Part III
Seoul boy in Busan City
InSeong le sonrió de
forma encantadora y después se acercó hasta él lentamente, cada vez más y más
hasta que sus rostros se quedaron solo a unos centímetros el uno del otro.
JaeYoon inspiró hondo, sintiendo cómo su corazón latía rápidamente dentro de su
pecho, esperando con anticipación a que el mayor terminara de acortar aquella
escasa distancia. InSeong se acercó un poco más, lo suficiente como para que
sus narices se rozaran y sus respiraciones se mezclaran, pero no como para que
sus labios se encontraran definitivamente. JaeYoon se sintió frustrado, mucho
más cuando notó la sonrisa pícara del otro, y no pudo hacer otra cosa más que
terminar él mismo con aquella maldita distancia para besar sus labios de una
vez por todas, sintiendo la suavidad de éstos contra los suyos, sintiendo una
corriente eléctrica recorriéndole todo el cuerpo.
JaeYoon se despertó sudando,
despertando también por el brusco movimiento de levantarse y quedarse sentado
en la cama a YoungBin, que dormía a su lado en el colchón. Éste le preguntó más
dormido que despierto si se encontraba bien y si necesitaba algo y el menor
simplemente murmuró que no le sucedía nada de forma casi inaudible, por lo que
su compañero se volvió a echar a dormir, dejándolo a él despierto y cuestionándose
una y otra vez por qué había vuelto a soñar con algo como aquello, por qué en
sus sueños había vuelto a aparecer InSeong besándolo.
Desde que habían jugado
a aquel juego la última vez que se reunieron todos, desde que InSeong lo había
besado en los labios porque así había tocado, JaeYoon había estado soñando una
y otra vez con que besaba al mayor. Muchas situaciones eran las que habían
aparecido en aquellos sueños, en muy diferentes lugares se habían desarrollado;
pero en todos ellos, siempre aparecía el mismo factor común, siempre aparecía
InSeong queriendo besarlo y siempre él quería que lo besara, lo ansiaba como si
fuera una bocanada de aire después de que éste le hubiera faltado por demasiado
tiempo. JaeYoon no entendía qué narices significaba aquello, no sabía por qué
en sus sueños quería besar al mayor una y otra vez. No entendía nada, no sabía
qué era lo que le pasaba y aquello lo frustraba demasiado… pero lo que más le frustraba
era que desde que InSeong lo había besado y desde que tenía aquellos extraños
sueños, era imposible para él poder hablar con el chico, mirarlo a los ojos era
incluso una odisea para él y por eso había tratado de evitarlo lo máximo
posible.
El chico de Busan
inspiró hondo, tratando de olvidar todo aquello porque no le hacía nada bien y
tratando de volverse a dormir porque a la mañana siguiente debía asistir a las
clases de la universidad; pero por más que lo intentó, aquella noche le fue
imposible conciliar de nuevo el sueño y, a la mañana siguiente, el chico se
levantó de la cama con unas ojeras enormes que llamaron la atención de todas
las personas de la casa cuando se sentaron a la mesa para desayudar todos
juntos antes de dirigirse cada uno a sus respectivas universidades —y el señor
Jung a su trabajo—. Varios fueron los que le preguntaron si estaba bien y
JaeYoon les aseguró a todos ellos que no le ocurría nada y que solo había
pasado una mala noche por pesadillas. Realmente no les estaba mintiendo porque
aquellos sueños hacían que su cuerpo se alterara y que ya no pudiera dormir de
nuevo bien.
—¿No has podido dormir
esta noche, JaeYoonnie? —le preguntó la señora Park al verlo esa mañana
sentarse a la mesa, siendo la última en preguntarle esa mañana sobre su estado—.
¿Hay algo que te preocupe, mi niño? Llevas algunos días comportándote de forma
muy extraña y tienes mala cara.
—No es nada, mamá, no te
preocupes —respondió él.
Después de pasar tantos
meses en aquella casa, era totalmente normal que todos se preocuparan por los
demás, más la señora Park, quien se preocupaba por todos los chicos que vivían
en la pensión como si fuera sus propias madres. JaeYoon estaba muy agradecido
con ella por todo lo que había hecho por él desde que había llegado a Seúl y
siempre lo estaría, pero el asunto que ocupaba su mente y que no lo dejaba
descansar correctamente la mayoría de las noches, no era algo que pudiera
contar tan a la ligera. Primero, porque ni él mismo entendía qué era lo que le
pasaba y segundo, porque no era un tema demasiado común o del que se pudiera
hablar en voz alta sin tener algo de miedo por la reacción que pudiera provocar
en las personas que lo escucharan.
Estaban en el año 1994
y, aunque JaeYoon sabía que en algunos otros lugares del mundo, había hombres
que "salían del armario" porque les gustaban otros hombres, también
sabía que en Corea del Sur aquello era algo que no estaba muy bien visto, algo
que todo el mundo veía como imposible, como una aberración, como algo no
natural. Él mismo, estaba inclinado a pensar en que todo lo que le pasaba
simplemente había sido porque estaba muy confuso debido a que InSeong le había
dado su primer beso y, claramente, había sido algo muy especial. JaeYoon no
soñaba con que InSeong lo besaba una y otra vez porque le gustaran los hombres
o porque le gustara el mayor, soñaba con aquello simple y llanamente porque se
había llevado su primer beso y era la única experiencia en ese campo que tenía.
Por ese motivo, después
de que aquella noche no pudiera dormir nada y después de que todos en la casa
se preocuparan por su estado, el chico decidió que durante aquella semana
encontraría a alguna chica a quien besar para dejar de pensar de aquella manera
casi obsesiva en InSeong y en besar sus labios una y otra vez. Cuando llegó a
la facultad, sin embargo, se le cayó el mundo encima al darse cuenta de que no
había manera posible de encontrar a alguna chica dispuesta a besarse con él de
buenas a primeras. JaeYoon no era alguien encantador y guapo que se llevara a las
chicas de calle como lo era InSeong, así que aquello le dificultaba de
sobremanera su tarea. Igual, quizás era más fácil para él intentarlo en casa,
besar a ChanMi y ya está, quitándose así todos los problemas —porque a MinAh no
la podía besar debido a que, después de todo, el plan que ChanMi y SangHyuk
habían tramado había dado resultado— pero si besaba a la chica, le tendría que
explicar por qué la quería besa y eso era algo que no quería hacer por nada del
mundo. Por eso, JaeYoon pensó que se quedaba sin ninguna posibilidad para poder
comprobar qué era lo que le sucedía... al menos hasta que SeokWoo, un chico de
su carrera que había conocido gracias a InSeong, se sentó a su lado en una de
las clases que compartían contándole unas grandes noticias.
