Pasaron dos meses desde que Leah y yo comenzamos la relación a escondidas, también hacía el mismo tiempo que estábamos de vacaciones. En ese tiempo ayude a Leah a encontrar piso, no fue tarea fácil pues nunca nos poníamos de acuerdo. No es que yo fuese a vivir con ella pero quería algo cercano a nuestro apartamento y en una buena zona del barrio. Finalmente dimos con uno a tan solo unas calles del nuestro, en el cual podía entrar a vivir cuando quisiese y podía mantenerlo bien con su sueldo.
Desde hacía un mes siempre que podía me escapaba e iba a verla, la verdad aún que no quisiese que dejase nuestro apartamento fue un alivio para nosotros a la hora de vernos y de tener cierta intimidad aún que fuese igual de puntual que antes. Me sorprendió bastante que en dos meses nadie sospechase sobre lo nuestro, ni siquiera las fans notaron nada, debía ser porque estábamos de vacaciones.
Me presente un sábado por la tarde en su casa con la excusa de que fui a ver a mis padres, ella me recibió con una camiseta ancha de hombro caído y un culot nada más, no me sorprendió ella siempre andaba así por casa cuando estaba sola.
- No te esperaba…
- Me gusta sorprenderte ya lo sabes…- Le conteste nada más entrar cogiéndole por la cintura para acercarla a mí y poder besarla con ternura.
El apartamento era más pequeño que el nuestro, el salón estaba poco recargado, un sofá con cheslón, un mueble que acaparaba gran parte de la pared principal, una mesa con cuatro sillas y una mesa de fumador en el centro. El baño no tenía nada especial al igual que la cocina. Su dormitorio estaba presidido por una cama de matrimonio, una mesa a modo de tocador, un armario empotrado y un par de mesillas, me encantaban los dos grandes ventanales separados por dentro y unidos por un balcón por fuera que tenía en su dormitorio, era una pena no poder asomarme cuando estaba con ella.
Desde que vivía sola siempre que iba hacíamos algo diferente, ese día ordene comida tradicional coreana para cenar, a veces lo rutinario también es diferente.
- Podría haber cocinado yo Jun…
- No… esta vez no… ven…
- Por dios Junsu… ni siquiera hemos cenado.
- No es eso tonta… déjame una gorra.
Sé que ella se extrañó al pedirle una gorra y mal interpreto mis intenciones. Fui a su cuarto con ella y del armario saco una gorra negra de beisbol que no tarde en ponerme. A continuación le cogí de la mano y le saque al balcón, la puse delante de mí y la abrace desde atrás.
- Para esto lo quería… me moría de ganas por hacer esto contigo…
- Por dios… a veces me sorprende que cosas tan simples te llenen tanto.
- Eres tú quien me llena… por eso las cosas simples me llenan… está comenzando a ser duro el tener que esconderme de todo…- le confesé hundiendo mi rostro en su cuello.
- Está siendo duro para mí también… me encantaría poder contárselo a alguien, salir contigo durante las horas de luz sin tener que evitar lugares con cúmulos de gente o llamarte sin miedo a que me lo coja alguien que no seas tú…
- Siento tener que hacerte pasar por esto… pero no podría soportar tenerte tan cerca y tan lejos a la vez… nena tenemos que enfrentarnos a esto… superarlo y te prometo que algún día esto dejará de ser así…
Ella no volvió a contestar, note como se secaba una lagrima de la mejilla, eso hizo que me aferrase aún más a ella pues no quería verla sufrir.
Llegó la cena y cenamos casi sin hablar, de vez en cuando miraba a Leah que comía con desgana y cabizbaja, contemplarla así me hacía comer con desgana también. No quería que mi fama supusiese un obstáculo en la relación, a pesar de que ella asumió los riesgos y las limitaciones que conllevaba ahora parecía disgustarle la idea de tener que esconderse de todo sitio público.
- Pensé que habías asumido los riesgos y las limitaciones… lo siento creía que no te disgustaba la idea.- le dije mientras me levantaba de la mesa.
- Junsu… por favor… acepté siendo muy consciente de ello, es por eso mismo y porque te quiero demasiado que me duele no poder hacerte disfrutar de una relación normal… de no poder besarte delante de nadie… de que no puedas levantarte a mi lado cada mañana… Si te dije todo eso fue porque quiero disfrutes de todas esas cosas.
- Leah…- Me quedé mudo unos segundos- Si pudiese cambiar las cosas te juro que lo haría… no te sientas así por mí no me importa… me gustaría hacerlo público cuando tú te sientas preparada… te aseguró que no va a ser un paseo por el parque por eso quiero que lo pienses muy detenidamente y tomes la decisión que quieras.- terminé de decirle mientras la acunaba en mi pecho y le besaba en el cabello.
Esa misma noche disfrute de su cuerpo como si hubiese sido la primera vez, la mimé más que nunca para olvidar nuestras angustias, quería que sintiese que tan solo ella y yo existíamos en ese instante. Me dejé llevar tanto que pase la noche entera en su casa y poco a poco lo cogí por costumbre.
