martes, 20 de diciembre de 2016

(YuNa) Feathers -Oneshot-

Oneshot

Título: Feathers

Pareja: YuNa (Yuta + Mina) [NCTWICE – NCT & TWICE]

Tipo: Hetero

Géneros: AU | Romance | Fluff | Fantasy

Clasificación: PG–13

Descripción: En una noche blanca de Navidad, además de nieve, del cielo caen plumas…

Notas: Probablemente sea yo la única shipper de esta pareja, pero como me gustan tanto a pesar de que no sé siquiera si se conocen realmente, no pude evitar hacer que esta historia fuera para ellos. Espero que os guste este one-shot especial y ¡Feliz Navidad!



Osaka, 31 de Diciembre de 2016

        Hacía un frío seco en las casi desiertas calles de la ciudad, un frío que cortaba la piel expuesta a aquel clima extremo de varios grados bajo cero. También estaba nevando en aquella noche previa al día de Navidad y los copos que se pegaban al cuerpo del chico que caminaba rápidamente de vuelta a casa le hacían sentir que aquel día estaba siendo más helado de lo que en realidad debía ser. Pero cosas como aquella no le importaban a Yuta realmente, lo único que quería era resguardarse en su cálido hogar y no salir de él hasta que las fiestas terminaran.

        Nunca le había gustado la Navidad y nunca le gustaría. En aquella época, la ciudadanía generalmente disfrutaba de la compañía de sus familiares, amigos o parejas, pero Yuta no tenía nada de aquello, por lo que en la Navidad no tenía absolutamente nada que celebrar.

        El chico se detuvo en un semáforo en rojo, teniendo que esperar un poco para poder cruzar la calle. Ya solo le quedaban unos minutos para llegar a casa, de hecho, desde aquel lugar, se podía ver el edificio en el que vivía. Yuta no pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro porque estaba a punto de llegar a su hogar, dejando atrás aquel ambiente helado y quedándose al abrigo del suelo radiante y envuelto en alguna manta mientras cambiaba una y otra vez de canal, buscando algo que realmente mereciera la pena ver en la televisión. El semáforo se puso en verde para los peatones y Yuta salió de sus pensamientos para echar a andar de nuevo, deseando llegar pronto a su destino, porque la nieve que lo había acompañado durante todo el camino, estaba comenzando a caer de una forma mucho más fuerte; por eso, el chico se subió la capucha del chaquetón que llevaba puesto y se protegió un poco más del frío y de la nieve.

        Apenas había avanzado unos metros, cruzando el pequeño parque que había justo ante su apartamento, cuando además de nieve, vio algo más caer del cielo. Yuta no estaba prestando demasiada atención a lo que lo rodeaba, por lo que al principio no pudo identificar qué era aquello que había descendido hasta el suelo frente a su rostro, pero estaba seguro de que no era nieve. El chico alzó sus hombros, porque tampoco es que le importara demasiado y se dispuso a echar a andar de nuevo, pero en cuanto dio un paso, otra vez aquella cosa que no había identificado volvió a caer frente a él. En ese instante, el chico alzó su mano y atrapó lo que caía, dándose cuenta de que era una pluma blanca del tamaño de su palma.

        Los pájaros con plumaje claro no solían salir de noche porque eran demasiado visibles para ser presas de las demás aves nocturnas, por lo que al chico le extrañó y miró hacia el cielo, buscando al animal del que eran originarias aquellas plumas que caían. Mientras subía su cabeza, la nieve comenzaba a caer por su rostro y el chico tuvo que ir quitándosela para no quedarse sin ver nada y cuando finalmente encontró qué era aquello que estaba dejando caer plumas, Yuta tuvo que parpadear varias veces porque no podía creérselo.

        Justo sobre su cabeza se encontraba una chica, con unos ropajes blancos ceñidos a su cuerpo, sosteniéndose en el aire gracias a unas grandes alas cubiertas por plumas blancas que salían de su espalda y que se movían lentamente, agitando la nieve a su alrededor.

        Yuta abrió sus ojos como platos al ver aquella escena, sin poder creerse realmente lo que estaba viendo porque era algo totalmente inverosímil, algo que solo ocurría en la ficción, en los libros o en las películas, no en la vida real y sobre todo, no a él. Los ángeles no existían, eran seres de la mitología cristiana y él ni siquiera practicaba aquella religión, así que no tenía ningún sentido que un ángel se hubiera aparecido ante él. Aquello tenía que ser algún tipo de broma para algún programa de la tele y seguro que había varias cámaras ocultas grabándolo para enseñar al mundo la cara de gilipollas que tenía en aquellos momentos.