—Para este viernes ha
sido organizada una gran cita a ciegas entre varios chicos de nuestra carrera y
chicas de Artes —comenzó—. Necesito que vengan al menos diez tíos y he pensado
que a ti te interesaría, ¿te interesa?
Si SeokWoo le hubiera
preguntado aquello mismo algunos meses atrás, durante el primer semestre —o
incluso un par de semanas atrás— JaeYoon le habría contestado un rotundo no
porque él había dejado Busan para vivir en la capital solo para estudiar, solo
para dedicarse en cuerpo y alma a labrarse un futuro sin pensar en ninguna otra
cosa más y, por supuesto, en aquello no entraba tener citas a ciegas. Sin
embargo, SeokWoo había elegido el momento oportuno para preguntarle aquello, el
momento en el que JaeYoon realmente necesitaba algo así para poder dejar de
darle vueltas a cosas extrañas como la posibilidad de que estuviera enamorado
de InSeong, un chico como él.
—Me interesa —fue lo que
respondió rápidamente—. Me interesa mucho.
—Magnífico —dijo el
otro—, te agregaré a la lista entonces. Es el viernes a las ocho de la tarde
en… bueno, aún no sabemos el sitio, pero en cuanto lo sepa te lo digo, ¿vale?
—Vale.
Después de tener
arreglada su aparición en aquella cita a ciegas en grupo y así poder asegurarse
de alguna manera que podría encontrar de una forma mucho más fácil a una chica
para poder besarla, esa semana pasó rápido y a la vez lento para JaeYoon, quien
intentó por todos los medios evitar a InSeong porque no quería confundirse aún
más de lo que ya lo estaba. En el horario de clases, se escondía de él cada vez
que veía que iba en su busca y le pedía a la gente como gran favor que no le
dijeran al mayor dónde se encontraba; mientras que en casa, si InSeong se
pasaba por la Pensión FNC, el chico siempre le ponía como excusa que estaba
trabajando y que no quería ser molestado para no verlo. En sus sueños, no
obstante, JaeYoon no quería alejar a InSeong, sino todo lo contrario, quería
que el mayor estuviera mucho más cerca de él, lo más cerca posible… y siempre
quería besarlo una y otra vez.
Cuando llegó el viernes,
JaeYoon se puso la mejor ropa que se había llevado a Seúl y después salió de la
casa para dirigirse al lugar en el que habían quedado para la cita a ciegas.
SeokWoo le habían mandado un mensaje al
beeper algunas horas antes y cuando el chico lo había llamado para ver de
qué quería éste le había recordado el lugar y la hora por si se le hubiera
olvidado y le dijo que estaba haciendo aquello mismo con todos los demás que
iban a ir a aquella cena. Sin embargo, a SeokWoo se le olvidó decirle el
pequeñísimo detalle de que a esa cita a ciegas grupal también había sido
invitado InSeong y, cuando JaeYoon lo vio allí al llegar, quiso echar a correr
y no parar hasta llegar a Busan. Sin embargo, no pudo hacerlo debido a que
SeokWoo alzó su mano al verlo para que fuera junto a los chicos que se
encontraban ya en el lugar sentados en el mismo lado de una larga mesa
esperando a que las chicas aparecieran.
—Hola —lo saludó InSeong
y JaeYoon no tuvo más remedio que contestarle el saludo antes de sentarse a su
lado—. Tiempo sin verte, ¿has estado muy ocupado?
—He estado haciendo
trabajos antes de que se me acumulen y no tener tiempo para acabarlos —fue lo
que respondió, pero no alzó la cabeza para mirarlo.
—No tienes tiempo para
pasar un rato conmigo, pero sí que lo tienes para venir a una cita a ciegas —le
reprochó el mayor y a JaeYoon se le clavaron aquellas palabras muy hondo en su
corazón. Ya se sentía bastante mal por estar ignorándolo y por estar pensando
cosas sin sentido sobre él, por estar ansiando besarlo en cada sueño, pero
aquello fue duro de escuchar.
—Lo siento mucho —fue lo
único que respondió.
Aquella noche, JaeYoon
bebió bastante más de lo que tenía planeado y cuando la cita a ciegas finalizó,
acabó acompañando hasta su casa a una chica preciosa llamada SeolHyun, chica a
la que no pudo contenerse de besar en la puerta para comprobar si de aquella
forma dejaba de pensar en besar a InSeong. Sin embargo, aunque el beso le
gustó, cuando esa noche llegó a la pensión y se echó a dormir junto a YoungBin,
volvió a soñar con que InSeong lo besaba mientras que él sentía que aquello era
lo más maravilloso del mundo.
응답하라 1994
Todo,
absolutamente todo, no salía como JaeYoon lo planeaba y siempre se iba al
traste, dejándolo a él en una mala posición. El chico le había dado muchas
vueltas a la cabeza sobre qué era lo que le sucedía con InSeong, qué era lo que
le estaba pasando porque ni él mismo se entendía; había tratado de buscar una
solución, la más fácil; había tratado de aclararse y de verlo todo de forma
fría, pero nada había dado resultado alguno y la única respuesta que JaeYoon
había podido sacar había sido la de que estaba totalmente obsesionado con los
labios del mayor aunque de una forma que no llegaba a comprender —porque
JaeYoon se negaba a admitir cualquier otra cosa que no fuera esa—. No obstante,
aunque eso era lo que había acabado aceptando, el chico tuvo que empezar a
aceptar muchas más realidades a lo largo de las siguientes semanas sin poder
encontrar más excusas que explicaran qué era lo que le sucedía con InSeong.
Tras la
cita a ciegas grupal, JaeYoon dejó de evitar a InSeong porque no podía seguir
evitándolo durante el resto de su vida, pero después de ese tiempo, todo lo que
habían avanzado cuando habían estado conviviendo en la pensión solos, se había
detenido y había hecho que volvieran a un punto mucho más atrás en el tiempo,
mucho más atrás que cuando InSeong lo buscaba y trataba de ser su amigo, puesto
que éste parecía estar muy enfadado con él y ni siquiera hacía aquel esfuerzo.
