llegar —comentó DaWon, entrando en la buhardilla—. La voz me ha vuelto
a hablar hace unos momentos y me ha dicho que deberíamos dirigirnos al templo
de la Diosa de la Paz en la Playa de los Sueños, que todavía no ha finalizado
nuestro deber.
—¿La Playa de los
Sueños? —cuestionó SooBin—. ¿Dónde está?
—La he buscado en cuanto
ha nombrado el lugar y está bastante lejos de aquí, por lo que si queremos
llegar a tiempo para cuando la estrella aterrice en Cosmic Earth debemos de
ponernos en marcha lo más rápido posible —contestó la mayor—. Hay que comenzar
a recoger nuestras cosas... aunque yo ya me había acostumbrado a vivir de nuevo
aquí.
DaWon suspiró y después
salió de la habitación, dejando a las gemelas solas. Tal y como SooBin se había
temido, la calma solo había sido pasajera y lo que estaba por llegar sería
mucho más turbio, lo presentía. Lo único que esperaba era que DaYoung no se
diera cuenta de aquel mal presentimiento que se había apoderado de su cuerpo.
—¿Vamos? —le dijo a su
hermana, levantándose del sofá y tirando de ella para que también lo hiciera—.
Tenemos un montón de cosas que hacer.
Y DaYoung asintió,
dejándose arrastrar por la voluntad de la mayor.
★★★
"La estrella está a punto de caer en Cosmic Earth y
el templo que cuidáis será aquel en el que repose hasta que necesitemos de su
ayuda. También llegarán al templo las diferentes personas que han ayudado con
el ritual y yo misma descenderé hasta allí y permaneceré en el templo, así que,
haced todo lo posible para que nuestra estancia sea cómoda".
Aquel había sido el
breve y demandante mensaje que LuDa había recibido de parte de la Diosa cuando
había sido su turno de oración y la chica lo había transmitido de la misma
forma a las otras dos sacerdotisas que convivían con ella en aquel lugar
tallado en la roca. Tanto XuanYi como MeiQi se quedaron durante unos momentos
sin palabras que decir, totalmente descolocadas por la noticia recibida, pero
después de aquello, lo único que hicieron fue hablar, hablar y hablar, tratando
de ver qué era lo que debían hacer para que criaturas celestiales se sintieran
cómodas en un humilde hogar en la tierra. No debía ser sencillo hacerlo, pero
era su deber para con su Diosa.
—¿Cuántas habitaciones
hay disponibles? —preguntó LuDa—. Deberíamos empezar por ahí.
—Tenemos en torno a una
veintena vacías —contestó XuanYi—, pero no deben haber sido pisadas en siglos,
así que hay que adecentarlas bien. ¿Cuántos huéspedes tendremos?
—No lo ha dicho
—respondió LuDa.
—Bueno, entonces
simplemente las arreglaremos todas por si acaso —dijo MeiQi—. Hay que ponerse
manos a la obra con eso y también deberíamos ir en busca de provisiones. No
creo que tengamos suficiente con la comida que hay en la despensa, así que iré
al pueblo más cercano. ¿Y qué comen los dioses y las estrellas? Por la Diosa,
qué estrés.
MeiQi salió de la sala
en la que las tres se habían reunido rápidamente y todavía murmurando qué era
lo que debía de hacerse lo más pronto posible mientras XuanYi y LuDa no podían
parar de sonreír por el revuelo que se había formado en solo unos instantes.
—No creo que nuestra
Diosa vaya a pedirnos algo que no podamos obtener, es bondadosa y comprensiva —murmuró
la mayor—, y las estrellas tienen también esa naturaleza, por lo que creo que
podemos estar totalmente tranquilas. Solo tenemos que limpiar las habitaciones
para que puedan ser habitadas y ofrecer una cálida bienvenida a todas las
personas que lleguen al templo.
—Yo también lo creo —respondió
LuDa—. No hay de qué preocuparse.
—Entonces… ¿nos ponemos
a ello o antes calmamos a MeiQi? —preguntó XuanYi.
—Creo que será mejor
hacer que se calme y después comenzar con todo.
★★★
Durante
días, sobre todo el cielo de Cosmic Earth se había podido ver la estela de la
estrella que viajaba a toda velocidad por el universo en dirección al planeta
y, durante todos esos días, Bona había estado siempre vigilante, atenta a
cualquier anomalía que pudiera producirse en aquel descenso; pero todo había ido
perfectamente y la estrella que habían llamado se encontraba ya muy cerca del
planeta. La diosa observó atentamente aquel haz de luz y predijo su trayectoria
para ver cuál debía de ser el lugar más o menos en el que ésta caería desde su
habitual punto en el que lo observaba todo antes de bajar aquella escalinata de
mármol para ir en su busca.
Bona no
quería que la estrella pudiera caer en manos de otras personas después de lo
mucho que había costado hacer su invocación, por lo que esperaría su llegada y
la protegería de cualquier mal que pudiera estar al acecho hasta que llegaran a
su templo, lugar en el que estarían completamente protegidas.
La diosa
de la Paz llegó al páramo semidesértico simplemente pensando en aquel lugar y
desplazándose hasta allí en unos pocos segundos y esperó hasta que la luz
procedente del cielo se fue haciendo cada vez más y más grande, indicando que
el momento de la llegada de la estrella estaba cada vez más cerca hasta que
todo el cielo de aquella zona fue cubierto por un resplandor cegador que la
hizo cerrar los ojos por unos instantes. Fue en ese momento, cuando la estrella
atravesó finalmente la atmósfera de Cosmic Earth y después aterrizó sobre el
suelo del páramo, provocando un temblor que se debió de sentir en varios kilómetros
a la redonda. Bona abrió sus ojos entonces, viendo cómo se había formado un
inmenso cráter a escasos metros del sitio en el que ella se había colocado.
Bona se
acercó lentamente al cráter y se asomó a su interior, viendo en el centro de
éste el círculo de invocación rodeando a la hermosa estrella que había llegado
desde el cielo. Sin perder el tiempo, la diosa se introdujo en el cráter y se
quedó a solo unos pasos de ésta, dándose cuenta de que acababa de abrir sus
ojos y la observaba con confusión y recelo.
—Soy
Bona, la diosa de la Paz —se presentó, tendiéndole su mano a la estrella para
ayudarla a levantarse—, quien te ha invocado porque preciso de tu ayuda para
mantener la paz en este planeta.
—YeonJung
—respondió la estrella, tomando su mano después de unos momentos de indecisión
y alzándose del suelo—, y espero poder cumplir ese deseo.
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