La sangre le hervía ¿qué estaba haciendo aquel inútil allí y
diciendo esas cosas?
-Zelo… Tranquilo –Amber, nerviosa y con miedo al ver a Zelo
así, murmuraba con el tonto más tranquilo que podía poner. Se temía lo peor y
no quería que pasara nada malo.
-¿Tranquilo? ¿Cómo se puede estar tranquilo con este idiota
diciendo tonterías?
Una vez que se encontraban fuerza y el frío los envolvía,
Taemin se giró a él, con una sonrisa dibujada en el rostro, la cual a Zelo le
pareció demasiado estúpida, dispuesto a protestar, pero no le dio tiempo. Zelo
decidió borrar esa sonrisa, alzó un brazo con el puño cerrado y le atestó un
golpe, con fuerza, en su hermosa cara, sin pensárselo dos veces.
-¡Zelo! –Amber apareció tras ellos, una vez que se disculpó
ante todos y pagó lo roto. Se colocó al lado del menos de los tres, y observó
como Taemin, tirado en el frío suelo, sangraba por un labio. No sintió ninguna
pena por él. Ya no.
-No te vuelvas a acercar a ella, o esto será poco con lo que
recibas.
Apartando la mirada del chico, Zelo cogió a Amber de un
brazo y se alejaron de allí. La rabia ardía dentro de él y no quería que la
chica lo viera lo agresivo que se podía poner. No lo podía evitar. Él defendía
a los suyos de gente que les hiciera daño. Era muy protector.
El camino de vuelta fue totalmente en silencio. No cruzaron
ni una palabra entre ellos. Amber no sabía que decir, pero estaba preocupada
por él. Sabía que era capaz de pegarle una paliza a cualquiera y mandarlo
directamente al hospital, todo por palabras que otros le habían dicho, pero
nunca había visto semejante acto por parte del chico.
***
Caminaba tranquilo por la calle. No tenía miedo. Volvía a
casa tras un día en el instituto. El cielo estaba nublado, así que la ciudad
estaba algo oscura y algo sombría. Evitaba las calles más frecuentadas por la
gente, porque le apetecía estar en su mundo y no pendiente de otros que se le
cruzaban en el camino.
Las calles estaban sucias y mostraban las peores visiones de
la ciudad. Eran habitados por la gente que no quería ser vista o incluso
pasaban gente que tenían demasiada prisa por llegar a algún lado.
Quería pensar en lo suyo pero algo se lo impidió. Presentía
como alguien le seguía desde hace ya un buen rato. Que pesado.
No se cansaba de seguirlo por muchas vueltas que diera por las calles
laberínticas. Acabó sintiendo curiosidad por quien era y porque insistía tanto
en perseguirlo. Seguro que era para robarle, pero esa satisfacción no se la
daría.
Al girar por una esquina, se ocultó en el portal más cercano
que tenía, a la espera ¿Quién sería? No
se hizo mucho de esperar. Una figura
femenina se paró al principio de la calle.
Se notaba perdida, más bien, porque lo había perdido a él de vista.
Zelo reconoció a aquella chica al instante, pero tenía un
ojo hinchado y morado, como si le hubieran dado un golpe. ¿Qué quería esa chica
de él? Se puso delante de ella, saliendo del escondite, dejando que lo viera.
Para sorpresa de ella, la miraba fijamente a pesar de haber sido pillada
siguiéndolo.
-¿Qué quieres de mí?
-Tienes que evitar que se acerque a ella.
-¿Perdón?
La chica tragó saliva con dificultad, mirando de manera nerviosa a su alrededor, como si
tuviera miedo a que alguien la viese con él, y eso le extrañó mucho a Zelo.
-Taemin, se ha encaprichado con ella.
-¿Con quién?
-Con Amber.
Al escuchar eso, Zelo su puso más serio. Parecía que el niño
malcriado deseaba que le diera una paliza, muy listo no era.
