sábado, 11 de enero de 2014

(KyuZy) Bailando en el Club -Serial- Capitulo 3




Ya llevaba varias semanas que todos los viernes tenía que estar allí para mostrar su talento. Sabía perfectamente que había quien pedía sus atenciones, pero el director solo dejaba que hiciera aquellas que solo tuviera que bailar. Ella no protestaba porque siempre le dejaban una buena propina. Muchas chicas le decían que con aquel dinero que ganaba podría comprarse ropa nueva y más lujosa, pero ese dinero ella lo iba a destinar para las medicinas y cuidados de su madre. Hace tiempo  que ella decidió que el dinero que ganara iba a ir destinado para su madre. Pero aquella noche fue diferente.

El gerente le dijo, que tras su actuación, un importante inversor de la ciudad, había requerido su presencia, para bailar ante él, sin nada más que hacer ¿no? Se encontraba ante la puerta de la habitación en la que había sido citada. Tocando con los nudillos varias veces, entró, muy lentamente. Primero asomó la cabeza para pedir permiso para entrar, y su desconcierto fue cuando vio a un hombre, irresistiblemente apuesto, sentado en un sillón, con dos chicas a cada uno de sus lados. No quería ni ver, la escasa ropa que ellas llevaban.

-Bienvenida, bienvenida, mi nombre es Donghae, y te estaba esperando.

La voz de aquel hombre, Donghae, era clara y profunda. Las chicas se revolvían en sus brazos y Minzy se adentró en la habitación, algo incomoda, no solo por ellas, sino por la presencia de él. No le daba buena espina, mucho menos que el egocéntrico del director del club, y eso ya era bastante.

-He estado viéndote actuar, y chica, lo  haces estupendo ¿por qué no nos muestras tu talento?

-No tengo música.

-Sí, claro -Donghae, le indicó a una de las muchachas que encendiera un equipo de música. La melodía no tardó mucho en salir por los altavoces, que se encontraba a cada uno de los lados de la habitación. Era una música con ritmo, que llamaba a moverse con ganas, a sacar el lado salvaje de una persona.

Bueno, ella estaba allí para satisfacer al cliente, y lo que quería era que bailara, así que no se hizo de rogar. Con unos sinuosos movimientos de cadera, comenzó a danzar ante aquel hombre, que no apartaba la mirada de ella. Cualquiera diría que se la estaba comiendo con la mirada. La desnudaba con esta. Parecía un viejo baboso, deseando probar carne fresca ¿de verdad que había hombres tan asquerosos? Minzy había conocido a chicos así, bastantes, pero no hacían eso por ella, sino por otras muchachas, como las que ahora mismo la miraban con envidia.

Satisfacer a ese hombre era tan fácil como los demás, pero  había algo en su mirada que ni le inspiraba confianza. Al darse por un momento la vuelta, se encontró cara a cara con él. Se había puesto en pie y estaba demasiado cerca de ella. Podía respirar su aroma y ver sus intenciones.

Él estiró sus brazos y la agarró por la cintura, atrayéndola hacia él, pero eso no estaba dentro de lo que había pedido, así que Minzy se resistió e intentó alejarse de él.

-Sueltame, no podéis tocarme.

-Disculpa, pero estás aquí para hacer lo que yo te diga.

-A mi el gerente solo me ha dicho que tendría que bailar, no tocaros.

-¿No? Tal vez no me entendió bien -Con una sonrisa ladina en el rostro, Donghae besó con ansias los labios de la chica. Los devoraba con ganas, los recorría con la lengua, delineando cada trazo de los carnosos labios de Minzy.

Ella se resistía como  podía, se retorcía entre sus brazos a la vez que lo empujaba. Aquello estaba mal, las manos del hombre se encontraban ahora agarrando su trasero, con fiereza y posesividad, clavando los dedos a la vez que la pegaba más a su cuerpo. Minzy no supo de donde sacó las fuerza, pero lo separó de ella, mirándolo de manera incrédula.

