domingo, 20 de agosto de 2017

(Kaisoo) Dirty Dance -Mini serial- Capítulo 1



Título: Dirty Dance

Pareja: Kaisoo (Kyungsoo + Jongin) [EXO]

Tipo: Yaoi

Géneros: Romance Fluff | Drama

Clasificación: M

Advertencias: Lenguaje grosero | Violencia | Lime

Sinopsis: Kyungsoo, a quien todo el mundo llama Do, es un inocente y aburrido adolescente de dieciocho años. Un verano su familia y el viajan a un balneario en donde trabaja Kim Jongin, un experto profesor de baile y amante consumado. Y, aunque pertenecen a clases sociales muy distintas, cuando la música suena la diferencias que los separan desaparecen

Notas: Inspirado completamente en "Dirty Dancing" la película de 1987. Este es un serial de verano especialmente adaptado, así que no transcurrirá del mismo modo que el la película original. La idea surgió cuando volví a ver hace unos meses la película y en cada escena veía a Kai y a D.O.
Quiero aclarar que siento mucho utilizar a varios miembros de Exo y a Lee Sooman como antagonistas en la historia, en verdad les aprecio mucho. Eso es todo por el momento, espero que os guste tanto la historia como a mí rehacerla.


Corría el verano del 2009, y todo el mundo le llamaba Do sin que a este se le pasara por la cabeza la idea de protestar. Eso fue antes de que Corea del Sur fuera tan conocida internacionalmente, y de que hubiera una mujer al frente del gobierno. Cuando la sexualidad de las personas aún era un tema a evitar y Kyungsoo creía que entrar en la Universidad de medicina era lo único que importaba.
El chico, de aspecto menudo y escuálido, estaba sentado en el asiento trasero del coche familiar, mientras este se movía a gran velocidad por la carretera en dirección a su temporal residencia veraniega. Se encontraba apretujado contra la puerta, ojeando uno de los libros de anatomía que hacía años su padre había utilizado en la carrera. A su lado estaba su hermano mayor, Baekhyun, que no paraba de mirarse en el espejo para arreglar su cabello cada vez que el viento que entraba por las ventanas y le despeinaba.
En los asientos delanteros quedaban su madre, una amable mujer que dirigía un pequeño negocio de telas y perfumes; y su padre, el hombre al que más admiraba y que era su modelo a seguir.
- Ya casi hemos llegado. - dijo el señor Byun, provocando que sus dos hijos dirigieran la mirada a través de las ventanas del coche para comprobar si era cierto.
Pero para decepción de ambos solo encontraron a pocos metros por delante de ellos, y apostado a un lado de la calzada, un gran cartel que anunciaba una próxima salida hacia el lago.
- "Campamento de montaña y balneario LSM. Lee Sooman le da la bienvenida. Disfruten de su visita.". - leyó en voz alta Baekhyun con un tinte aburrido en su voz.
Ese verano la familia Byun viajó hasta Busan. En aquella especie de estación de montaña junto al lago habían grandes y llamativos edificios de madera blanca y piedra, con tejados anaranjados y ventanas de color verde espuma de mar.
Nada más llegar a la zona de aparcamiento Kyungsoo pudo ver por la ventana el gran lago y sus alrededores llenos de cuidada y elegante vegetación. Más no pudo prestar mucha atención al paisaje porque pronto la potente, y ligeramente aguda, voz de su hermano logró oírse hasta el lugar más recóndito de su cabeza.
- ¡Oh, Dios mío! Mira eso. - dijo asomando la cabeza por la ventana del coche  -. ¿Has visto el equipaje que traen los de allí? - añadió señalando a una familia que había aparcado a unos veinte metros de ellos y que bajaban grandes baúles y maletas -. Debería haber traído mis otros trajes y tres pares más de zapatos al menos.
- Pero, cariño... - dijo su madre sorprendida por la declaración de su hijo mayor -... Si has traído diez pares.
- Pero los demás habrán traído más ropa que yo, no quiero empezar a repetir conjuntos antes que nadie. - replicó Baekhyun.
- No es para tanto, en el mundo ocurren peores tragedias. - dijo su padre una vez salió del vehículo -. Por ejemplo los desastres naturales o el hambre en el mundo.
- O los refugiados que huyen de la guerra. - añadió Kyungsoo cerrando al fin su libro y quitándose las gafas de leer para mirar a su hermano.
- ¡Cállate Do! - dijo el mayor de los hermanos, abriendo con aire enojado la puerta trasera para alejarse del menor.
Fuera, a aproximadamente cien metros, había un hombre con un megáfono anunciando las actividades programadas de la mañana, pero nadie le prestaba la más mínima atención. Habían decenas de botones y familias pasando junto a él, cargando con sus maletas y resoplando con fuerza por el esfuerzo.
