Título: 바보 (Idiota)
Personajes: Kim Hee Chul, Han Geng
Autora: Cel
Oneshot
Género: Fluff, Romance
Tipo: Yaoi
Advertencia: G/ PG
Resumen o sipnosis: Heechul y Han Geng tendrán una última antes de separarse por un tiempo. Estarán el uno junto al otro, mostrando sus sentimientos a relucir, creando al final una cita inolvidable.
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바보 (Idiota)
"Soy un idiota, un completo y grandísimo idiota" me recriminé
- ¿Seguro que quieres seguir?, podemos volver a casa si quieres...
- No, estoy bien...solo ayúdame a levantarme - respondí estirando la mano
Si hubiera sido un poco más inteligente no habría aceptado venir a una pista de hielo. Pero había creído que patinar no sería tan difícil ni doloroso.
"Que idiota"
Me apoyaba constantemente en Han Geng, quien soportaba casi todo mi peso, impidiendo que cayera al suelo. Pero siempre acababa ganando mi orgullo, y le pedía que me soltara, y para mi eterno fastidio siempre ocurría lo mismo.
Los primeros minutos estuvieron bien, Hannie me sujetaba con cariño y yo sonreía como un tonto, pero trascurrido el primer cuarto de hora mis piernas empezaron a doler por estar siempre en la misma posición, provocando todas las caídas del segundo cuarto de hora.
No quería que pensara que era un quejica y desagradecido, ya que él había organizado una escapada para los dos juntos, y quería aún menos que acabara tan rápido.
- Heechul estás cansado, vámonos...
- No estoy cansado - mentí evitando su rostro - solo necesito un poco más de práctica...
- Venga vámonos - me interrumpió agarrándome de la cintura y guiándome hacia la salida
No me opuse ya que apenas podía mantenerme en pie sin él, pero descargué toda mi rabia con miradas asesinas a las otras parejas que se divertían patinando. Nos quitamos con pesadez los patines sintiendo los pies mucho más ligeros y las piernas engarrotadas.
Devolvimos los patines ante la extraña mirada del revisor, quien seguramente sabía que nos íbamos antes de que finalizara nuestro turno. Recogimos nuestras pertenencias de la taquilla alquilada y caminamos hacia la salida en donde una vez allí recorrimos en silencio la calle llena de luces de fiesta y adornos navideños.
A ambos lados había pequeños puestos con motivo de la festividad en los cuales nos deteníamos a mirar sus artículos casi sin interés, intentando alargar nuestro poco tiempo a solas en lo que sería una larga temporada. Meramente me llamó la atención un puesto en el cual vendían accesorios y colgantes para las parejas, pero viendo a unas chicas riendo con sus novios al probárselos, me invadió un profundo rencor y tiré del brazo de Han Geng sin decir nada conduciéndolo hasta un puesto de sopa que estaba a pocos metros, para disimular mi reacción. Nos sentamos y mi compañero buscó dinero en su bolsillo, con la clara intención de pagar la comida.
- Heechul, he olvidado mi cartera en la taquilla...- su cara reflejaba bastante preocupación, por lo que intenté levantarme e ir con él a buscarla, pero me detuvo con una mano y mientras me indicaba que me sentara negó con la cabeza - yo iré más rápido, espera aquí y ordena por los dos.
Lo observé correr entre la gente hasta que mis ojos lo perdieron de vista, extrañamente le vi nervioso y es que creía recordar haber visto la taquilla vacía antes de marcharnos. Pero decidí no pensar en ello y ordené dos cuencos de sopa mientras comenzaban a caer los primeros copos de nieve que avisaban una posible nevada. Ya que el puesto tenía techo, continué sentado hasta que vi llegar a Hannie con una amplia sonrisa en el rostro y su cartera en la mano.
- Por suerte seguía allí cuando llegué...- había vuelto muy rápido y se notaba en sus mejillas un fuerte color rosado porque imaginé que debió haber corrido -... ¿has pedido ya?
- Si...- respondí al tiempo que nos servían la sopa -...esto...siento que no hayamos podido patinar juntos.
- Sí que hemos patinado...
- Ya sabes a lo que me refiero - le corté con una mirada cansada.
Volví la vista al plato y empecé a comer para que no tuviéramos que hablar. En verdad me sentía mal por estropear lo que seguramente había estado planeando con días de antelación, y no quería ser borde con él en el tiempo que aun teníamos libre.
Tras diez minutos nos encontrábamos caminando en dirección al apartamento, mientras aun caían unos pocos copos. Precisamente aquel día me había arreglado de manera que se fijara más en mí, con la mala suerte de elegir el calzado menos apropiado para caminar sobre las calles heladas. Intentaba pisar con cuidado, pero aun así resbalé al intentar subir una zona con pendiente, y si no hubiera sido por la rápida reacción de Han Geng, hubiera caído sin remedio.
- ¡Ash!, hoy no hago más que caerme - estallé, enfadado conmigo mismo - y por si fuera poco, he arruinado nuestra última tarde juntos hasta que vuelvas de China en año nuevo...
No quería mostrarme vulnerable, por lo menos no ante él. Me mordí la lengua intentando así impedir que mis ojos se humedecieran e intenté proseguir nuestro camino, pero antes, su mano me agarró del brazo firmemente, deteniéndome al instante.
- No has arruinado nada - me giré hasta quedar frente a él, un poco confuso.
- Sí que lo he hecho, - desmentí agachando la mirada - y los dos lo sabemos.
- No...- contestó tirando de mi brazo, acercándome a él hasta quedar a pocos centímetros el uno del otro -...yo soy feliz tan solo estando a tu lado...- acarició mi mejilla en una caricia mirándome fijamente a los ojos.
- Eso es muy cursi - reí intentando tranquilizar mis emociones.
- Cierra los ojos - lo dijo casi en un susurro haciendo que mi corazón se acelerara.
Sin darme cuenta obedecí su petición, y junté mis labios esperando un beso que jamás llegó. En su lugar, y para mi sorpresa, sentí el delicado contacto de una cadena fina de metal alrededor de mi cuello. Extrañado abrí los ojos y bajé la mirada hasta encontrar una llave en forma de colgante que se encontraba colgada sobre mi pecho.
Alcé la vista hasta encontrar el correspondiente candado de igual modo colgando de mi amigo. Lo recordaba, los había estado observando pocos minutos antes en uno de los tenderetes, y me habían parecido bonitos, pero no le dije nada...además, ¿Cuándo los había comprado?
¿Acaso...fue cuando volvió a buscar su cartera?, ¿o incluso habría fingido olvidarla para volver al puesto y comprarlos? De cualquier modo había vuelto a demostrar lo mucho que le importaba, conmoviéndome y haciéndome sentir feliz una vez más.
- Eres la llave que abre mi corazón...
- Y tu un cursi sin remedio - respondí avergonzado por su confesión.
- Soy un romántico - me corrigió con una sonrisa, quizá al percatarse de mis sonrojadas mejillas.
Inclinó su rostro sobre él mío hasta que nuestros labios se encontraron en un beso inocente y tierno, como él. Fue apenas un segundo, un instante en el que pude sentir sus suaves y cálidos labios sobre los míos. Pero aquella sensación perduró mucho más, incluso cuando cogió mi mano delicadamente tirando de mí con una sonrisa en su rostro, contagiándome su felicidad.
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