        Sin embargo, no parecía ser ninguna broma porque los minutos comenzaron a pasar y nadie aparecía ante él con un micro para hacerle una pequeña entrevista sobre cómo se sentía con aquello. Yuta trató de convencerse entonces de que si no era una broma debía de tratarse de su imaginación, que aquel ser no se encontraba allí en la realidad y que el maldito frío que hacía aquella noche le estaba haciendo tener alucinaciones con ángeles, pero eso tampoco parecía ser factible, porque por mucho que pestañeara, se refregara los ojos con las manos o intentara aclararse su cabeza, el ángel no desaparecía de su vista.

        El chico trató de calmarse y enfocarse, pero repentinamente, el ángel comenzó a mover sus alas, descendiendo lentamente con gracia a través de los copos de nieve que caían hasta posar sus desnudos pies sobre la nieve, a un escaso metro de él, moviendo un poco el aire a su alrededor debido al batir de sus alas. Yuta no pudo evitar observar a la muchacha hermosa que tenía ante sí, con su pelo largo y negro y su piel nívea; tenía una expresión ausente, pero lo miraba fijamente a los ojos y el chico se estremeció cuando sus miradas conectaron por un instante. Era tan bella…

        —Nakamoto Yuta, ¿cierto? —cuestionó, con una voz suave que lo dejó sin respiración porque ningún ser tan hermoso había dicho su nombre de una forma tan delicada y dulce.

        —Soy yo… —murmuró, aunque tuvo que tratar varias veces antes de conseguir que algo pudiera salir de sus labios.

        —Me alegra haberte encontrado —dijo ella—. Soy Minari y me han asignado ser tu ángel de la guarda.

        —¿Qué?

        Yuta llevaba muy confuso desde que había visto al ángel flotando sobre su cabeza, pero al escucharla decir aquellas palabras, se sentía mucho más confuso si cabía. Todo era demasiado extraño e incluso había comenzado a dolerle la cabeza muchísimo, por el frío y por la de pensamientos que viajaban de un lado a otro tratando de buscar una solución lógica a la situación en la que se encontraba, sin éxito alguno, todo había que decirlo.

        —Minari, tu ángel de la guarda —repitió ella con una enorme sonrisa—. Se suponía que no debía aparecer ante ti porque tenía que cuidarte sin que te dieras cuenta, pero me pareció muy triste que pasaras un día tan especial como éste en soledad, por eso me he arriesgado a hacerte una pequeña visita.

        Yuta seguía en shock, por lo que no atendía realmente a lo que el ángel le decía, solamente podía observarla atentamente, cómo movía sus labios rojizos para esbozar las palabras que escuchaba pero que no entendía.

        —Por eso, te he regalado una de mis plumas —Minari se acercó un poco más a él y tomó la mano en la que todavía seguía aquella pluma que había cazado al vuelo. Yuta se estremeció al contacto de la piel suave y cálida del ángel—. Con ella puedes pedir que alguien te acompañe en esta noche especial en la que un año se deja atrás y otro nuevo comienza, lleno de posibilidades.

        El chico trató de respirar hondo para no decir algo de lo que se pudiera arrepentir, pero él no quería que nadie lo acompañara, él solo necesitaba estar solo para ser feliz y le daba absolutamente igual que fuera 31 de diciembre. Su familia lo había abandonado en Navidades cuando todavía era un niño y había crecido en un orfanato, rodeado de gente con la que no había podido establecer ningún lazo afectivo. Había pasado toda su vida en soledad, no necesitaba que nadie estuviera junto a él, fuera el día que fuera en el calendario.

        —Estoy bien solo —respondió, moviendo una de sus piernas para echar a andar y alejarse de aquel ángel que solo se había aparecido ante él para que pensara en aquellos recuerdos de su pasado que siempre había mantenido a raya—. No necesito la compañía de nadie.

        —Estás solo, pero no por eso estás bien —murmuró el ángel, haciendo que se quedara estático por un momento—. Puedes desear la compañía que necesitas y así comenzar a ser alguien menos solitario, más abierto, más accesible…

        —¿Para que quién tenga acceso me rompa el corazón? —cuestionó él, sarcásticamente—. No, gracias.

        —También podría ser para que alguien te lo sanara —contestó ella—. Desde ahora soy tu ángel de la guarda y estoy aquí para que tu vida deje de ser de esta forma, para que puedas disfrutar de la calidez de las personas, para que puedas amar y ser amado.

        —No lo necesito.