Kyungsoo volvió la vista tristemente a su libro, sabiendo que no dispondría de mucho tiempo para leerlo aquel verano. Cuando estuvo a punto de abrirlo nuevamente, su madre golpeó la superficie del cristal de su ventana con los nudillos y le indicó que bajara. El muchacho suspiró y guardó el volumen bajo el brazo mientras accionaba la manecilla de la puerta para abrirla. Y de pronto...
¡BAM!
La puerta parecía haber golpeado con fuerza algo sólido, pero Kyungsoo no había visto ningún pivote o objeto apostado previamente junto a su puerta. Sólo cuando oyó unos lastimeros quejidos, y vio una mano aparecer desde el suelo para apoyarse en el cristal, supo que había derribado a una persona. Su botones, siendo exactos.
Y lo único que pudo hacer en ese momento fue contener una carcajada antes de salir del coche y ayudar al muchacho a levantarse.
- Qué torpe. - musitó Baekhyun desde detrás del maletero, esperando que alguien bajara el baúl que llevaba sus pertenencias.
Kyungsoo le ignoró y, tendiendo una mano al otro, le sonrió a forma de disculparse.
- Perdona, no te vi. - dijo el menor.
Aunque una vez que el botones se puso en pie aquella excusa no parecía creíble ya que el chico fácilmente superaría el metro noventa de altura. Kyungsoo se sintió encoger varios centímetros solo con estar cerca de él, lo que no le hizo mucha gracia ya que era el más bajo de su familia con apenas un metro sesenta y cinco de altura.
- ¿Estás bien muchacho? - preguntó el señor Byun, pasándole la mano por el hombro y mirando el aspecto del ayudante.
- Sí, sólo ha sido un pequeño golpe, no se preocupe. - rápidamente se sacudió el pantalón y caminó hasta el maletero del coche, en donde Baekhyun le dedicaba una mirada desdeñosa - ¿Les ayudo con su equipaje?
Sin embargo, Kyungsoo notó cómo cojeaba ligeramente y vio aparecer lentamente en su brazo izquierdo una gran contusión que adquiría un color carmín. Fue cuando iba a decirle a su padre que se acercara a revisar el tobillo del botones, que este se alejó de pronto de su lado.
- ¡Doctor Byun! - a pocos metros de ellos un hombre de mediana edad, más mayor incluso que su padre, se dirigía hacia ellos con los brazos abiertos.
- ¡Lee! - respondió el señor Byun dando los últimos pasos hasta él y estrechandole la mano con fuerza.
Kyungsoo nunca había visto a aquel hombre, estaba completamente seguro de ello. Pero, por cómo se trataban aquellos dos, parecía que fueran amigos de toda la vida.
- ¡Por fin! Después de tres años he conseguido que venga a mi complejo. - dijo el hombre, que vestía de forma muy elegante para estar en su lugar de veraneo -. Empezaba a creer que jamás cederías.
El señor Byun río con sinceridad y le llevó con su familia, que esperaba junto al vehículo sin moverse ni un ápice, sin haberse perdido ni un segundo de esees reencuentro.
- Le presento a mi familia. Mi mujer Victoria y mis dos hijos Baekhyun y Do. - dijo señalándolos con una mano -. Chicos, este es el señor Lee Sooman.
- Es un placer tenerles aquí. - el señor Lee se inclinó levemente a modo de saludo frente a toda la familia, pero pronto reparó en los dos hermanos y se dirigió a ellos con una sonrisa -. Quiero que sepáis que, si no fuera por este hombre, yo a estas horas estaría muerto.
Tanto Kyungsoo como Baekhyun se miraron entre sí, su padre no les había contado nada de antemano y no sabían qué decir en respuesta. Pero no hizo falta, ya que los ojos del dueño del lugar pronto recayeron sobre otra persona.
- ¡Chanyeol, no te quedes ahí parado! - gritó de repente mientras observaba al botones - ¡Termina de bajarles el equipaje de una vez!
Al parecer el chico se había distraído y estaba parado con un maletín aún en la mano, mientras observaba a la familia hablar con su jefe. Pero pronto volvió a su labor con las orejas rojas de vergüenza.
- Sí, señor. - se apresuró a responder al tiempo que sacaba con mucho esfuerzo el baúl de Baekhyun -. Enseguida lo tendrán.
- Es un poco torpe, pero en el fondo es buen chico... - se disculpó Lee - ¡Casi lo olvidaba! Les he reservado el mejor bungaló, con vistas al campo de golf. Todo para usted y su encantadora familia...
Mientras sus padres hablaban con el dueño y Baekhyun buscaba un lugar con sombra, Kyungsoo se dirigió hasta la zona trasera del coche y le echó una mano a Chanyeol, que empezaba a sudar para transportar el baúl hasta el carrito para las maletas.
- Oh, muchas gracias. - dijo cuando finalmente colocaron aquella monstruosidad sobre el carrito con ruedas -. Con esa fuerza podrías trabajar aquí si quisieras.