Pase ese mes entero yendo al menos un día por semana a pasar la noche en casa de Leah, todo iba como la seda, nadie parecía sospechar nada y aún no me perseguían ni reporteros ni fans.
Convivir con ella era una auténtica delicia, me hacía sentir como si no fuese alguien famoso, tan solo un chico entre tantos enamorado de una mujer increíble. Aún que no hiciésemos muchas cosas fuera de su casa cada día era distinto al anterior.
Quise sorprenderle una vez más y aproveché el día de carnavales para ir a una fiesta de disfraces con ambientación veneciana. Era en un hotel de prestigio y requería ir con vestido y mascara de la época. Encargué los trajes y le hice llegar el suyo junto con una nota en la cual mandé escribir. “Espérame a las doce en el balcón, póntelo te quedará como un guante. Espero que sea de tu agrado. Muero de ganas por verte.”
Cene con mis padres ya que hacía unas semanas que no les veía y a continuación me puse el traje que encargue. Era negro típico veneciano con camisa blanca de chorreras y volantes en los puños que sobresalían por la chaqueta, los pantalones también eran negros y en vez de llevar unas medias blancas me puse unas botas negras con grebas del mismo tono y remachadas en blanco. La máscara me tapaba toda la cara excepto el mentón y la boca, era negra con detalles en blanco y plata. Una vez vestido me dirigí al hotel donde me esperaba un aparcacoches.
Subí al balcón sobre las doce y cinco y allí estaba Leah, con el traje que le regale. Era blanco encorsetado hasta la cadera y con una gran falda que la llegaba hasta el suelo, con bordados por todo el traje en dorado y escote corazón acompañado con una máscara de mando en blanca y dorada con unas plumas centrales blancas que la cubría solo los ojos.
Le quedaba con un guante y se veía preciosa con el traje y la máscara. Me acerqué poco a poco a ella y cuando la tuve cerca le hice una reverencia típica de la época. Ella se apartó la máscara poco a poco y se inclinó del mismo modo.
- Buenas noches bella… ¿espera a alguien?- Le pregunte aun ocultándome tras mi máscara.
- Un apuesto caballero me ha citado aquí esta noche…
- ¿Tan sólo soy un apuesto caballero cualquiera?- Pregunté quitándome la máscara.
- Bobo… eres mí apuesto caballero…-
- Así me gusta… aún que tendré que castigarte por lo de bobo jajaja, no sabes las ganas que tengo de ir a una de las habitaciones y quitarte ese corsé lentamente.
La atraje hacia mí mientras ella me propinaba un golpe cariñoso en el brazo. Le miré fijamente a los ojos anunciando un apasionado beso, que fue interrumpido por una traca de fuegos artificiales.
Tan pronto como comenzó a llegar la gente para el espectáculo de pirotecnia me separé de ella diciéndole el número de la habitación que había reservado para después de la fiesta.
Durante lo que duró el espectáculo no la perdí de vista entre la multitud gente, ella lo contemplaba fascinada y yo la observaba a ella disfrutando del asombro. Finalizada la fiesta, esperé a que todos dejasen el hotel para subir a reunirme con Leah, que me esperaba sentada al lado de la puerta la habitación.
- Llevas un vestido demasiado bonito y caro para estar sentada en el suelo…- le dije frente a ella cediéndola mi mano para ayudarle a levantarse.
- Tsk… no puedo creer que me digas eso… que romántico.
- Estás preciosa nena… ojalá esta noche durase eternamente.
Abrí la puerta y la arrastre hacía el interior de la mano. La habitación estaba tenuemente alumbrada, con una gran cama frente a un espejo del mismo tamaño que esta. Me quité mi máscara y la situé frente al espejo mientras yo me situaba detrás de ella.
- No te quites la máscara…- le susurré al oído a la vez que la acariciaba su cuello y ella asentía mordiéndose el labio.
A continuación bajé mis manos por el corsé hasta la falda y la desabroche dejándola caer por sus piernas, ella cerró los ojos y volvió a morderse el labio. Miré al espejo y vi que tras la falda había dejado a la vista unas bonitas medias blancas sujetas a un ligero del mismo color perfectamente combinado con el traje. Recorrí mis manos por sus muslos hasta su espalda, donde cogí las cintas del corsé y tiré deshaciendo el lazo. Poco a poco fui soltándolo hasta que finalmente cayó junto a la falda descubriendo un bonito sujetador a conjunto con las medias y el ligero.
- Podría admirar tu cuerpo por horas Leah…- le susurré entre besos depositados por sus hombros.
Cogí su brazo indicando que se deshiciese de la máscara y se guiarse hacia mí.
- Ahora me toca…- dijo sensualmente avanzando hacia delante hasta que tope con la cama.
Comenzó desabrochando los botones de la chaqueta y continuo con los de la camisa, cuando vio mi torso deslizó sus manos por el, rozándome con sus largas uñas. Me besó y mientras, me despojó de mi pantalón liberando mi erección.
