-Princesito, buenos días.
Aquella irritante voz le provocaba dolores. No quería abrir
los ojos. La cabeza le daba vueltas y su cuerpo, totalmente magullado ¿dónde
había dormido? Tenía la espalda completamente destrozada.
-Cállate…
Como pudo, murmuró aquellas palabras. Su voz sonaba muy
ronca, quebrada. Ni él mismo la reconocía y eso que era la suya. Por mucho que
intentara abrir los ojos, no lo conseguía, de ninguna manera. Era como si
tuviera dos piedras sobre ellos, y por mucho que intentara abrirlos, no podía.
Que sensación tan horrible.
-No es por nada, pero estás en el calabozo, y yo soy tu hada
madrina que ha venido a sacarte, para llevarte con tu familia, quien te va a
dar una paliza de la que no saldrás vivo.
-Moon, ¿qué estoy haciendo aquí? –Zelo, como pudo, se puso
en pie, acercándose a lo que parecían unos barrotes, porque no los veía bien,
sus ojos no estaban tampoco muy bien. Pero a Moon lo había reconocido al instante, su singular
manera de despertar a alguien erala de todos los días.
-Pues que te pillaron en una fiesta ilegal –Moon fue
directo. No dudó en responderle, ni siquiera titubeó.
El rostro incrédulo de Zelo, en cuestión de segundos, se
encontraba a escasos centímetros de Moon, agarrado a los barrotes que los
separaba.
-Yo no estaba en una fiesta ilegal.
-Lo estabas y por eso estás aquí.
-Pero yo no lo sabía… -Zelo calló un momento. Aquel sitio
tan raro y tan poco conocido por él, y lo que ocurrió al final de la noche,
encajó en su cabeza de pronto. Estuvo en una fiesta ilegal y sin que lo
supiera.
-¿Y quién lo sabe? –Con un suspiro escapando de sus labios,
Zelo se tranquilizó un poco, pero seguía bastante inquieto, debido a que estaba
seguro de que estaba metido en un verdadero problema. Ese no iba a ser nada con el escandalo
anterior. No salía de uno, para meterse en otro peor...
-Pues verás, has salido en las noticias, y prensa.
Posiblemente, se sepa ya hasta en otros países.
Zelo no volvió a decir nada. Estaba acabado, y le extrañaba
que no estuviera allí su manager para regañarle por lo sucedido, y por la fama
que se daría a su mismo, incluyendo al grupo.
Pensando en ello, algo se encendió en su cabeza. Sus ojos
volvieron a abrirse totalmente y se puso de nuevo, nervioso, mucho.
-¿Dónde está ella?
-¿Quién? –Moon no entendía de quien le estaba hablando.-
Nadie de los arrestados lo conozco, exceptuándote a ti, princesito.
-¿Entonces Yundae no está aquí?
-¿Estaba Yundae contigo?
-Eso es un no.
Zelo, aun así, se preguntaba dónde estaría la chica, que
estaría haciendo. Y lo más importante, porque lo había abandonado allí, porque
no estaba con él después de lo sucedido.
-¿Y cuándo podré salir de aquí? –Preguntó Zelo, ya asumiendo
que la que le iba a caer encima cuando saliera, iba a ser peor que estar allí
metido.
Un policía, que parecía estar trabajando allí, apareció, con
un llavero en las manos. Parecía estar buscando una de las llaves, la cual, no
tardó mucho en encontrar. Con esta, abrió la llave de la celda de Zelo,
dejándolo salir.
Una vez fuera, Moon lo guio fuera, pero, en vez de salir por
la puerta principal de la oficina, se lo llevó por una puerta trasera. Zelo no
entendió porque, pero cuando al salir, e introducirse en el coche que los
esperaba, vio, como, muchos de los periodistas esperaban a la entrada de la
comisaria, para fotografiarle ¿Tan rápido había corrido la noticia? Casi tan
rápido como la pólvora.
Mientras se marchaba en el coche, vio todos los que
acampaban allí, y como los policías, intentaban hacerles marchar de ahí.
-¿Tanto se ha liado, Moon? –Preguntó Zelo, bastante
preocupado, por lo que pudiera pasar con él, y con el grupo.
-Ya lo verás, una vez que estés en casa.