Eso era algo por lo que JaeYoon se sentía especialmente mal, puesto que él y su
traicionera mente habían sido los culpables de aquello. Sin embargo, cada vez
que trataba de confesarle a InSeong los motivos por los cuales se sentía
incómodo con él y pedirle perdón por todo, el chico era incapaz de hacer que
aquellas palabras salieran de su boca, porque se quedaban atascadas en su
garganta pensando que si el mayor se enteraba de que existía una posibilidad de
que le gustara —de la forma en la que le deberían de gustar las mujeres y no
InSeong— éste se alejara aún más de él.
—JaeYoon
hyung —lo llamó YoungKyun un día que acababa
de llegar de la facultad—. ¿Sabes qué le sucede a InSeong hyung? Lo he llamado varias veces para que se viniera a pasar
algunos días por aquí como antes y me ha dicho que no quería molestar a nadie…
pero a nadie en esta casa le molesta su presencia, así que no lo entiendo.
—Le
preguntaré en clase —dijo JaeYoon, con el corazón encogido porque el
comportamiento que había tenido las anteriores semanas no solo había afectado a
su relación con InSeong, sino que también había afectado a la que éste tenía
con los demás miembros de aquella casa, y para YoungKyun, el mayor era alguien
muy importante—. No te preocupes mucho, seguro que lo dice porque ahora estamos
enterrados en trabajos.
—Vale —respondió
el menor con una sonrisa.
Aquella
breve conversación con YoungKyun fue la que marcó el punto de inflexión y
JaeYoon pensó en ese momento que aquello no podía seguir así y que tenía que
darle una solución. Quizás no le dijera a InSeong cuál era el verdadero motivo
por el cual lo había estado evitando, quizás eso fuera algo que jamás diría a
nadie y se quedaría para siempre dentro de su mente, pero sí que le pediría
perdón por haberse comportado tan mal con él y por haberlo estado evitando e
ignorando. Solo de esta forma, podía cortar aquella tensión que había entre
ambos y, solo de aquella forma, InSeong volvería a pasar sus ratos libres en la
Pensión FNC junto a YoungKyun sin que JaeYoon se sintiera culpable por aquello.
Por ese
motivo, al día siguiente, JaeYoon fue a la universidad con la meta de no regresar
a casa hasta no haberle dicho al otro lo mucho que lo sentía por haber sido un
reverendo idiota. Pero aunque fue con aquella mentalidad y, durante toda la
mañana intentó dar con él, JaeYoon no pudo encontrarlo —ni siquiera en la hora
de la comida, cuando lo buscó por todas las mesas pero aun así no lo halló—. El
menor se sintió muy frustrado y comprendió también que InSeong se había debido
de sentir de aquella misma forma las anteriores semanas, algo que lo hizo
sentir todavía más culpable y miserable de lo que ya se sentía.
Durante
todo el día, JaeYoon estuvo buscando sin éxito al mayor, así que, cuando salió
de la universidad, se dirigió a una de las cabinas que se encontraban en los
alrededores para dejarle un mensaje de voz que pudiera escuchar en el beeper. Una disculpa cara a cara era
mucho mejor, por supuesto, pero como eso no había sido posible y el menor no
quería perder aquella determinación, era lo único que podía hacer porque ni
siquiera sabía dónde vivía InSeong para presentarse allí y quedarse esperándolo
en la puerta hasta que llegara. En cuanto la persona que se encontraba en la
cabina salió de ella, JaeYoon entró y metió algunas monedas en ésta, para
después marcar lentamente el número del beeper de InSeong que tenía apuntado en
su agenda de contactos. El chico tuvo que esperar unos momentos hasta que
escuchó la señal para poder comenzar a dejar el mensaje de voz, después, tosió
un poco para aclararse la voz e inspiró profundamente para mentalizarse antes
de comenzar.
Hola InSeong hyung. Soy JaeYoonnie.
He estado buscándote todo el día por la facultad pero me ha sido imposible
encontrarte, no sé si es porque has venido o porque no estabas en los lugares
en los que te buscaba ni en el momento en el que lo hacía. Sé que llevamos unos
días que casi ni hablamos y que tampoco coincidimos mucho y sé también que
debes de estar muy enfadado porque absolutamente todo es culpa mía y entiendo
que ahora seas tú el que no tiene ganas de saber de mí porque he sido un idiota
muy grande. La realidad es que me siento muy mal por haberme pasado un tiempo
sin hacerte caso y tratando de evitarte al máximo, pero he estado pensando
mucho y me he dado cuenta de que he sido muy injusto y que no merecías que te
tratara de esa forma. Somos amigos y los amigos no deben de hacerse estas
cosas. Lo siento mucho, hyung. Esto… esto te lo quería haber dicho en persona,
pero no he podido localizarte y quería decírtelo hoy, por eso te he dejado este
mensaje. Llámame a la pensión si me perdonas. Nos vemos, hyung.
Después
de aquello, el chico colgó y recogió las monedas que le habían sobrado de la
llamada para dirigirse a casa lo más rápido posible y sentarse al lado del
teléfono para esperar la contestación del mayor. Llegó a la pensión mucho más
rápido de lo que nunca lo había hecho porque casi había corrido durante todo el
camino y se quedó en el salón toda la tarde, haciendo cosas de la facultad
mientras esperaba a que el teléfono sonara. Sin embargo, aunque el teléfono
sonó cuatro veces a lo largo de esa tarde-noche, ninguna de aquellas veces se
trató de InSeong, por lo que cuando JaeYoon se fue a la cama con YoungBin lo
hizo con la mala sensación de que el mayor no lo iba a perdonar porque había
tardado demasiado en darle una disculpa por su comportamiento y porque en aquella
disculpa ni siquiera había sido capaz de decirle el motivo por el cual lo había
tratado tan mal.