- Nena… me estas matando…
- Shhh- Ella puso su dedo sobre mis labios y lo besó cuando aún estaba sobre mi boca.
Acabó de desvestirme quitándome las grebas y las botas. Una vez en la misma condición que ella, subió sus dedos por mi entrepierna y se paró en mis abdominales, los acarició con dulzura mientras yo acariciaba su rostro.
Me senté en la cama le acerqué delante de mi mientras ella permanecía de pie. Acaricié su vientre hasta sus caderas cogiendo la cinturilla de su lencería y la deslice por sus piernas, bese su vientre y la mire con una sonrisa pícara que la hizo gemir. Me levante, la cogí haciendo que sus piernas se abrazasen a mi cintura, me giré y nos dejé caer lentamente sobre la cama. Acune su rostro en mis manos y la besé tiernamente posando mi frente sobre la suya tras el beso.
- Gracias… - le susurré en sus labios.
A continuación mi mano acaricio su sexo haciéndola gemir al mismo tiempo que se agarraba a las sabanas con fuerza. Darle placer era algo que me encantaba y me excitaba hasta el límite. Sentir que solo yo podía tocarla de esa manera, que podía hacerla mía, que podía sentirla así me llevaba a la locura.
Sentía que iba a estallar en mil pedazos si no la poseía pronto. Aprovechando que ella estaba tumbada me coloque entre sus muslos y comencé a introducir mi miembro por su sexo, entrando y saliendo delicadamente para luego comenzar a embestirla cada vez más rápido y más fuerte. Sus gritos crecían con mis embestidas y finalmente los dos llegamos al clímax dejándonos llevar. Leah relajó todo su cuerpo tras aquel ataque de pasión y yo me dejé caer sobre ella.
- Ha sido perfecto nena…- le susurré al oído.
- Haces que enloquezca…
- Tú ya me tienes loco…
Ella me proporciono un casto beso en los labios para después acurrucarse tras yo apartarme de ella. Le di su ropa interior y yo cogí la mía, sé que estaba cansada y por eso me abracé a ella y descansamos hasta la mañana siguiente.
El bullicio de los cláxones de un cúmulo de coches me despertó, había olvidado los típicos atascos de primera hora en las calles del centro. Ya que era temprano bajé a una tienda de ropa cercana a comprar algo para ambos y un par de cafés. Salir de esa guisa llamaría demasiado la atención.
Para cuando Leah se despertó yo ya había vuelto con la ropa ya puesta y la suya en una bolsa.
- Buenos días cariño…- le dije acercándome a ella.
- Buenos días… ¿Y esa ropa? …- me dijo rascándose los ojos.
- Póntelo tenemos que irnos… en la mesilla tienes café, en un rato vendrá un taxi me iré yo primero…- le explique finalizando con un tierno beso.
- No veo el día en el que dejemos de hacer estas cosas…- contesto mascullando impidiendo que pudiese escucharlo claramente.
La dejé en el hotel con la confianza de que llegaría bien a casa y que me avisaría de ello.
Esperando su mensaje navegue un rato por las redes sociales sorprendiéndome bastante algunas noticias.
“Junsu integrante de 2pm sale de un Hotel tras una fiesta, posteriormente es visto comprando ropa en una tienda de mujer. ¿Estará saliendo con alguien?”
“Una fan de 2pm afirma haber visto a Junsu comprar ropa de mujer y meterse en un hotel, posteriormente una misteriosa mujer sale del mismo Hotel con la ropa que Junsu compró. ¿Será su novia?
Mi rostro empalideció de inmediato y solo esperaba que nadie sospechase de Leah y que esta no se enterase de inmediato, pero la respuesta de las fans no se hizo esperar.
“Junsu Oppa… ¿Por qué?... tus fans sufren con esto…” – “Junsu estoy realmente decepcionada con esto…” – “ Muchas de las fanbases de Junsu cerraran por esto…”
Las redes sociales se llenaban de comentarios así y pronto llegarían a las noticas. Mientras intentaba contactar con el manager recibí un mensaje de Leah.
Estoy en casa… acabo de poner las noticias…8.30
No podía abrir más los ojos ante su mensaje.
Lo siento debí haber tomado precauciones… no salgas de casa… espero que nadie sospeche de ti… 8.32
“Por tu culpa ahora él ya no va a apreciar a sus fans… dejara el grupo y lo pagaras caro…” 8.33
Realmente me quede en blanco, la noticia corrió como la pólvora y lo único que podía hacer era desmentir todo en un comunicado para proteger a Leah.
Durante todo el día ambos recibimos todo tipo de insultos y amenazas, a pesar de que había fans que me apoyaban otras muchas se sentían decepcionadas dispuestas a dejar el fandom, criticar a Leah en todas partes y por supuesto a hacer guardias en la calle frente al apartamento para ver mis movimientos y confirmar lo que para ellas era un rumor.
SE EMPIEZA A COMPLICAR LA COSA...
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