Título: Noche de Verano
Personajes: SuIl (SuHyun + SangIl) [SNUPER]
Tipo: Yaoi
Género: Fluff | AU
Clasificación: G/PG
Descripción: SangHo ha invitado a su amigo SangIl ha pasar unas semanas de verano en su pueblo, pero los chicos que allí viven siguen unas tradiciones que no convence a SangIl, como el hecho de pasar una noche en un cementerio de la época de la guerra...
Advertencias: Ninguna. ^^
Notas: Parece que esta historia tiene un poco de miedo, pero ni mucho menos. Me he basado en una noche que pasé una vez en un campamento de verano, que nos llevaron a dormir a mitad del bosque solo con sacos de dormir así que... espero que os guste la idea y el grupo. Es algo irrelevante, pero me apetecía escribir algo de un grupo que no se conociera. Además que estos chicos tienen algo en sus canciones que se me acaban pegando... ¡que disfrutéis de la lectura!
-¿SangIl? ¿Está ya listo? -SangHo aporreaba la puerta de la habitación con fuerza. Acabaría echándola abajo si no le respondía pronto.
-¡No voy a ir! ¡No cuentes conmigo! -y esa fue su respuesta, la que provocó mayores golpes en la pobre puerta de madera.
-¿Cómo que no? ¡Abre! ¡Tienes que venir! ¡No seas un cagón! -fue como decir las palabras mágicas y SangIl abrió la puerta de mala gana-. Venga, no digas estupideces porque te vienes conmigo.
-Pero que no quiero ir, esas cosas no me gustan. Además, hace mucha calor y se me bajan las defensas.
-Eso no es más que una tontería, una excusa para no venir. Pero vas a venir -SangHo revisó a su amigo, de arriba abajo-. Estás bien vestido, por lo que no vamos a dar más vueltas -y tomando la mano de SangIl, lo sacó a rastras de su casa.
Protestas salían de los labios de SangIl. En ese instante maldecía el momento en el que accedió a ir a pasar el verano en casa de su amigo SangHo. ¿Para qué fue? Él estaba bien con sus padres en la ciudad... Aunque bueno, la calidad de vida de ese pueblo era insuperable. No había ruidos, se respiraba bien, no había mucha gente con la que sentirse agobiado e incluso la calor era más soportable. Pero en ningún momento pensó que le tocaría salir una noche para pasar miedo.
Al parecer, los chicos de ese pueblo, una noche de verano la pasaban en un cementerio antiguo que habían utilizado los antepasados de los lugareños en la época de guerra. Según le había dicho SangHo, acampaban allí solo con una linterna y algo para picar. Le comentó que se escuchaban ruidos extraños a veces y susurros semi ahogados. Aquello último lo intentó justificar con sus ganas de querer asustarlo. Pero acabó calando esa idea en él profundamente y no se la quitaba de la cabeza. Ya eran ganas de pasarlo mal.
Iba siguiendo a su amigo mientras escuchaba promesas de que lo pasaría bien, que sería inolvidable, que el año que viene querría volver por esas mismas fechas... Pero SangIl no quería. No le gustaba ese tipo de cosas. Era muy asustón y no gozaba de pasar miedo como su amigo. Ni siquiera veía películas de miedo por eso mismo. Sin embargo ninguna de sus protestas conseguirían que su amigo lo dejase tranquilo.
-¡Hola a todos! ¡Ya estamos aquí! -SangHo saludó a todos sus amigos que los esperaban en la entrada del cementerio. A algunos de ellos los conocía de haber estado juntos en la piscina de SangHo, pero a lo demás ni de verlos por la calle.
-Habéis tardado, eh. Ya pensábamos que os habiais cagado en los pantalones -dijo uno llamado SeBin al que sí que conocía.
-Estábamos poniéndonos guapos para la ocasión -esa fue la respuesta de SangHo. No era la realidad, pero imaginaba SangIl que no iba a decir que era porque se había resistido a ir.