Kyungsoo sintió un poco de lástima para sus adentros mientras veía cómo, a pesar de estar herido, el muchacho sonreía y trabajaba con empeño. Y le pareció un empleado admirable, hasta que le vio tropezar con sus cordones y desparramar su maleta de estudio por el suelo. Sólo entonces, y comprobando que nadie le viese, se permitió golpearle la cabeza con un libro antes de ayudarle a ponerlo todo nuevamente en su sitio.
Aquella mañana la familia Lee se ocupó únicamente de instalar todas sus pertenencias en la cabaña. Tras la comida, toda la familia al completo participó en una clase de baile de salón con una maestra joven, casi de la misma edad que Baekhyun, quien no paraba de escoger hombres a azar en la sala para dar explicaciones de como bailar en pareja un baile de salón.
- Espero que no les importe, mi compañero ha sufrido una avería en el camino y no podrá ayudarme con la clase. - explicó al comenzar la práctica.
Más tarde pasearon por los alrededores y conocieron a los vecinos de las cabañas más cercanas. Cuando anocheció todos empezaron a prepararse para ir a cenar al gran comedor, que anunciaba música de piano junto con un menú de la zona.
Más Kyungsoo se aburría terriblemente esperando a que su madre y Baekhyun terminaran de arreglarse. Así que le pidió permiso a su padre para ir a dar un vistazo a la decoración del edificio principal, llevando con él un libro a escondidas y así poder leer en paz un par de minutos antes de la cena.
Se suponía que esta noche les asignarían una mesa y que les pertenecería hasta el final de las vacaciones. Así que creyó que podría sentarse allí y esperar a que su familia llegara. Más, al asomarse por una de las puertas laterales, vió que los camareros aún estaban poniendo los manteles y la cubertería.
Iba a marcharse al porche delantero y así sentarse en un banco cuando oyó a Sooman hablar de repente.
- Aquí hay dos clases de empleados. Vosotros, los camareros, que habéis ido a la Universidad. Yo mismo os fui a buscar allí sin importar que fueran públicas. - tras decir aquello el hombre apareció en el campo de visión de Kyungsoo, parecía estar rodeado de camareros jóvenes que le escuchaban con atención - ¿Por qué hice eso? ¿Por qué?
A Kyungsoo también le interesaba saberlo porque, ¿qué importaba ir a la universidad para servir una mesa?
- No es preciso que os lo recuerde que esto es un centro vacacional familiar. Eso significa que no quiero dedos dentro de los vasos, pelos en la sopa y que tendréis que entretener a los hijos de los clientes... A todos. - dijo haciendo especial énfasis al final del discurso -. Incluso a los chicos.
A Kyungsoo le pareció que había oído mal aquel final, ¿acaso no se encontraban en un centro de excelencia? No tenía sentido que recurrieran allí a tales artimañas para conseguir... Un momento, ¿qué esperaban conseguir exactamente?
- Les subiréis a la terraza a mirar las estrellas, ¡les enamoraréis! ¿Entendido? - poco a poco Do empezó a sentir un malestar en la boca del estómago, aquello no parecía real -. Bien, ya lo sabéis...
De pronto, por una esquina dos hombres entraron con pasos rápidos, intentando no llamar mucho la atención ni interrumpir el discurso.
- Hola chicos. - saludó cortésmente él más bajo de los dos.
Cuando pasaron bajo las luces del salón Kyungsoo pudo reconocer al otro, el más alto. Era el mismo chico que esa mañana había golpeado con la puerta del coche de su padre, sino recordaba mal se llamaba Chanyeol.
El otro, un poco más bajo llevaba puestas las gafas de sol oscuras a pesar de que ya estaba anocheciendo. Iba vestido con pantalones largos y una camisa de algodón de manga corta que le quedaba bastante ajustada. Y como remate final, llevaba un par de botas negras que parecían dar bastante calor.
- Eh, espera...espera. - dijo Sooman dirigiéndose a los recién llegados - ¡Mirad quién aparece al fín!
Parecía que el hombre se dirigía a uno en especial de los dos, así que Kyungsoo se fijó en la cara de Chanyeol, pero este no hacía más que mirar al suelo. Entonces se fijó en el otro, justo cuando este se quitaba las gafas y dejaba al descubierto unos ojos rasgados de un color marrón oscuro que parecían retar con la mirada a Sooman.
- Escúchame atentamente sabelotodo, lo tuyo es diferente. - dijo el dueño, esta vez dirigiéndose inequívocamente hacia el amigo de Chanyeol -. Puedes bailar con ellos, enseñarles algunos pasos... ¡Pero nada más!
Por cómo la veintena de camareros miró al muchacho, Kyungsoo supo que era bastante conocido en el lugar, y se atrevió a suponer que no por algo bueno.
- Nada de confianzas o de cuchicheos. ¡Manos fuera! ¿Entendido? - Añadió Lee antes de caminar hasta una de las mesas y corregir a un camarero que parecía novato.