A la
mañana siguiente, JaeYoon siguió teniendo mal cuerpo por no haber recibido la
llamada de InSeong y ni siquiera desayunó antes de irse de casa hacia la
facultad. Llegó temprano, mucho más temprano de lo habitual, por lo que el
chico se sentó en uno de los asientos y luego echó su cabeza sobre la mesa para
tratar de dormir aunque fuera solo unos momentos antes de que las clases
comenzaran porque por la noche no había sido capaz de hacerlo bien porque había
dormido en intervalos muy cortos y se había pasado la noche dando vueltas en la
cama, tratando de dejar de pensar en aquello. JaeYoon cerró sus ojos y trató de
dejar su mente en blanco, pero antes de conseguirlo del todo, una mano le tocó
el hombro y el chico tuvo que alzar su cabeza para ver de quién se trataba,
sorprendiéndose al hacerlo debido a que junto a él se encontraba InSeong.
—¿Estás
aquí de verdad o me he quedado frito? —fue lo que salió de sus labios. InSeong
rio ante aquella pregunta.
—Estoy
aquí de verdad, pero sería una grata sorpresa saber que aparezco en tus sueños
—respondió el mayor.
—Apareces
más de lo que deberías —murmuró JaeYoon, aunque lo dijo en voz tan baja que
probablemente el otro no lo habría escuchado—. Te dejé un mensaje ayer.
—Por eso
estoy aquí, porque no quería contestarte por teléfono —respondió, sentándose en
el asiento a su lado—. Pero antes de perdonarte, me gustaría escuchar la
explicación de por qué me estuviste evitando y, solo si creo que es una
explicación razonable, haré como si este tiempo no hubiera existido y
seguiremos como siempre.
JaeYoon
tragó saliva al escucharlo decir aquello. El día anterior no se lo había
explicado por teléfono porque tenía miedo a lo que el chico podría pensar… y
ese día no se sentía más preparado para hacerlo, así que, estaba entre la
espada y la pared. O mentía de forma estrepitosa y se cargaba su amistad del
todo, o decía la verdad y esperaba que no hubiera consecuencias catastróficas.
—Ahora
mismo estamos solos —dijo InSeong, probablemente intuyendo por su silencio que
no se trataba de algo fácil de contar—, y teniendo en cuenta las horas que son,
tus compañeros de clase tardarán bastante en comenzar a llegar, así que puedes
hablar sin miedo a que nos escuchen.
—Yo…
—comenzó, en voz baja y titubeando—. La verdad es que desde que tuvimos aquella
fiesta en la que por fin MinAh y JuHo comenzaron a salir… —JaeYoon dejó de
hablar y tragó saliva porque su garganta se le estaba quedando seca—. Me diste
un beso, mi primer beso… y me sentía muy avergonzado… por eso no quería verte.
JaeYoon
no había contado exactamente toda la verdad, pero sí que en sus palabras había
expresado parte de lo que le había sucedido durante aquellas últimas semanas y
el chico esperaba que con eso solo, InSeong lo perdonara y pudieran seguir
siendo amigos, como lo habían sido antes de todo aquello.
—Tonto
—murmuró el mayor con una sonrisa en su rostro—. Un beso no significa nada si
tú no quieres que lo signifique —JaeYoon quiso replicarle a aquello, pero antes
de que pudiera hacerlo, los labios de InSeong se encontraron con los suyos
durante unos segundos—. Sales a las cinco, ¿no? —dijo tras el beso—. Te
esperaré en la puerta para que nos podamos ir juntos.
Y tras
aquello, InSeong se levantó y se fue de la clase, dejando a JaeYoon con el
corazón acelerado y un leve cosquilleo en los labios que le confirmaron
totalmente que le gustaba el mayor, significara lo que significara aquello.
응답하라 1994
Después
de haber aclarado el motivo por el cual JaeYoon había tratado de alejarse del
mayor, ambos volvieron a ser los mismos que antes… al menos de puertas para
afuera, porque JaeYoon, después de su segundo beso, seguía sintiéndose ansioso
cada vez que se encontraba junto a InSeong. Pero para el mayor, al igual que el
primero, aquel beso no había significado absolutamente nada —porque en las dos
ocasiones en las que sus labios se habían encontrado, éste lo había dejado
bastante claro— y JaeYoon era el único raro de los dos, por lo tanto, debía de llevar
aquello en su interior y no mostrarlo jamás o los pondría a ambos en un aprieto
muy gordo del que no sabía si habría salida o no.
Pero
JaeYoon era incapaz de dejar de sentirse extraño a su alrededor. Porque la
homosexualidad no era natural, porque lo que sentía cuando InSeong lo besaba
era lo que debía de haber sentido cuando besó a la chica de la cita a ciegas,
porque cada vez que el mayor le echaba un brazo por los hombros notaba que su
corazón iba a estallar. Nada de aquello no era lo que debía de sucederle y
JaeYoon sentía cada vez más y más que esos síntomas significaban que se estaba
enamorando perdidamente de InSeong. Sin embargo, aun con esa revelación, el
chico no podía alejarse del mayor. Porque prefería mil veces estar a su lado y
que le doliera el pecho un poco a estar lejos y hacerse mucho más daño.
Aquel
día frío de finales del otoño, habían quedado todos en la pensión para celebrar
el cumpleaños de YoungBin, por lo que había quedado con InSeong para ir los dos
hasta la casa juntos después de que terminaran las clases del día. Hacía muy
mal tiempo, el cielo llevaba encapotado desde la mañana y de vez en cuando
caían aguaceros durante algunas horas para detenerse por algún tiempo antes de
volver a caer; también, hacía bastante frío incluso en las aulas, ya que no
tenían todas calefacción y JaeYoon se había pasado prácticamente todo el día
pegado a SeokWoo, sentándose muy juntos para que no se escapara nada de calor
de sus cuerpos. Después de compartir varias clases con él, JaeYoon se había
dado cuenta de que era un buen chico, así que, le gustaba pasar tiempo en su
compañía y no le molestaba pasarse todo el tiempo que hiciera falta pegado a él
como una lapa si eso significaba que al menos iba a estar algo más calentito.
Por ese motivo, cuando acabó la última clase y JaeYoon vio que InSeong todavía
no había llegado a recogerlo, se abrazó fuertemente a SeokWoo para no dejarlo
marchar.
—Ni se
te ocurra irte y dejarme tiritando —le dijo, haciendo que el otro soltara una
carcajada.
—No me
iré, tranquilo —respondió—. Esperamos a InSeong sunbae, ¿verdad? —JaeYoon asintió—. Entonces no va a ser mucho
rato, así que no importa.
—Gracias.