Antes de que volviera el león sobre su presa, la chica salió corriendo de la habitación, recorriendo los pasillos para llegar a los vestuarios lo más pronto posible. Pero al estar concentrada en correr, se chocó con el gerente.

-¿Qué estás haciendo aquí? Deberías estar con el cliente, es un señor muy...

-¡No puedo estar con ese hombre!

-No digas bobadas y vuelve hacia allá, has de bailarle.

-Lo que quiere es acostarse conmigo.

-Eso no está en su pedido.

-Pero es lo que quiere.

-No mientas, es un cliente importante y nos hace visitas constantemente, así que ya estás volviendo -El  gerente la empujaba, y por más que ella se resistiera no podía evitarlo. Pero en mitad del camino, se encontraron con una persona a la que Minzy no quería ni ver en pintura.

-¿Qué está pasando? -Dijo con una voz clara y profunda Kyuhyun, el director, que pasaba justo por allí, camino a su despacho.

-Esta muchacha no  quiere cumplir con su encargo encomendado -El gerente hablaba ante el director con soltura. En el tono de su voz se dejaba ver el entusiasmo de que su jefe le premiara por ello.

-¿Ah, no? -La mirada de Kyuhyun se posó en la de ella, que era seria, sin titubeos.- ¿y por qué no? ¿Con quien estaba?

-Estaba con Donghae, señor, dice que intentó manosearla, pero él mismo solo la pidió para que bailara para él.

-¿Eso es cierto? -La intenta mirada de Kyu no se apartaba ni  por un segundo de la retadora mirada que le proporcionaba Minzy.

-Lo es -Respondió ella.

-Sígueme pues -Sin decir nada más, el director se marchó en dirección a su despacho. Minzy, solo se digno a seguirlo cuando el gerente soltó su brazo, el cual agarraba para llevarla de nuevo ante Donghae. Una vez que ambos desaparecieron tras las puertas del despacho, el gerente sonrió satisfecho. Su jefe estaría agradecido con él y aquella muchacha malcriada puede que acabara esa noche en la calle. Con una sonrisa de triunfo, volvió a su trabajo.

Una vez dentro de aquella habitación que tan poco le gustaba a Minzy, Kyuhyun se sentó en su asiento, tras la mesa, y con unos cuantos segundos, ya tenía frente a sus pantallas, lo que había ocurrido con Minzy y Donghae.

Cuando se veía a Minzy saliendo de la habitación, el director solo se limitó a guardar silencio por unos segundos, antes de golpear con la palma de la mano la mesa, con fuerza. Ese idiota no sabía que las cosas de los demás no se tocaban, y si solo había pedido un baile era un baile, no nada más. Pero no podía hacer nada ¿qué hacer cuando era un importante cliente?

-¿He hecho algo mal?

La voz de Minzy lo sacó de sus pensamientos. Recorrió su cuerpo con la mirada. Estaba totalmente igual que la última vez que ella estuvo allí, bailando para él.

-No, todo lo contrario, no dejes que ninguno más te toque. Solo yo puedo hacerlo, eres mía y de nadie más ¿entiendes? Puedes retirarte, y terminar con tu trabajo.

Sus palabras y sus actos hacían que le odiara cada vez un poco más. No era más que un niño malcriado que se creía que todo era para él. Minzy salió de allí lo más rápido que  pudo, a buscar al gerente que le dijera que más tenía que hacer aquella noche. Maldita sea aquella noche. Solo gente que quería aprovecharse de ella. No, de ella no, de su cuerpo, como si se tratase meramente de un objeto a manos de cualquiera. Ya le advirtió su madre de ello, pero no le quedaba más que aceptarlo, no sabía nada más que bailar y debía conseguir dinero a toda costa. Suspiró y se resignó, como había hecho toda su vida.

***

Caminaba de vuelta a casa, como casi todas las noches, solo las que trabajaba. Esa noche había salido más tarde de lo normal. Si ella ya sabía que aquella noche iba a ser de lo peor, no le ha salido casi anda bien. Esperaba llegar pronto a casa, dormir  y que amaneciera un día nuevo, lo más pronto posible.