- En estos sitios siempre es igual. Puedes acostarte con ellas en el bosque, pero nada de conversación. - musitó por lo bajo Chanyeol.
Pero no lo suficiente bajo ya que el mismo Do pudo escucharlo al otro lado de la puerta.
- Ten cuidado con lo que dices muchacho. - le advirtió Sooman antes de marcharse a la cocina.
Hubo un par de risas y luego Chanyeol salió a paso rápido de allí por la puerta de servicio.
- ¿Crees qué te acordaras de todo Jongin? - dijo de pronto un camarero de cabello rubio y ojos afilados como cuchillas -. Me refiero a con quién puedes acostarte y con quién no.
Hubo otro murmullo esta vez menos contenido por parte de los camareros, y entonces vio como el recién nombrado Jongin avanzó con rapidez hasta el camarero y le agarró del cuello de la camisa con fuerza.
- Tú ve por delante enseñándoles tu pollita, - respondió con violencia, enseñándole los dientes - que yo me encargaré de consolarlas cuando las espantes.
De pronto el silencio llenó la estancia. Tras una corta mirada de advertencia, Jongin soltó al chico y luego se marchó por la misma puerta que había usado Chanyeol.
Después de eso Kyungsoo volvió caminando semiagachado hasta el porche delantero y abrió su libro justo por la mitad. El corazón le latía con fuerza en las orejas, y su pecho subía y bajaba a gran velocidad.
Al parecer aquel sitio no era tan elegante y recatado como creía. Agradecía no haber sido descubierto, de modo que decidió simular que aquello nunca había ocurrido y que él nunca había oído ninguna conversación a escondidas. Era mejor no meterse en asuntos tan poco lícitos, además, estaba seguro de que ni él ni su hermano iban a caer en los encantos de ningún camarero.
Pero eso fue antes de ver el rostro iluminado de Baekhyun al descubrir que tendrían un chico guapo e inteligente sirviendoles cada día. Ciertamente el mismo de melena rubia que había visto antes discutir con el amigo de Chanyeol.
- Doctor Byun, señora Byun, muchachos...- dijo Sooman acercándose a la mesa con una mano puesta sobre el chico -. Les presento a Oh Sehun, su camarero. Estudiante de Medicina de último año.
Y aquello no paraba de empeorar, pues de pronto los ojos del señor Byun brillaron con interés hacia el joven.
- Ah... Do pronto empezará la carrera en la UM. - reveló su padre sin pensar en si su hijo prefería no revelar su campus a un perfecto desconocido.
Kyungsoo hizo lo que pudo por no sobrerreaccionar a la mirada lasciva que le echó a continuación Sehun, y durante el resto de la cena se encargó de no levantar la mirada del plato.
A pesar de ser una cena tranquila el pobre estaba tan nervioso que se le hizo eterna. Solo al acabar el último plato pudo suspirar de alivio, contando los segundos para abandonar la mesa y ponerse a salvo.
- Mira cuantas sobras, darían para alimentar a un niño hambriento. - comentó de pronto la señora Byun -. Do, cielo, ¿dónde sería mejor mandarlas?
- En el sudeste de Asia siempre hay refugiados, y también en el norte de África. - declaró el menor, de pronto olvidando su temor y alzando la vista para ver la comida que sobraba con interés.
- Sehun, haz el favor de envolverlo todo y asegurarte de que se mande al sudeste de Asia. - pidió amablemente el señor Byun -. ¿Sabías qué mi hijo está deseando servir allí cuando sea doctor? Quiere cambiar el mundo.
- Es interesante... - dijo Sehun volviendo a clavar su mirada en el más bajo, pero este la evitó de inmediato -. ¿Y el señorito Baekhyun tiene algún propósito así de motivador? - preguntó de pronto cambiando su objetivo.
Kyungsoo tardó en darse cuenta de que ahora el camarero concentraba toda su atención Baekhyun. Pero cuando logró advertirlo ya había perdido la batalla, lo supo con observar a su hermano sonreír estúpidamente a aquel gañán.
El menor intentó avisar del peligro a su hermano, llamándole por debajo de la mesa con unos golpes en la pierna. Pero sólo consiguió que el otro le propinara una dolorosa patada en la espinilla.
Solo por eso decidió que no le contaría nada de lo que había oído a Baekhyun, al fin y al cabo aprendería mejor la lección de ese modo. Y así, la próxima vez no caería tan fácilmente ante un chico guapo.
No hace falta decir que el mayor de los hermanos había estado poniendo ojitos durante toda la cena al camarero, por eso cuando vio su oportunidad llegar no perdió el tiempo.
- Siempre ayudo con recogidas benéficas de ropa, yo mismo doy muchas de mis cosas a los necesitados. - explicó mientras interpretaba el mejor bulo que Kyungsoo le había visto decir en años -. Pero mi sueño es convertirme en un cantante mundialmente famoso y celebrar conciertos benéficos por todo el mundo.