Cinco
minutos más tarde, InSeong entraba por la puerta de la clase, cuando ya solo
quedaban ellos dos y algunas chicas en el aula; pero JaeYoon no se dio cuenta
de que lo había hecho porque seguía abrazando a SeokWoo y hasta que el chico no
se lo comunicó, no levantó la cabeza de su hombro. JaeYoon le mostró una amplia
sonrisa al recién llegado y lo saludó con la mano; sin embargo, el mayor no le
correspondió aquella sonrisa ni el saludo y simplemente se quedó junto a la
puerta. A JaeYoon le extrañó aquel comportamiento, pero no le dio muchas
vueltas y simplemente le volvió a dar las gracias a SeokWoo antes de correr
hasta donde se encontraba InSeong para ir juntos a la pensión.
En
aquella ocasión, el mayor no le pasó el brazo por los hombros como era habitual
y JaeYoon se extrañó bastante, pero no dijo absolutamente nada y solo caminó
junto a él. Quizás había tenido un mal día en clases y no tuviera muchas ganas
de fiesta pero tampoco quisiera dejar tirados a sus amigos, así que, el menor
respetó el silencio que se instauró entre ambos. Cuando llegaron a la salida
del edificio en el que se encontraban, llovía levemente, así que, solo tuvieron
que sacar sus paraguas para no mojarse y comenzar a atravesar el campus para
dirigirse hacia la pensión. No obstante, cuando llegaron a la puerta de salida
de éste, se encontraron con una sunbae,
pegada a la pared, tratando de no mojarse.
—JiMin sunbae —la llamó InSeong—. ¿Qué haces
aquí? Te vas a mojar.
—Mi
novio va a venir a recogerme —respondió ella—. Me ha dicho que se ponía en
camino en cuanto lo he llamado, así que, no creo que tarde mucho.
—Aun
así, te vas a mojar —replicó el mayor y justo después, le tendió su paraguas—.
Cógelo, ya me lo devuelves la próxima vez que nos veamos.
—Muchas
gracias, InSeong.
En
cuanto JaeYoon vio que el mayor se iba a quedar sin paraguas para el trayecto a
casa, el chico movió su propia sombrilla para taparlos a ambos, aunque como era
pequeña, no se podía hacer demasiado. De todas formas, con lo poco que estaba
lloviendo y el corto camino que tenían que realizar hasta llegar a la pensión,
no se iban a mojar demasiado aunque estuvieran compartiendo aquel paraguas
enano. Sin embargo, en ese momento, comenzó a apretar y la lluvia empezó a caer
del cielo como si se tratara de una cortina de agua, haciendo que los dos
chicos se pegaran lo máximo posible el uno al otro.
—Nos
vamos a poner como una sopa si vamos a la pensión —comentó InSeong—. Mi casa
está a justo dos calles de aquí, podemos ir un momento y cojo otro paraguas
para al menos poder taparnos decentemente.
JaeYoon
asintió porque era una solución lógica al problema que tenían en aquellos
momentos y después se dejó envolver por el brazo de InSeong que lo comenzó a
guiar en la dirección contraria a la que se encontraba la pensión para ir hasta
su casa. JaeYoon notó su corazón golpear dentro de su pecho rápidamente debido
a la rapidez con la que estaban caminando y a la cercanía del cuerpo del mayor
y el chico se sintió un poco sofocado, pero trató de mantener la compostura
durante los cinco minutos que duró aquel trayecto hasta que entraron al portal
del bloque de pisos en el que vivía InSeong.
—Te
espero aquí abajo —murmuró JaeYoon, pero el mayor negó con la cabeza.
—No seas
tonto, hace frío y te vas a mojar —le respondió—. Van a ser cinco minutos, así
te puedes secar un poco y te doy algo de ropa, que estás chorreando tú también.
En el
corto viaje, debido a aquella lluvia bastante densa, ambos se habían mojado un
poco allí donde el paraguas no alcanzaba para taparlos. Fuera seguía lloviendo
y el menor sentía que la chaqueta que llevaba comenzaba a calar a la ropa que
llevaba debajo, así que, el chico acabó asintiendo a la demanda de InSeong y
entró al edificio con él. El piso en el que el mayor vivía con su familia no
era muy grande, pero era lo suficiente para ellos tres solos, así que, a
JaeYoon le pareció bastante acogedor a pesar de que hiciera algo de fresco
porque la calefacción no había estado puesta debido a que no había nadie en el
lugar.
InSeong
le dio una toalla para que se secara un poco y después lo guio hasta la que el
chico supuso que era su habitación, donde comenzó a quitarse capas de ropa como
si allí no hubiera nadie más. JaeYoon tuvo que contener el aire y tratar de
calmar su corazón cuando vio que se quitaba la camiseta y los pantalones, todo
ello mojado, y apareció ante él solo en calzoncillos. El menor estaba
acostumbrado a ver a chicos desnudos, más de una vez se había encontrado a
YoungBin de aquella manera en la habitación que compartían, pero ni una sola de
aquellas veces había sentido cómo el calor ascendía a su rostro de aquella
forma.
—Creo
que tenemos la misma talla, así que, supongo que te valdrá mi ropa —le dijo el
mayor, todavía de aquella guisa—. Venga, quítate lo que esté mojado, he puesto
la calefacción para que deje de hacer frío y cuando llueva algo menos salimos
para la pensión. Voy a llamarlos para avisar.
JaeYoon
asintió con un movimiento leve de cabeza y esperó a que el mayor se vistiera y
saliera de la habitación para comenzar a desnudarse. Se sentía un poco
cohibido, pero suponía que para InSeong no significaba nada desvestirse delante
de un chico, como para él no significaba nada hacerlo delante de YoungBin.
Terminó de quitarse lo mojado y se puso la ropa que el mayor había dejado para
él encima de la cama, aspirando profundamente el olor de éste impregnado en la
ropa. JaeYoon estaba loco, definitivamente, porque solo aquel olor de
detergente mezclado con la colonia de InSeong lo había hecho sonreír.
Sin
embargo, antes de que pudiera recriminarse lo mal de la cabeza que estaba, sintió
cómo unos brazos lo rodeaban por la cintura desde atrás y cómo el cuerpo de
InSeong se pegaba a su espalda como si no quisiera dejar hueco alguno entre
ambos.