Las palabras de Moon, no lo tranquilizaron, ni mucho menos. Tenía
miedo por lo que pudiera pasar, y no dejaba de pensar, en porque Yundae, lo volvió,
lo dejó allí solo. Porque no lo acompañaba en esa desgracia suya.
La vuelta a casa, fue silenciosa. Zelo no preguntó sobre
nada más. Lo único que quería, era que pasara todo lo más pronto posible. Pero
al llegar a casa, también tuvo que entrar a escondidas, por la cochera, porque
también los periodistas esperaban a las puertas del edificio, como cazadores que acechan a sus presas, en pos de
conseguir algo, en este caso, información, o cotilleos.
Al entrar, en su ansiado hogar, donde deseaba estar bien,
todos los miembros del grupo, y el manager, lo esperaban allí, esperando una
respuesta por su parte. No tenía muchas ganas de hablar de ello, pero debía
hacerlo, ellos no merecían lo que estaba
pasando. Ni si quiera él, porque no lo buscaba a apropósito. Era como si
el destino se la estuviera jugando.
-Zelo, me dijeron por qué cogiste mi coche, con un fin ¿pero
por qué no fuiste a la empresa a decir lo que estaba pasando y fuiste a esa
fiesta? –Yongguk, su apreciado líder, le miraba, fijamente. Zelo, pudo apreciar
un ápice de decepción en su tono de voz, y en su mirada. Aquello fue como un
puñal clavado en su pecho.
-Pues… Me encontré a Yundae, la hija del fotógrafo, y me
dijo que ella ya se había encargado de ello. Que simplemente la siguiera y fue
ella quien me dijo de ir a esa fiesta… -Zelo, no podía mantener las miradas de
ninguno. Miraba al suelo, demasiado arrepentido.- Pero yo no tenía ni la más
remota idea de donde iba.
-Lo siento, Zelo, pero ella no hizo eso –Dijo Himchan.
-¿Cómo qué no? Me dijo que lo hizo…
-Pues no, no ha llegado a la empresa ningún otro comunicado,
que, estás con dos chicas a la vez. Jugando con una y con otra. ¿A qué juegas?
-Daehyun hablaba buscando una explicación, fuera cual fuese, todos querían
saber la verdad.
-¿Con dos chicas? –Ahora sí que Zelo no entendía. ¿Dos chicas? ¿Él? ¿Cuándo?
-Parece que la hija del fotógrafo dijo a la empresa, que era
tu novia. Que a quien amabas era a ella. Por lo que la prensa está emitiendo
que estás jugando con dos chicas a la vez –Comentó el manager, encendiendo la
televisión, poniendo exactamente las noticas, para que el propio Zelo, pudiera
ver con sus ojos, que lo que le estaban diciendo era cierto.
Y en efecto, en las noticias salía como Yundae anunciaba,
que Zelo estaba con ella. Pero no era la única. La fan que había empezado a
decir que era su novia, le contraatacaba, diciéndole que eso no era cierto, que
la novia de Zelo era ella.
¿Qué estaba pasando? Esto se le iba de las manos, no
entendía que ocurría. No creía que Yundae le hubiera podido hacer eso. Tenía
que hacer algo, necesitaba una explicación de todo eso. Necesitaba hablar con
ella.
Sabiendo donde podía encontrarla, no escuchó las protestas
de los demás miembros y de su manager, cuando lo vieron darse la vuelta y
marcharse por donde había venido.
Su necesidad por hablar con Yundae, le cegaba. Necesitaba
saber. Así que saliendo de nuevo por la
cochera, donde no lo vieran, se puso la capucha de la chaqueta que llevaba,
para pasar desapercibido mientras ahora recorría las calles, dirección al
estudio fotógrafo del padre de Yundae.
Su móvil, comenzó a vibrar en su bolsillo. Al sacarlo, vio
que le llamaban desde la empresa. Seguro que para pedirle algún tipo de explicación,
así que volvió a aguardar el móvil, dejándolo hasta que se cansaran y cortaran
la llamada. Antes de dar una explicación, él quería saber y aclarar lo que
sucedía.
Creía ir lo suficientemente bien oculto con la capucha de su
sudadera, pero no fue así. Alguien le
agarró del brazo, tiraba de él. Cuando quiso darse cuenta, tenía a su fan
obsesa a su lado, hablando sin parar.