-Imposible, eres demasiado feo -bromeó SeBin provocando que SangHo le diera un golpe en el brazo.
Y con esas últimas palabras, el grupo de chicos fue avanzando por el cementerio. No parecía lo que era. En un principio todo era campo, había flores y pasto. Pero nada de lo que su mente había recreado a causa del miedo.
Sin embargo, cuando se estaba relajando, cuando creía que no pasaría nada, el sol comenzó a desaparecer en el horizonte. Estaba anocheciendo y aquello tomaba otra forma de verse. Cuando la oscuridad se cernía sobre ellos, y estaban alumbrados solo por la luna y por las linternas, sí que parecía un cementerio abandonado.
Los árboles a su alrededor formaban sombras extrañas, y cualquier sonido que no tuviera que ver con la conversación que tenían los chicos por delante suya, lo asustaba. Sin quererlo, había quedado rezagado, el último. Pero porque ahora iba más pendiente de si algo les seguía o cualquier crujido que produjera algún animal.
-¿Por qué te has quedado tan atrás? -la presencia de un chico que no conocía de nada lo asustó. No se lo esperaba a su lado tras haberse girado unos segundos-. Perdón, creo que te he asustado. No era mi intención.
-Nada, no pasa nada... -murmuró SangIl, notando como su corazón estaba completamente acelerado a causa del susto.
-Eres el amigo de SangHo ¿no? -SangIl asintió con la cabeza ante su pregunta-. Yo soy SuHyun.
-SangIl... -se presentó ante la amplia sonrisa que el chico le mostraba. A pesar de estar casi a oscuras, podía ver lo brillante que era su sonrisa.
-No se te ve con muchas ganas de estar aquí -comentó SuHyun caminando a su lado.
-No quiero estar aquí. Veo muy absurdo pasar miedo por diversión -SangIl no fue como su amigo, fue totalmente sincero con ese chico a pesar de conocerlo de unos segundos.
-En realidad no es para tanto, no sé que te habrá contando SangHo, pero no da miedo alguno. Además hay luna llena y se verá todo mucho mejor -SuHyun levantó la cabeza mirando el cielo y señalando al astro que tenían sobre todos ellos.
-Bueno, ya lo iremos viendo.
-Venga, no seas negativo. Lo vas a pasar bien. Si quieres, me quedo a tu lado para que no lo vayas a pasar mal.
-No necesito que estés conmigo, tampoco te lo he pedido -le respondió SangIl ante su osadía de decirle aquello sin ni siquiera conocerlo.
SuHyun no le dijo nada más. Simplemente dejó el tema estar. Pero aun así el chico siguió caminando a su lado, con las manos metidas en los bolsillos y en silencio. No le había pedido que se quedara con él, pero si lo hacía porque le apetecía, no iba a ser él quien lo echara. La verdad y siendo sincero con él mismo, prefería estar acompañado.
El grupo de chicos se detuvo cuando entraron a una zona que no le hizo gracia a SangIl. Al bajar la mirada al suelo, comenzó a encontrarse lápidas destruida. Iban pisando tumbas conforme avanzaba. Un escalofrío le recorrió el cuerpo desde el final de su columna.
-¿Por qué nos paramos? -preguntó SangIl para casi sí mismo, pero fue SuHyun quien le respondió.
-Creo que vamos a pasar la noche aquí -dijo con indiferencia.
-¿Sobre estas lápidas rotas? -preguntó horrorizado. No le hacía especial gracia pasar la noche sobre unas tumbas de a saber cuántos años llevaban ahí. Sentía que estaba profanando un lugar sagrado y que lo pagaría al final.
-Bueno, es un lugar fresco y se está bien. Otros años lo hemos hecho aquí también y no ha pasado nada. Ni tiene que pasarlo -era como si las palabras de SuHyun intentaban calmarlo, pero para nada lo conseguía.