Baekhyun nunca había regalado nunca nada por voluntad propia, más bien a regañadientes ¡Si por donar fuera no donaba ni sangre! Además, Kyungsoo conocía su verdadero sueño, ser un artista en el mundo del pop y tener un vestidor  únicamente para sus zapatos.
De modo que el menor tuvo que morderse la parte interna de la mejilla para no reírse de la declaración de su hermano. Y luego, muy solemnemente se aseguró de colaborar en aquella sarta de mentiras.
- Sí, de entre todos Baekhyun es quien siempre piensa más en los necesitados. - dijo, haciendo un esfuerzo sobrehumano para que no se le escapara la risa al hablar -.Tenemos suerte de tener en la familia a alguien tan inspirador.
Los padres de los chicos se miraron entre sí en total confusión y, tras finalmente abandonar el salón, se acercaron a interrogar a Baekhyun sobre aquella inesperada confesión. Que el muchacho tuvo que reafirmar muy a su pesar.
La familia entera decidió continuar con la noche en el salón de baile, que estaba en el edificio de al lado. Pero una vez allí, para desgracia de Kyungsoo, las presentaciones no cesaron.
- ¡Doctor! - aquella voz que parecía perseguirles pertenecía sin duda a Lee Sooman, de modo que Kyungsoo no se molestó en girarse a comprobarlo y siguió sentado mirando como Baekhyun y su madre bailaban un vals.
- Lee, no sabía que estarías más tarde aquí, deberías descansar un poco o empeorará tu salud. - le respondió el señor Byun poniéndose en pie y dándole una suave palmada en el hombro.
- No podría, al menos no por ahora. Hay tanto que organizar... - dijo a modo de excusa -. Pero no venía a ti por eso, en realidad me gustaría presentarte a mi sobrino.
Kyungsoo alzó la vista justo a tiempo de ver al anciano llamar con la mano a un muchacho de su edad que vestía de forma demasiado elegante y ostentosa, incluso para él. Era poco más alto que el mismo Do y despedía un aire aristocrático con solo verle andar hasta ellos.
- Él es Lee Junmyeon, empezará la universidad este año en Hostelería. - dijo a modo de presentación el señor Lee -. Hace un momento me dijo que estaba aburrido y pensé que él y Kyungsoo podrían entablar una buena amistad.
Con tan sólo mencionar su nombre sintió la mirada del otro chico recaer con fuerza sobre él. Y de pronto Kyungsoo agradeció no haber escogido esa noche sus sandalias de goma.
Fue cuando el otro le dedicó una sonrisa complaciente que pudo respirar de nuevo. Y antes incluso de darse cuenta ya había sido arrastrado lejos de su padre para hablar sobre sus estudios.
- Así que medicina... Intuyo que por continuar la tradición de médicos en la familia Byun. - Kyungsoo creyó que era mejor no rebatir con aquel chico y asintió a pesar de que aquello no era del todo cierto -. Te entiendo perfectamente, soy hijo único, así que me haré cargo del negocio familiar. Comenzaré a trabajar en los hoteles y restaurantes de mi padre una vez vuelva de Inglaterra el año que viene. ¿Tú estudiarás fuera?
Kyungsoo no paraba de ver a las personas bailando y riéndose empezaba a aburrirse de estar allí parado sin hacer nada. Bueno, escuchar cómo aquel muchacho no tenía ningún reparo en presumir ante él.
- No, prefiero graduarme en la misma universidad en que lo hizo mi padre. - dijo mientras observaba a sus padres empezar a bailar una canción lenta.
No pudo evitar sonreír al ver como la mujer pisaba continuamente los pies de su padre y este hacía muecas de dolor. Por otro lado Baekhyun parecía haberse esfumado de la sala en algún momento.
- Ah...ya entiendo. - dijo Junmyeon acercándose a su oreja para susurrarle -. Tirando de los hilos con amistades en el profesorado.
De pronto Do sintió que un balde de agua fría caía sobre su cabeza, metafóricamente hablando. Había juzgado demasiado bien, y muy pronto, a ese niño rico. Quería responderle y dejar claro que era honesto y un estudiante justo. Pero entonces recordó el imperio que manejaba la familia Lee, y lo que pasaría si discutía con Junmyeon, por lo que se mordió la lengua.
Unos segundos después una pareja joven llegó al salón y de forma muy sutil se colocó en mitad de la pista, bailando con desbordante entusiasmo. Tanto que incluso Kyungsoo, quién no era de halagar fácilmente a otros, reconoció que tenían verdadero talento.
- Ah, no deberían hacer eso... - dijo Junmyeon con aire de desaprobación.
- ¿Por qué? - preguntó interesado el menor - ¿Quienes son?
Pero tras preguntar aquello, él mismo los reconoció a ambos, a su profesora de baile de la mañana y al amigo de Chanyeol.