—He
hablado con MinAh y me ha dicho que no nos preocupemos —le comentó,
directamente en su oído, haciendo que el vello de las zonas circundantes se le
erizara—. En la radio han dicho que habrá dejado de llover en una hora más o
menos y que hasta después de la cena no se iba a empezar la fiesta, así que,
podemos esperar aquí tranquilamente a que escampe.
—Está
bien… —murmuró JaeYoon, sin poder decir nada más porque notaba los latidos de
su corazón reverberando en su cerebro y no podía pensar con claridad mientras
el mayor seguía abrazado a él. JaeYoon creía que se separaría de él después de
decirle aquello, pero InSeong no lo hizo e incluso dejó caer su cabeza contra
su cuerpo, respirando directamente contra su nuca—. Hyung…
—Vamos a
quedarnos así un momento —susurró—, me gusta estar así.
—¿Hyung?
—Creo
que ya entiendo perfectamente la forma en la que te sentías cuando coqueteaba
con las chicas de la facultad —dijo el mayor, en apenas un susurro—. Me he
sentido de la misma forma cuando te he visto abrazado a SeokWoo antes.
Tras
escuchar aquellas palabras, JaeYoon notó cómo su corazón se saltó un latido
antes de comenzar a bombear como loco la sangre al resto de su cuerpo. También
sintió cómo su rostro se volvía de color rojo y cómo le costaba respirar. Hacía
tiempo que se había dado cuenta que el motivo por el que no le gustaba que
InSeong estuviera ligando con todas las chicas que se cruzaban en su camino,
era porque estaba celoso de esas chicas y no porque le recordara realmente a
los tipos que había conocido en Busan… que InSeong estuviera insinuando que se
había sentido de aquella misma forma cuando lo había visto abrazado a SeokWoo
no tenía ningún sentido porque el único que tenía sentimientos por el otro era
él, no InSeong.
—Hyung… no creo que… —comenzó, pero no
pudo decir nada más.
—Llevo
demasiados meses ocultándolo —dijo—, y ya no puedo hacerlo más porque me dueles
no poder aprovechar el tiempo que pasamos juntos y sé que me voy a arrepentir
toda la vida si no lo digo —en ese momento, InSeong dejó de abrazarlo, pero
hizo que el menor se girara para poder hablar cara a cara. JaeYoon tragó saliva
y evitó el contacto visual con él, pero éste llevó una mano hasta su mejilla e
hizo que lo mirara a los ojos—. Sé que esto no es normal y sé que probablemente
esté loco, pero aunque seas un chico, me gustas… y creo que lo que no es una
locura es afirmar que yo también te gusto a ti.
JaeYoon
quiso hablar. JaeYoon quiso decir que todo aquello era una locura, que tenían
que ir a ver a un especialista… pero su cerebro no estaba por la labor de
ayudarlo y lo único que pudo hacer en ese momento fue dar un paso adelante y
tomar los labios de InSeong de la misma forma en la que lo hacía en sus sueños,
desesperadamente.
응답하라 1994
El fin
de semana siguiente a aquella especie de confesión que ambos habían realizado,
JaeYoon lo pasó encerrado en su habitación tratando de asimilar lo que había
sucedido en la casa del mayor. Una y otra vez rememoraba las palabras de
InSeong y podría jurar que las recordaba perfectamente mientras una y otra vez
seguía pensando que aquello tenía que ser alguna clase de sueño del que todavía
no se había podido despertar. Seguro que se había resbalado en la calle por la
lluvia y se había dado un golpe en la cabeza y se encontraba en el hospital,
inconsciente, mientras soñaba con todo aquello… porque esa era la explicación
más plausible a que InSeong le hubiera confesado que a él también le gustaba,
esa era la mejor explicación que tenía para entender por qué había besado a
InSeong como si fuera lo único que necesitaba para sobrevivir y éste le había
correspondido de la misma forma.
Porque
JaeYoon no se podía creer que InSeong lo correspondiera.
Era de
locos. Él había tardado casi dos meses en aceptar que pudiera gustarle el
mayor, que era un chico, como él y otro mes más en comprender que una relación
con éste era totalmente imposible porque se veía a la legua que a InSeong le
gustaban las mujeres y que, encima, para él, los besos que se habían dado no
habían significado absolutamente nada. JaeYoon había tardado tres meses en entender
y mentalizarse en que jamás tendría oportunidad alguna con el mayor, que lo
único que podía hacer era estar a su lado como amigo… pero InSeong solo había
tardado cinco minutos en romperle todos los esquemas.
JaeYoon seguía sin
creerlo. Seguía sin hacerlo. Y ni siquiera teniendo todo aquel fin de semana
para tratar de entender que todo había pasado, cuando el lunes llegó, no se
sentía nada preparado para ir a la facultad y encontrarse con InSeong por si
todo había sido un espejismo... pero si había sido verdad, si todo aquello
había pasado, el chico no sabía cómo iba a ser su relación con el mayor a
partir de ese momento. Si de verdad ambos habían confesado sus sentimientos por
el otro, ¿qué era lo que pasaría con ellos?
Si se gustaban el uno al
otro, eso los convertía en homosexuales, en gays,
en algo que no estaba nada bien visto por la sociedad en la que vivían... ¿qué
sería de ellos entonces?
JaeYoon se dirigió a la
universidad la mañana del lunes con miles de cosas dándole vueltas en la mente
y con ninguna de ellas clara... quizás, solo tenía claro que lo único que podía
hacer para dar respuesta a todas las preguntas era hablar de forma seria con
InSeong. Pero para hablar de algo tan delicado debían encontrarse en un lugar
en el que nadie pudiera escuchar su conversación, eso no podían hacerlo en la
universidad, donde había demasiadas personas como para que pudieran encontrar
un lugar así. Mientras caminaba, además de todas aquellas preguntas sobre su
futuro, el menor también le daba vueltas a cómo iba a encarar a InSeong porque
después de haberse besado el agua había dejado de caer en Seúl y ambos se
habían ido hasta la pensión para celebrar el cumpleaños de YoungBin. Esa noche
no habían podido hablar nada y tampoco es que se hubieran mirado mucho porque
ambos habían estado demasiado ocupados en otras cosas y desde entonces no se
habían encontrado.