-Sin contar que debajo de nuestros pies hay tumbas.
-Directamente no pensamos en ello -SuHyun le sonrió como si se tratara de lo más normal del mundo. Sin duda los chicos lo hacían todos los años, pero él no estaba acostumbrado a ello y no le gustaba. Iba a pasar una mala noche.
SangIl se quedó un poco apartado, porque no sabía qué hacer. Estaba muy incómodo. Miraba a todos lados. Cualquier movimiento, cualquier soplo de aire que movía una hoja, lo alteraban completamente. Estaba más pendiente de lo que le rodeaba que lo que hacían los otros.
El grupo de chicos se habían reunido en forma de círculo mientras hablaban de sus cosas. Él se sentó próximo a SangHo. Al menos estar al lado de su amigo le calmaba, a pesar de no ser lo suficiente. Sin embargo, SuHyun se sentó a su otro lado, con una sonrisa en los labios ¿es que tenía algo en la cara para estar todo el rato sonriéndole?
-¡Ey! ¿Y si contamos historias de miedo? Nos alumbramos con las linternas y esas cosas para hacerlo más siniestro -dijo SeBin desde el otro lado. El resto de chicos respondieron de acuerdo a su propuesta, mientras que el rostro de SangIl se tornaba blanco. Lo que le faltaba para rematar la situación, historias de miedo para que acabase emparanoiándose más. ¿Aún tenía la opción de volver a casa con cualquier excusa barata?
La mirada de SangHo se encontró con la suya. Pero su amigo se encogió de hombros y siguió la idea de SeBin. Era consciente que esas cosas no le gustaban y aun así lo había obligado ir hasta allí. Si sobrevivía a esa noche, se encargaría de SangHo al día siguiente.
SangIl se encogió sobre sí mismo en el suelo, rodeando sus rodillas con los brazos. Se había levantado algo de aire, haciendo que las hojas de los árboles de movieran. Tenía que pensar en otras cosas. Los chicos habían empezado con sus historias y SangIl no encontraba ningún método para evadirse de la situación. Esas terroríficas historias penetraban dentro de su cabeza haciéndoselo pasar mal ¿pero de donde sacaban tanta imaginación para contar ese tipo de historias?
En sus inútiles intentos de pensar en otra cosa, SangIl se percató que SuHyun estaba ahora más cerca suya que en un principio ¿a qué jugaba? ¿es que tenía frío y por eso se acercaba más o era más bien por qué también tenía miedo y antes se estaba haciendo el fuerte?
-¿Tienes miedo? -le preguntó SuHyun al descubrir que se había quedado mirándolo fijamente.
-¿Y tú? -SangIl le devolvió la pregunta como un acto reflejo al ser descubierto mirándolo.
-Yo no. No me creo nada de lo que cuentan, lo veo como un chiste -SuHyun soltó una leve carcajada. Era raro.
-Pues qué suerte, a mí me parece de lo más real...
-Eso es por el ambiente. Si mañana durante el día lo piensas bien, verás que es absurdo y que no tienen razón de ser real -qué seguro y tranquilo estaba SuHyun y qué envidia le estaba dando, ¿por qué él estaba asustado?
Tras unas historias más que calaron bien hondo en SangIl, los chicos dieron finalizada su velada. Algunos decidieron que se iban a dar un paseo por allí para intentar pasar toda la noche despiertos, otros como él prefirieron quedarse allí e intentar dormir. Incluso SuHyun se quedó por lo contrario a SangHo, que fue el primero en ponerse en pie y alejarse.
Lo cierto es que muy pocos se quedaron en lo que era como su campamento por esa noche. Tres chicos más sin contar a SuHyun y a él mismo. Ninguno de esos chicos lo había conocido antes, por lo que se sentía algo incómodo y fuera de lugar. Aunque tampoco le daba mucho tiempo ya que tenía al otro constantemente pendiente de él.