- ¿Esos? Unos profesores de baile, su misión es que los huéspedes estén contentos y entretenidos. - explicó escuetamente Junmyeon -. Pero no deberían hacerlo tan bien, acabarán desanimando a la gente.
Fue entonces cuando Kyungsoo reparó verdaderamente en el bailarín. Tenía hombros anchos, piernas largas y los músculos de sus brazos parecían esculpidos por el propio Miguel Ángel. Aquel era uno de esos hombres que a Baekhyun le quitaban el hipo.
Pero cuanto más le observaba, más podía advertir que Jongin no solo tenía un cuerpo bonito, sino que también era endiabladamente guapo. Tenia un moreno color de piel que resultaba electrizante y una media melena oscura que ondeaba sensualmente con cada movimiento. Además, cuando sonreía a la mujer, sus rectos dientes parecían brillar entre sus carnosos labios.
El baile era hipnotizante por su belleza y despedía un sentimiento pasional que a muchos dejaba sin aliento. Pero, al otro lado de la sala de pronto apareció Sooman y, con un corto y amenazante gesto, les instó a que pararan su actuación. El público les aplaudió con entusiasmo un largo rato antes de que la pareja se separara y sacara a bailar a otras personas con ellos.
Más los ojos de Kyungsoo no se despegaron del muchacho en ningún momento, o por lo menos hasta que alguien se colocó frente a él, obstruyendo su campo de visión.
- ¿Qué chicos, os divertis? - preguntó su padre despertándole del ensueño en el que estaba metido.
- Sí, pero tendrá que disculparme. En pocos minutos tendré que ir al otro salón y encargarme de vigilar el transcurso de los juegos. - le respondió Junmyeon.
Kyungsoo pudo notar el descaro y la confianza con la que le habló a su padre, pero al parecer fue el único. Ya que este sonrió con amabilidad y no pareció molesto.
- Ya veo, aunque Do podría ir a verlos también, ¿no? - comentó su madre de la nada -. Así no te aburrirás aquí sólo.
- Estupendo, incluso podría ayudarnos con el número de magia. Necesitamos un voluntario de entre el público y me preocupa que nadie se ofrezca. - dijo entusiasmo el chico mientras tres pares de ojos se clavaban en el más bajo del grupo - ¿Qué te parece Do?
Y así fue como el más bajo fue acorralado para participar en un absurdo truco de magia, en el que le partieron el cuerpo en dos ante un gran número de asistentes que parecían disfrutar de que le usarán como a un muñeco.
Nada más terminar salió a escondidas del lugar evitando encontrarse con Junmyeon de nuevo, y así volver a la seguridad y tranquilidad de su bungaló.
Era la primera noche que pasaba en aquel lugar, por eso, una vez que las luces de los faroles iluminaban los caminos no pudo encontrar el camino de vuelta. Todo el lugar parecía terriblemente diferente así que no supo que había escogido un sendero que llevaba en la dirección contraria.
Sólo cuando llegó a una bifurcación se dio cuenta de su error, ya que en ella habían dos carteles que indicaban a donde llevaban los caminos, y ninguno era a donde él deseaba ir. A la derecha los dormitorios de los empleados, y a la izquierda el oscuro camino al puerto privado.
Sin lugar a dudas un pequeño puerto en desuso y alejado del resto del complejo a esas horas era un lugar siniestro. Y, a su corta edad, Kyungsoo había visto demasiadas películas de terror como para querer protagonizar una en la vida real.
De modo que decidió dar media vuelta y volver por donde había venido, cuando de repente, nada más volverse, chocó contra algo.
- ¡Ahh! - se oyó de pronto junto a él.
Vale, más bien se había chocado contra "alguien". Y esa persona llevaba tres melones en sus brazos, que ahora intentaban caérsele al suelo debido al choque. Rápidamente Kyungsoo cogió uno y así el otro individuo pudo hacer malabares hasta poner las frutas a salvo.
- Uff, muchas gra... - comenzó a decir este.
Pero cuando los ojos de ambos se encontraron y reconocieron mutuamente, las disculpas y los agradecimientos quedaron olvidados.
- ¿Chanyeol? - preguntó el más bajo.
- ¿Do? ¿Qué haces aquí? - cuestionó el otro -. No debes andar cerca de los dormitorios de los empleados. Si alguien te viera...
Por como Chanyeol miraba a su alrededor con temor, supo que de verdad él no debería estar allí.
- No ha sido intencional, me he perdido. - explicó Kyungsoo.
- Pues tienes que volver ya, solo por estar hablando contigo podrían despedirme. - dijo el alto.
Entonces Do recordó lo que había visto esa tarde y la conversación que tuvo Sooman con el bailarín de las gafas de sol.
- No pasa nada, diré que me perdí. No dejaría que te echarán. - aseguró Kyungsoo comprometiéndose a defenderle frente a su jefe -. ¿Dónde tienes que llevar estos melones?