-Sigue hablando, por favor.
-Nadie debe de saber que te he dicho esto.
-No te preocupes, nadie sabrá nada.
-La quiere de nuevo para usarla como quiera, no soporta que
esté con otro mucho más feliz que cuando estuvo con él.
-Si la dejó perder, es su problema ¿Por qué la busca de
nuevo, después de tanto tiempo?
-Porque no la hizo suya.
A Zelo le revoloteaba por la cabeza todo lo que le había dicho. Su razón solo le decía
una cosa. Que Taemin le quería quitar a Amber, la niña de sus ojos. La chica lo
observaba con una mirada de súplica.
-¿Quién te ha hecho eso…?
La chica dejó de hablar, lo observo en silencio cuando Zelo
le señaló a su ojo hinchado.
-¿Taemin?
Al decir aquello, la chica, con una sombra de miedo en el
rostro, se giró y salió corriendo lejos de él. Que chica más rara y eso que
había sido la novia de Taemin, que la vieron con él cuando ganaron el concurso.
Pero tenía cosas más importantes que atender. En seguida, se
dio la vuelta y comenzó a correr lo más rápido que sus piernas le permitían. Si
lo que decía esa chica era cierto, tenía que hablar con Amber lo más pronto
posible. Así que corría dirección a su casa, esquivando a la gente como podía
para no chocársela y causar un accidente.
Cuando estuvo a la altura de la calle en la que vivía Amber,
frenó poco a poco, por la falta de aire. Sentía como sus pulmones ardía y su
garganta dolía, pidiendo algo de oxígeno. Aún buscando aire que respirar, Zelo
se percató de algo, y en cuanto pudo, se escondió tras un amplio muro de piedra
blando. Por suerte conseguía escuchar bien la conversación y asomándose un poco,
podría ver.
-Cada día estás más preciosa ¿lo sabes?
-Taemin, mira, no tengo ni la más remota idea de que haces
aquí, pero te aconsejo que te vayas, no te quiero ni ver.
-Eso es lo que dices, pero no lo que piensas –Taemin sonrío
de manera perversa. Se encontraba ante la puerta de la casa de Amber, y esta
estaba en la puerta, casi detrás de ella, con una mirada de asco hacía el
chico.
-No es así, ya no.
-¿Ah, no? Pues vamos a comprobarlo –Al decir estas palabras,
Taemin se acercó hasta la chica, y la cogió de la cintura, pegándola a él. Por mucho
que ella lo empujara o intentara escapar de sus brazos, no podría, ya que él
era mucho más fuerte.
En un descuido de ella, Taemin besó sus labios. Era un beso
forzado, casi frío y sin sentimientos, tan solo el de posesividad por parte de
él y el asco y la repugnación por parte de ella.
Una vez la hubo soltado, ella se separó de un empujón tras
la puerta, y con fuerza, la cerró ante las narices de Taemin, el cual, sonreía de
una manera perversa. Y así se alejó, lentamente, con las manos en sus bolsillos
por la calle, por el lado contrario del que se encontraba Zelo, triunfante.
Al contrario, Zelo estaba que la misma sangre de su cuerpo
le ardía. Mantenía los puños cerrados con fuerza, tanta que si tuviera las uñas
más largas de lo normal ya se hubiera hecho heridas.
Ese listo se había pasado con aquello. ¿Acaso va a ir a
conquistar de nuevo a Amber? Eso sí que no lo permitiría, ni mucho menos, para
que le hiciese lo que le hizo a la otra chica cuando se hartó de jugar con
ella.
Algo vibraba en su bolsillo del pantalón. Al sacar su móvil
vio que Amber le estaba llamando. Pero no lo descolgó. Tenía cosas que hacer y
ella tendría que esperar, por su bien. Con una sonrisa de medio lado, Zelo se
marchó por donde había venido, tecleando en su móvil un número de teléfono.
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