-No has traído nada para dormir por lo que veo -SuHyun sacó de su mochila una amplia manta que puso sobre el suelo para poder tumbarse en ella y no sobre la tierra y lo que hubiera allí de más.
-Lo que teníamos se lo ha llevado SangHo en su expedición -lo miraba con envidia. Al menos podría dormir más tranquilo.
-No importa, puedes dormir conmigo. Te dejo un lado -se ofreció el chico con una agradable sonrisa una vez ya tuvo su manta extendida.
-Tampoco quiero molestarte.
-No me molestas. Vente, entramos los dos -SuHyun se tumbó a un lado, dejando espacio para que él entrara.
Lo cierto es que estaba deseando hacerlo. No sentir el frío suelo ni pensar lo que podría haber bajo tierra justo donde estaba. Sin hacerlo de rogar mucho más, SangIl se puso a su lado, tumbado boca arriba.
El silencio reinó el lugar. Los tres chicos se quedaron completamente dormidos al instante. No sabría decir exactamente de SuHyun, pero por su parte, no había maneras de cerrar los ojos y estar tranquilo. Cualquier ruido que escuchaba cerca suyo, le erizaba la piel y lo obligaba a mantenerse en guardia. Como si de la nada fuera a aparecer un fantasma o un muerto se fuera a levantar de su tumba.
SangIl era consciente de que se trataba de una estupidez, que eso jamás pasaría. Sin embargo tras escuchar tantas historias que trataban de ello, de estar a oscuras y a la intemperie, no era algo que ayudara mucho a intentar convencer a su cabeza que nada de eso era real.
El crujido de una rama a causa de algún animal cercano hizo que SangIl se asustara. Un quejido escapó de sus labios a la vez que se encogía. Aquello último era lo que menos necesitaba. Quería irse a casa, aunque fuera la casa de su amigo. Pero al menos allí se sentía más protegido. Maldecía todo profundamente, y lo único que quería era que todo pasara cuanto antes y amaneciera.
Sin embargo, fue otra cosa la que le hizo sentirse un poco mejor. SuHyun pasó descaradamente un brazo por su cintura. Lo estaba abrazando. Sus cuerpos ahora estaban juntos cuando se removió hacia él. En otras circunstancias, SangIl lo hubiera mandado bien lejos, pero realmente necesitaba sentir que estaba con alguien y no solo.
Fue eso un acto clave para que su mente se relajara lo suficiente como para caer en un profundo sueño lleno de zombies y muertos.
-El que decía que tenía miedo y está dormido como un tronco ¡Despierta SangIl! ¡Que nos vamos! -la voz de su amigo SangHo lo sacó del mundo de los sueños.
-Qué... ¿qué pasa? ¿qué quieres? -preguntó el chico aún medio adormilado y sin ser consciente de donde se encontraba.
-¿Que qué quiero? Que te levantes que nos volvemos a casa, cabezón -fueron esas palabras las que terminaron de hacer que SangIl pusiera los pies en la tierra.
Estaba en aquel cementerio, era de día y él se acababa de despertar ¿cómo acabó quedándose dormido si estaba tan asustado? Entonces lo entendió todo. Fue el contacto con SuHyun lo que le hizo sentirse mejor y poder dormir de verdad.
-Ve tirando, ahora voy yo -le dijo SangIl a su amigo una vez que divisó a SuHyun a unos metros de ellos.
Se levantó de la manta que era del chico y la dobló tras sacurdirla con mucho cuidado. Al menos tenía una excusa para decirle algo.
-Muchas gracias por dejarme dormir en tu manta... y por hacer que pudiera dormir... ha sido todo un detalle... -confesó SangIl al entregar la manta perfectamente doblada.
Al menos esperaba una respuesta por parte del otro chico, pero SuHyun le dedicó una sonrisa y lo abrazó. Un abrazo un tanto extraño que no tenía ningún sentido pero que a la misma vez, provocaba que se sintiera mejor que nunca.
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