- A una fiesta en... ¡No! No te interesa, ¡vuelve por donde has venido! - le mandó, pero el menor solo rió en respuesta, sin moverse del sitio.
Por alguna razón Kyungsoo encontraba divertido meterse con el alto, quizá porque le evocaba tipo de afecto similar al que tenía con su hermano.
- Estos melones son muy pesados, déjame ayudarte a llevarlos. - insistió mientras echaba a andar hacia el camino bastante empinado de su derecha -. Es por allí no, ¿no?
- ¡E-espera! - le gritó Chanyeol, pero tras darse cuenta de que no debería llamar la atención corrió a su lado y habló mucho más bajo - ¿Te das cuenta de lo que nos puede pasar si te ven aquí? Tus padres te matarán y Sooman me matará a mi.
- Tranquilo, este será nuestro pequeño secreto. - aseguró Do.
El más alto murmuró algo para sus adentros, pero no volvió a protestar. Al contrario, nada más llegar a una gran cabaña llena de parejas bailando animadamente, condujo a Kyungsoo hasta la barra y le invitó a quedarse un rato.
- Sooman ni ninguno de los encargados entran aquí cuando organizamos una fiesta. - explicó con palpable alivio -. Dentro de estas cuatro paredes estamos a salvo.
El menor accedió ya que disfrutaba de la compañía del alto, y pronto Chanyeol saltó al otro lado de la barra para buscar algo sin alcohol para su invitado.
Echando un vistado a la gente que había allí, Kyungsoo rápidamente supo que se trataban de empleados de las cocinas y de limpieza, que con bastante escasez de ropa se restregaban unos con otros al ritmo de la música.
Do nunca había presenciado algo así, aquellos cuerpos tan pegados unos con otros y manos deslizándose por todas partes, incluso bajo la ropa. Francamente estuvo a poco de quedar sobrecogido, pero para su sorpresa, aquello le pareció excitante.
- ¿Dónde han aprendido a bailar así? - preguntó volviéndose hacia Chanyeol quien no había conseguido encontrar nada para el menor y le estaba cortando una rodaja de melón.
- ¿Qué dónde...? - dijo perplejo, como si nunca hubiera esperado que alguien le preguntaría eso nunca -. Es algo que se adquiere con la práctica, en mi pueblo se organizaban bailes en el granero. ¿Nunca lo has probado?
Kyungsoo negó enérgicamente con la cabeza. Y se metió en la boca un trozo de melón para no tener que dar explicaciones. Había recibido un par de clases antes de su graduación para poder bailar en pareja con alguna chica.
Pero nunca llegó a ponerlo en práctica ya que en la fiesta de fin de curso no tuvo acompañante. Es más en aquella ocasión se dedicó a ayudar a los de mantenimiento con los altavoces, las luces y asegurarse de que nadie tropezara con los cables. Él era un chico aburrido, y lo reconocía abiertamente.
- ¿Te imaginas que bailaran así en el salón principal mientras todos los clientes bailan un vals? A Sooman le daría algo. - comentó el alto riéndose de su propia ocurrencia -. Antes incluso preferiría cerrar el balneario.
A Kyungsoo no le cabía la menor duda de ello. Incluso sus padres, que habían aceptado la inclinación sexual de su hermano sin problemas, se horrorizarían al ver tal espectáculo.
- Mira, ese de allí es mi primo, Kim Jongin. - dijo señalando a el bailarín que acababa de entrar a la cabaña acompañado de su pareja, la maestra de baile -. Fue él el que me consiguió este trabajo.
El mencionado saludó a unos pocas personas antes de caminar hasta la pista y empezar a bailar nuevamente con su compañera, haciendo que varias personas a su alrededor silbaran y gritaran animándoles.
Kyungsoo vio varias piruetas y movimientos que le dejaban con la boca abierta. Si hubieran hecho algo así en el salón a más de un abuelo se le hubiera caído la dentadura postiza de la impresión.
- Hacen muy buena pareja. - dijo aplaudiendo con entusiasmo junto al resto una vez la canción acabó.
- ¿Verdad que si? - afirmó Chanyeol con orgullo -. Cualquiera diría que están casados y todo.
- ¿Lo están? - preguntó Kyungsoo.
- ¡No! ¡Para nada! - respondió el alto de inmediato mientras se reía con gana -. Jongin apenas tiene veintidós años y él es... Bueno, digamos que prefiere seguir soltero...
No llegó a terminar de hablar cuando Kyungsoo sintió un cuerpo caliente pegarse a su espalda.
- Eh, Chanyeol, ¿qué hace este enano aquí? - una voz gruesa sonó por encima de su cabeza haciendo que su corazón retumbara con fuerza contra su pecho.
Kyungsoo se giró lentamente y pudo ver por encima de sus ojos como otros de color castaño le taladraban con fuerza. Y no pertenecían a otro más que a Kim Jongin.