El chico, por lo tanto,
se encontraba nervioso y avergonzado. Y todos aquellos sentimientos se le
vinieron encima cuando al atravesar la puerta de la clase en la que tenía la
primera asignatura del día, vio a InSeong sentado en uno de los pupitres, que
lo había estado esperando en el lugar a que llegara. Allí no había nadie más
que él, con aspecto adormilado, pero con una gran sonrisa en su rostro que se
hizo mucho más amplia cuando lo vio.
—Buenos días, JaeYoonnie
—lo saludó—. Me alegra que llegues temprano.
—¿Desde cuando llevas
aquí, hyung? —le preguntó mientras se
dirigía hasta donde se encontraba—. Pareces cansado.
—Mmmmm... casi desde que
abrieran las puertas de la facultad —le respondió—, pero no quería perderte por
la mañana porque quería hablar contigo.
—Yo también quería
hablar contigo —contestó JaeYoon, sentándose a su lado—. Y quería preguntar
antes que nada una cosa.
—Pregunta.
—¿Es real? ¿Todo esto es
real?
InSeong lo miró
fijamente durante unos segundos y después suavizó su mirada y llevó una mano
hasta su mejilla, acariciándola suavemente. Tras aquello, miró más allá de
JaeYoon y un segundo después, tomaba sus labios durante solo unos segundos,
dejándole un dulce sabor al menor, un sabor que quería seguir probando por el
resto de la eternidad, así que, cuando éste acabó JaeYoon trató de continuarlo
de forma inconsciente, pero el mayor le puso un dedo en sus labios y se alejó.
—Tan real como ese beso
y como todos los anteriores —respondió—. Creo que te he dicho varias veces que
los besos solo significaban algo si tú querías que lo significaran. Yo siempre
he querido que significaran lo mismo para ti que para mí.
—¿Qué significan para
ti? —preguntó JaeYoon, con el corazón acelerado.
—Que me gustas, a pesar
de que sea algo raro, a pesar de que no sea la norma, a pesar de todo... me
gustas —dijo—. ¿Y para ti? ¿Qué han significado estos besos? ¿Qué han
significado mis palabras?
JaeYoon tragó saliva y
se tomó un momento para responder aquella cuestión. Habían sido muchos meses
los que le había dado vueltas a aquello, demasiados meses... y todavía estaba a
tiempo de hacer que todo aquello no fuera a más, que todo aquello acabara allí
para que ninguno de los dos tuviera que soportar el peso de una relación
clandestina mal vista por el resto del mundo. Estaba a tiempo de decir que para
él no significaban nada aquellos besos, a tiempo para mentir de forma descarada
y romperles el corazón a ambos antes de que nadie ajeno se los rompiera; pero
JaeYoon fue incapaz de hacer algo como aquello, porque InSeong le gustaba
demasiado a pesar de todo, porque sabía que no podía seguir con su vida si el
mayor no estaba rondando a su alrededor.
—Para mí significan lo
mismo —respondió.
—No quiero que digas eso
—replicó InSeong—, quiero que digas las palabras adecuadas —JaeYoon no pudo
reprimir la sonrisa que apareció en su rostro a la vez que su corazón dejaba de
encogerse dentro de su pecho y volvía a funcionar con normalidad.
—Tú también me gustas,
hyung... a pesar de todo.
InSeong respondió a
aquella declaración con una sonrisa y tomándolo de la mano, bajo la mesa,
durante unos momentos. JaeYoon no sabía cuánto tiempo llevaban hablando, pero
sus demás compañeros de clase deberían de ir llegando en breve, así que, era
mejor que no se arriesgaran con nada peligroso.
—¿Y ahora qué?
—preguntó.
—Hablemos después de
clase —contestó el mayor—. Iremos a mi casa, no hay nadie esta tarde allí y
podremos hablar tranquilamente.
InSeong miró más allá
del menor, hacia la puerta, y JaeYoon se giró para ver cómo algunos de sus
compañeros estaban llegando a clase. El chico se giró de nuevo para mirar al
mayor y vio como éste se levantaba del pupitre para irse de aquel lugar, hacia
su propia clase. Sin embargo, ya que habían comenzado aquella conversación,
JaeYoon quería que la terminaran, que lo dejaran todo claro antes de continuar
con su vida. Y sin que sirviera de precedente, porque sabía que no se iba a
concentrar en las clases de todo el día hasta que no la acabaran, el chico
decidió que podía saltarse las clases... solo por una vez.
—¿Hay alguien en tu casa
ahora? —le cuestionó.
—Mmmm… no hasta la hora
de comer —respondió InSeong.
—Hablemos ahora,
entonces.
JaeYoon se levantó del
asiento y se dirigió a la puerta de la clase rápidamente, antes de arrepentirse
de aquello, antes de volver sobre sus pasos como le decía la razón que hiciera.
El chico apagó aquella voz que resonaba en su cabeza y que le decía lo que
debía hacer, lo que era mejor para su futuro, y simplemente se dejó llevar por
lo que el corazón le decía. InSeong apareció a su lado con una sonrisa y
comenzó a andar en dirección a la salida de la facultad. JaeYoon lo siguió de
forma inmediata y ninguno de los dos se detuvo hasta que la puerta del piso en
el que vivía la familia Kim vivía.
—¿Y ahora qué? —volvió a
cuestionar JaeYoon.
—Yo quiero intentarlo
—respondió el mayor, mirándolo fijamente a los ojos—, aunque sea difícil,
aunque no podamos decirle al mundo que estamos juntos... quiero intentarlo.
—Yo también quiero
intentarlo —dijo, acercándose al rostro de InSeong con intención de besarlo,
pero se detuvo antes de llegar a sus labios—, pero quiero preguntarte algo
antes, hyung.
—Dispara —susurró y su
aliento chocó contra sus labios.
—¿Soy solo yo el que se
vuelve loco a todas horas por besarte? —el mayor sonrió y después negó con su
cabeza antes de darle un beso corto.
—Yo también me muero a
todas horas por besarte.
응답하라 1994
En las
vacaciones de verano, durante la semana que ambos habían pasado juntos, JaeYoon
le había prometido a InSeong que en algún momento lo llevaría a Busan para que
conociera la ciudad en la que se había criado hasta antes de ir a la universidad.
Por eso, allí se encontraban ambos, en la estación de autobuses de Seúl esperando para montarse en uno de los
autobuses que hacían la ruta hasta la ciudad costera sureña en plenas
vacaciones de Año Nuevo. A su alrededor había también muchas más personas que
se dirigían hacia las distintas ciudades con las que conectaban los autobuses
de aquel lugar, esperando a que llegara su hora para comenzar su viaje, al
igual que ellos mismos lo esperaban.