-Te he estado buscando, querido mío. La tipa esa se cree que
podrá robarte de mis brazos, pero tú eres mío, y de nadie más. Nuestro amor
sobre pasará los límites.
Con voz chillona, rostro demasiado maquillado, labios rojos,
ropa rosa, de marca, y sus cabellos sueltos, la chica caminaba a su lado,
risueña, como si llevaran así un buen rato. Zelo, no sabía que decirle.
-Ay, querido, quítate esa capucha, no sé ve tu hermoso
rostro –Sin que pudiera reaccionar, ella tiró de su capucha, descubriendo su
rostro ante todos. Y justo en ese omento, doblaban una esquina, donde un grupo
de reporteros, parecían estar esperándolos. Como si ya hubieran sido avisados
de ello.
Lo confirmó, cuando
vio a esa chica hacerse la sorprendida, posando ante las cámaras y las
cientos de fotografías que le estaban haciendo. Zelo sentía los flases en él,
constantemente, uno tras otro. No podía ver a penas nada. Ni si quiera, cuando
ella le cogió de la ropa y le besó en los labios, manteniendo sus labios
unidos, mientras las fotos seguían haciéndose.
Cuando Zelo pudo reaccionar, se separó de ella, pero para
correr por donde habían llegado hasta allí. Pensaba que los periodistas se
quedarían allí. Pero se equivocó. Le siguieron, corrían tras él, con sus
cámaras en la mano.
Como si un grupo de policías, persiguieran a un ladrón, como
una manada persiguiendo a una presa. Pero en este caso, no dejaría que le
dieran caza. Zelo corría con todas sus fuerzas, esquivaba a la gente, como
podía, intentaba no tropezar con nada.
Buscaba una manera de despistarlos ¿pero cómo? Solo corría,
sin un rumbo, mientras, los periodistas no se detenían. Ni cesaban de seguirlo.
Tal vez si se metía en algún edificio grande, los
despistaría. Había un centro comercial cerca, pero desde donde estaba, tendría
que cruzar una carretera. Al mirar en frente, la vio apenas unos metros de él,
e incluso el semáforo. Pero este estaba cambiando. Y no se podía detener ahora.
Apretando el paso, corriendo lo más rápido que pudo, cruzó
la carretera, esquivando por suerte un coche, que estuvo a punto de
atropellarlo. Pero el coche se detuvo, interponiéndose entre él y los
periodistas.
El conductor del coche gritaba algo que no alcanzaba a
escuchar, tampoco le importaba, le había servido para ganar tiempo y ocultarse
en el centro comercial, al cual, no tardó mucho en llegar, entrando al edifico,
con normalidad. La que podía, porque su pecho, subía y bajaba salvajemente, por
la falta de respiración.
Respiraba con dificultad, cuando volvía a colocarse la
capucha. ¿A dónde iba allí dentro? Aprovecharía, daría un paseo por allí
dentro, y cuando hubiese pasado un rato, y los periodistas se hubieran ido,
saldría, a buscar a Yundae.
Se había olvidado de ella por un rato, pero su recuerdo y lo
que le hizo le vino a su mente de nuevo ¿por qué lo hizo? ¿y por qué se sentía
tan culpable él mismo? ¿acaso sentía algo por ella?
Al pasar por la zona de electrónica, una de las paredes, estaba
cubierta de distintos televisores, pero en todos ellos había lo mismo, las
noticias. Exactamente, fotos suyas con la chica de hace un rato, besándose.
¿Tan rápido corrían las noticias cuando se trataba de
desmantelar a un idol? ¿Y ahora que hacía? Su imagen y la de su grupo se iba al
garete. Y todo sin que pudiera hacer nada. Suspiró, pesadamente, sin apartar la
mirada de los televisores.
Parece que entrevistaron a la chica los periodistas que no
optaron por seguirlo a él. Ella solo decía que los argumentos de Yundae eran
falsos y que ella acaba de demostrar que Zelo era suyo. Pero los periodistas,
decía, que solo juagaba con las dos, que se aprovechaba de dos jóvenes fans.
-Estás cogiendo mala imagen eh.
Escuchó una voz a su lado, y por lo que decía, supuso que se refería a él. Cuando giró el
rostro, para poder ver a la persona de la que procedía esa suave voz, el
corazón se le encogió, y su respiración se detuvo, por unos escasos segundos.
-Yundae…
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