- Vino conmigo. - explicó Chanyeol, de pronto nervioso por la inesperada pregunta del bailarín -. Quiero decir, está conmigo. Nosotros...um...
- Le ayudé a traer unos melones. - resumió Kyungsoo intentando ayudar a Chanyeol.
Pareció que aquello le hizo gracias a Jongin, que sonrió de medio lado al menor. A continuación, y sin decir una palabra, dirigió una corta mirada de arriba a abajo a Kyungsoo. Y, un segundo después, se fue de nuevo a la pista para reunirse con su compañera de baile.
- Que tío más estúpido... - se dijo así mismo volviéndose hacia Chanyeol, quien había abierto una lata de cerveza y la bebía con avidez.
Kyungsoo notó que estaba inquieto, por cómo habló a partir de entonces, a veces tartamudeando. Pero lo más llamativo fue como el pobre parecía haberse vuelto más torpe de lo normal, tanto que a Kyungsoo le preocupó acabar en urgencias si permanecía muy cerca del otro.
- ¿Quieres bailar? - le preguntó de repente una chica a su espalda, tocándole suavemente el hombro.
Kyungsoo, que estaba con la boca llena de trocitos de melón giró la cabeza, aún de espaldas a la mujer, para ver quien era. Para sorpresa de este, se trataba de la profesora de baile, quien le miraba pacientemente esperando una respuesta. A su lado se encontraba Jongin, que sonreía disfrutando de la expresión sorprendida de más bajo.
- ¿¡Qué!? No, no yo... - intentó excusarse mientras masticaba y tragaba a gran velocidad para vaciar su boca.
- ¿Vas a rechazar un baile con esta señorita? - preguntó el bailarín disfrutando de ver al más bajo en una encrucijada.
- Está bien. - aceptó el menor con la cara roja de rabia.
No sería el mejor bailarín de la sala, pero al menos sabía los movimientos básicos. O eso creía.
- Separa las piernas... así, ahora inclínate... - la muchacha no paraba de dirigirle como si fuera un ciego un un campo de minas -. Mírame a los ojos.
Kyungsoo intentaba recordar todo lo que le decía, pero tenía a la mujer tan pegada a su cuerpo, especialmente a su entrepierna, que difícilmente podía enfocarse en algo. Ella fue muy paciente y pareció entender que al menor no le gustaba el contacto tan agresivo, así que poco a poco fue dejando un espacio entre los dos. Y, sin saber cómo, poco a poco fue ajustándose a los movimientos y la música.
Fue por eso que, pasado un rato, Kyungsoo ganó más confianza y decidió echarle una mirada de autosuficiencia al engreído de Jongin, pero este estaba ocupado hablando con Chanyeol. Aunque más que hablar, parecía estar echándole el sermón de su vida.
No pudo evitarlo, se distrajo y en un giro imprevisto le pisó fuertemente el pie a la muchacha, que esa noche llevaba un calzado prácticamente inexistente.
- ¡Auch! - gritó soltándole de inmediato y agarrándose con palpable dolor el pié.
- Lo siento, no pretendía... - se disculpó rápidamente el menor, pero esta le fulminó con la mirada y se alejó de él cojeando.
Desde la barra Jongin volvía a mirarle, esta vez con aire de burla y Do sabía que estaba disfrutando de su vergüenza. Chanyeol había desaparecido y la gente a su alrededor le empujaban y miraban con desdeño por estar parado en mitad de la pista.
Y el muchacho no creyó nada más conveniente que huir de aquel lugar, sin atreverse a mirar atrás. Con suerte llegaría a la cabaña antes que sus padres.
Mientras corría por el camino de vuelta no pudo evitar recordar la expresión satisfecha de Jongin cuando la maestra le dejó sólo en mitad del salón. Sin duda le odiaba por alguna razón, pero no le había hecho nada, o por lo menos Kyungsoo no lo recordaba.
No, probablemente sólo le tratara así por ser hijo de gente importante, quizá tuviera envidia o rencor hacia su clase social. ¿Cómo podría un chico tan atractivo ser tan despreciable sin ninguna razón? Espera, ¿acababa de llamarle atractivo? ¡Si era un gilipollas engreído! ¡Y si ni siquiera le gustaban los hombres!
- ¡Ahh! - se dijo a sí mismo, frustrado - ¿Qué mierda te ocurre Do?
Aquella noche el más joven cayó en un profundo sueño nada más caer sobre su cama. Y sin saberlo, gracias a eso se libró de oír a Baekhyun hablar de su nuevo flechazo de verano, Oh Sehun,  cuando finalmente su familia llegó a la cabaña. Tampoco se enteraría de que esos dos pasearían por los jardines al día siguiente ni que pronto las salidas amistosas se convertirían en algo más.
Pero aquella noche estaba demasiado cansado cómo para pensar en nada. Bueno, en algo puede que sí y era en que odiaba a Kim Jongin.





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