        Yuta dijo aquellas palabras y después echó a andar, sin mirar al ángel que dejaba atrás ni una sola vez. Sentía su sangre hirviendo en sus venas por culpa de la conversación que acababan de mantener y lo único que deseaba era llegar a casa y dejar de pensar en ello, hacer como si no hubiera ocurrido, olvidar aquel incidente y no recordar absolutamente nada de lo que había sucedido, lo que habían hablado o quién era Minari. Sin embargo, a pesar de sus pasos enérgicos y de la furia que sentía contra aquel ángel, el chico no podía dejar de pensar en lo que le había dicho y se detuvo tras andar solo unos pocos metros para mirar hacia atrás.

        El ángel seguía allí, aunque se había girado para mirarlo también, como si supiera perfectamente que se iba a volver. Sus miradas conectaron de nuevo y Yuta la desvió rápidamente, centrándola en aquella pluma que todavía seguía dentro de su puño.

        Había veces en las que había pensado en volver a abrirse a las personas, en tratar de conseguir amigos, en buscar el amor… pero siempre lo había acabado desechando porque se encontraba demasiado a gusto dentro de su microcosmos y salir de él significaba estar desprotegido en un mundo que le iba a volver a hacer daño.

        —Voy a estar velando siempre por ti —dijo el ángel, como si le hubiera leído los pensamientos—. No voy a dejar que nada te haga daño a partir de este momento.

        Yuta cerró sus ojos y respiró hondo. Una parte de él quería darse la vuelta y entrar en su apartamento, mientras que la otra parte quería creer en las palabras del ángel y quería pedir el deseo para no estar solo nunca más. Era una batalla muy reñida dentro de su mente, pero finalmente acabó ganando aquella que le decía que se arriesgara una vez más y que si salía mal de nuevo, solo tenía que volver a lo de siempre, a no confiar ni acercarse a nadie.

        —¿De verdad? —no pudo evitar preguntar al ángel, sintiéndose como un niño pequeño al hacer aquella pregunta, pero también sabiendo que debía hacerla para terminar de convencerse.

        —Siempre estaré a tu lado —le respondió ella.

        —Entonces… me gustaría desear que te quedaras esta noche a mi lado, Minari —pidió.

        Inmediatamente después de decir aquello, la pluma que tenía en su mano, empezó a desprender algo de calor. Yuta abrió su mano y vio cómo ésta ardía en llamas que no le hacían ningún daño, consumiéndose rápidamente hasta desaparecer sin dejar ningún rastro.

        —Por supuesto que estaré contigo esta noche —dijo el ángel, caminando hacia él hasta llegar a su lado—. ¿Vamos?

        Yuta llevó al ángel a su apartamento y ambos pasaron la noche juntos, hablando, riendo, viendo la televisión y celebrando que acababa un año y que comenzaba otro que iba a ser completamente distinto al anterior —o al menos, eso era lo que el chico esperaba—.

        Cuando a la mañana siguiente se despertó en el sofá en el que había dormido, se dirigió hacia la habitación para ver si Minari se encontraba allí o no, pero el ángel ya había desaparecido. Sin embargo, a pesar de no verla por allí, Yuta sentía que lo estaba acompañando y gracias a ello, notó cómo le infundía fuerzas para que a partir de aquel día, comenzara una nueva vida en la que dejara su soledad atrás y disfrutara de la compañía de las personas y del amor que de éstas podía recibir.





Notas finales:
        —Esta historia está levemente inspirada en el MV ‘Missing You’ de SM The Ballad, porque no es que haya cogido la trama de ahí, sino que ver el vídeo me inspiró para sacarla adelante, de una simple idea sin formar en mi cabeza hasta el one shot que ha terminado siendo (no se parece en nada al MV, en realidad, solo en que hay un ángel y un muchacho).

        —He ambientado la historia en Osaka porque Yuta es de allí y porque además hace bastante fresco en invierno y suele nevar bastante, en el resto de Japón no es de esa forma.

        —La ropa que lleva Mina en el fanfic es algo como esto, básicamente me encontré con la foto repentinamente y pensé que era el atuendo de un ángel.

        —Para quienes se hayan quedado un poco locos con el nombre que le he puesto a Mina, debo decir que simplemente lo he modificado un poco para darle un toque más “angélico”, pero que tanto su nombre real como el artístico es Mina, no Minari.

2 comentarios:

  1. Amo a este ship con mi existencia 💕 Esto quedo precioso

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    1. Me alegra que te gustara el ship, no había encontrado a nadie a quien le gustara ^^ Muchas gracias por tus palabras <3

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