—¿Hay
algo que deba saber? —le preguntó InSeong, rompiendo el silencio que se había
establecido entre ambos desde que habían salido de la pensión—. ¿Algún tema que
deba evitar o algo que no pueda decir o hacer?
—No es
como si estuvieras viajando a un país extranjero —respondió JaeYoon, sin poder
evitar la sonrisa que apareció en su rostro—. En Busan las cosas son más o
menos como aquí… aunque lo que te recomendaría es que no tratases de imitar
nuestro acento porque no es algo que guste demasiado y también evitar hablar
sobre béisbol o baloncesto.
—No
imitar acento y no hablar de deportes. Apuntado mentalmente en la lista de
cosas que no hacer para caerle bien a la familia de mi novio —dijo.
JaeYoon
abrió los ojos como platos al escuchar que InSeong lo acababa de llamar “su
novio” en público, en un lugar donde había in montón de gente que lo había
podido escuchar y donde todos podían comenzar a tener algo contra ellos
simplemente por aquel pequeño descuido. El menor le echó una mirada de
reproche, pero el otro simplemente esbozó una pequeña sonrisa culpable.
—Lo sé,
lo siento —respondió a esa mirada—. Pero hay veces en las que me gustaría poder
gritarlo al mundo y que no hubiera nadie que nos pudiera juzgar.
—Lo
entiendo —murmuró JaeYoon en voz muy baja—, pero todavía estamos en 1995 y
queda un largo camino por recorrer… en algún momento, podremos decir de forma
libre lo que sentimos el uno por el otro sin ningún miedo.
—Espero
que ese momento llegue pronto.
—Yo
también.
Notas finales:
—En los separadores entre escena y escena se puede leer
en coreano 응답하라 1994, que significa ‘Answer
Me 1994’ y me pareció cuqui y significativo usarlo.
—Busca o Beeper: fue un aparato muy usado antes de la era
del teléfono móvil que permitía recibir mensajes cortos, como el número de la
persona que estaba contactando al portador y que se utilizaba para dejar
mensajes de voz (como una especie de contestador portátil) para que pudieran
ser escuchados una vez se marcara el pin del dispositivo en un teléfono fijo o
cabina telefónica.
—La forma en la que MinAh y JuHo se conocen es más o
menos la misma en la que se conocen en el dorama
‘Click your heart’. Cuando estuve viendo ese dorama me pareció algo muy cuqui y bonito y no pude evitar usarlo
para hacer que se conocieran en este fic de forma moni.
—Seo Taiji and Boys es considerado el primer grupo de kpop y tuvo sus años de actividad en los
inicios de la década de los 90, siendo para el año 1994, un grupo ya
consolidado en el mundo musical, teniendo un club de fans inmenso. Además de
los “creadores” del kpop que se
comenzó a desarrollar a partir de ellos, fueron también el primer grupo que en
tener sasaengs locas tras ellos. En
1992 fue su debut y en 1996 se separaron. Como dato curioso, uno de los
miembros del grupo fue Yang HyunSuk, el ahora CEO de YG Entertainment.
—La canción de So Taiji and Boys de la que hablo en el
fic 발해를 꿈꾸며 (Dreaming of Bal-hae), aquella que sacaron en 1994, es esta.
—Literalmente, el carácter chino “王” significa
“rey”, por eso, y porque aunque no lo haya dicho, SangHyuk estudia chino, es
por lo que he usado ese carácter para expresar quién era el rey.
—Os habréis dado cuenta de que los miembros de la casa
llaman “mamá” a la señora Park, que
no es otra más que Choa de AOA. Esto es porque en los pueblos o provincias es
costumbre llamar mamá a las madres de los amigos. También os habréis dado
cuenta de que hablo de la señora Park y el señor Jung, esto es porque, a pesar
de estar casados, la mujer conserva su apellido de soltera aunque éste no se transmita
a sus hijos. El señor Jung no es otro más que YongHwa de CNBLUE y a él siempre
lo llaman señor Jung porque lo tienen que respetar.
—Puede que ya no os acordéis porque esto lo comenté en la
primera escena del primer capítulo, pero los habitantes de la Pensión FNC son
de diferentes lugares de Corea del Sur: Mina, JaeYoon y HwiYoung (Busan),
ChanMi (Gumi), DaWon (Ilsan) y YoungBin (Gyeonggi). Esta asignación se
corresponde perfectamente con la realidad, ya que estuve mirando de qué lugar
era cada uno para hacerlos personajes de este fic.
—La casa en la que todos viven se llama Pensión FNC
porque todas las personas que aparecen en el fic pertenecen a grupos bajo el
sello de esta empresa (CNBLUE, AOA y SF9). Al principio tenía intención de
meter a más gente, prácticamente a todos los cantantes de la empresa, pero al
final no me quedaban personajes para repartir y me conformé con que hubieran
solo algunos del FNC Kingdom además de todos los SF9.
—Durante toda la historia he estado usando los nombres
reales de los protagonistas, en lugar de los artísticos, y también he cambiado
un poco las edades según más me convenía, por eso os dejo una listilla aquí
para que veáis las equivalencias:
—Jung
YongHwa (48)
—Park ChoAh (47)
—Shin JiMin (22)
—Kim InSeong (21)
—Shin HyeJeong (21)
—Kwon MinAh (Mina) (21)
—Kim YoungBin (21)
—Lee JaeYoon (20)
—Lee SangHyuk (DaWon) (20)
—Kim SeolHyun (20)
—Baek JuHo (ZuHo) (20)
— Kim ChanMi (20)
— Kim SeokWoo (RoWoon) (20)
— Yoo TaeYang (16)
—Kim YoungKyun (HwiYoung) (16)
—Kang ChanHee (Chani) (16)
—Para vosotros puede que el fic haya sido cortito de
leer, pero a mí me costó muchísimos meses de investigación y de escritura, así
que, me alegra haberlo acabado y haberlo mostrado al mundo. Probablemente haya
algunos errores, pero no viví la época y tampoco tenía demasiado a lo que
recurrir, pero he dado todo de mí para sacarla adelante. Espero que os haya
gustado mi primera historia larga de SF9 (y media FNC, en realidad).
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