Esquivaba a la gente a su paso, no se detenía a mirar nada. Su cuerpo estaba cansado y ella con las ganas agotadas. Ese día no podía empeorar ¿no? Sus peores temores se confirmaron cuando un gran y lujoso coche se paró a su lado. Al mirar vio asomar por la ventanilla a aquel hombre. Dispuesta a seguir andando sin detenerse, su voz lo hizo.

-Sé que no querrás hablar conmigo, pero también sé que Kyuhyun te habrá hecho una oferta, pareces interesarle mucho, y yo podría mejorarla.

Minzy se  giró a mirarlo, intentando leer en sus ojos que es lo que estaba tramando, que buscaba de ella, pero en estos no encontró nada, ni un sentimiento.

-¿Qué es lo que quieres de mi? -Preguntó cansada.

-¿Por qué no subes al coche y lo hablamos? -Sus palabras se quedaron unos momentos en el aire, Minzy las meditaba. Bueno, ¿tenía algo que perder por aceptar su proposición? Conforme se acercaba a coche, la puerta se abrió y ella se introdujo en su interior, sin saber que le esperaba al aceptar.

Tenía más que claro que ese coche era el más lujoso en el que se había montado. El interior estaba recubierto de cuero, los sillones estaban bien mullidos, un pequeño jacuzzi a un lado y un minibar, con diferentes tipos de alcohol, supuso la chica.

Levantó la mirada hacia Donghae, que la miraba con la misma mirada que cuando estaba en el club. Ella se sobrecogió y él comenzó a reír divertido ante la situación.

-¿Por qué trabajas para Kyuhyun?

-Porque quiero ser una bailarina profesional, la mejor.

-Vaya... Que directa -Asombrado ante su actitud, que no se la esperaba, ni mucho menos, se sirvió a sí mismo una copa de su mejor vino.- ¿y por qué en un club y no en musicales o concursos?

-Ya lo intenté, pero no he conseguido nada nunca.

-¿No has sido buena?

-Siempre ha habido preferidos.

Esa chica tenía algo especial, y le gustaba. Bailaba bien y su temperamento era atrayente. Normal que Kyuhyun la quisiera solo para él y no la vendía como otras de las muchas que tenía trabajando para él. Donghae tomó un sorbo de su copa, sonriendo para dentro, estaba seguro que ella aceptaría su proposición.

-Yo tengo algo mejor para ti.

-¿El que? -Por primera vez desde que el coche comenzó a moverse, Minzy se atrevió a mirarlo a  los ojos. Una chispa de picardía ardía en ellos, no le gustaba.

-Que mejor que bailar en mi propio hotel, para la gente más importante de la ciudad, que en un club de prostitutas.

-Pero sigue yendo gente importante de la ciudad allí, véase usted -Minzy le dejó sin palabras por un momento. La chica no tenía ni un pelo de tonta.

-Tienes razón, pero lo que yo te propongo son fiestas, no actuaciones y tú serías la bailarina principal, todos los méritos irían para ti, por no hablar de un alto sueldo, el doble que él que tienes ahora mismo -La oferta de Donghae era tentadora. Cualquiera chica aceptaría al mismo instante, sin detenerse a pensarlo, pero Minzy, no era como las otras chicas.

-Lo siento, he de pensarlo, y si no le importa, me bajaré aquí -Era fría como el hielo e inquebrantable. No, para nada. A Donghae le había quedado claro que Minzy no era como las demás, era especial, era inalcanzable. Todo un reto para los hombres como Kyuhyun y como él. Y ambos querían jugar.

El coche se detuvo al instante y Minzy se bajó sin mirar atrás. Cuando cerró la puerta, Donghae volvió a bajar la ventanilla para comunicarle:

-Espero tu respuesta con ansia, no me defraudes.

Tras decirlo, el coche se alejó al final de la calle. Cuando Minzy se quiso dar cuenta, estaba más lejos de casa que antes. Sí. Aquello respondía a su pregunta. Aún podían ocurrirle cosas malas en aquel día. Resoplando, caminó directa a su casa. Ya no se montaría en el coche de nadie, ni aunque le prometiesen el mundo.


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