-Date prisa en vestirte y en irte. Tengo una reunión.
-He de preguntarte algo.
-¿Qué quieres?
CL se vestía, colocándose el vestido que había portado antes de que Kyuhyun se lo hubiera quitado. Él, a su vez, se ajustaba la chaqueta de su traje, peinando su alborotado pero de manera adecuada. No quería tener malas pintas.
-El solo de esta noche, no me ha dicho nada el gerente
¿Cuándo salgo?
-No sales.
-¿Cómo qué no? –CL lo miraba atónita, intentando encontrar
una explicación a sus palabras.
-No, lo hará Minzy –Con voz sumamente tranquila, Kyuhyun se
sentó frente a su escritorio. CL procesaba
en su mente sus palabras ¿La nueva y novata, la sustituiría esa una noche? ¿Una
de las más importantes?
-¿Y por qué?
-Gracias a ella, vendrán los clientes que iban a asistir a
la fiesta de Donghae.
La rubia, no dijo nada más. Hizo una mueca de asco con los
labios, torciéndolos. Dando un portazo al salir, dejó que su mente se
expandiera, buscando alguna manera, una forma de poder vengarse y tener ella su
solo.
Esbozando una ladina sonrisa, CL se marchó tranquila. Sabía
que tenía que hacer exactamente, y no sé lo pensaría mucho, no tenía todo el
tiempo que le hubiera gustado poseer. Le
dejaría bien claro a aquella chiquilla que no tenía nada que hacer ante ella.
***
-¿Que traje llevarás?
-No lo sé aun.
Minzy, se encontraba en el camerino, junto con Sandara,
buscando algún vestido adecuado para su actuación aquella misma noche. Había
preparado su baile minuciosamente, dando todo de ella. Esa era una oportunidad
muy importante, que no podía desaprovechar, ya que no sabía cuando volvería a
tener otra, si es que la tenía. Su madre confiaba en ella y lo conseguiría
solamente para demostrarle lo que valía y que por fin estuviera orgullosa de
ella.
-CL tiene que estar furiosa, le has quitado su solo
-Sandara, sentada cómodamente sobre un sillón, jugaba con el borde de su
camisa.
-Yo no he sido quien lo ha hecho, fue el director -Pasaba un
traje tras otro. Se tenía recorridos casi todos los percheros en busca de su
ansiado vestido. Ninguno le convencía ni le llamaba la atención.
-Pero lo pagara contigo.
-No tengo tiempo para sus juegos de diva caprichosa.
Justo en el momento en el que calló, CL penetró en la
estancia, con una extraña aura a su alrededor, casi terrorífica.
-Aprovecha tu tiempo porque te queda poco por estos
lugares.
Tras amenazar a Minzy, volvió por donde había entrado. Ella,
ni se había inmutado, pero Sandara, se puso muy nerviosa, en tensión por lo que
acababa de ocurrir.
-Te lo he dicho, ahora ira a por ti, y no va a parar hasta
que no te vea totalmente hundida. ¿Qué piensas hacer?
-Nada –Soltando un suspiro de resignación, Minzy dejó a un
lado el seguir mirando trajes, sabiendo que ninguno le serviría.-No sé qué me
hará tampoco para impedírselo.
-Es capaz de todo –Nerviosa, y preocupada por ella, Sandara,
se puso en pie. Sus manos temblaban. Había cogido demasiado cariño a la pobre
chica. Aparte de que era partidaria de que le bajaran los humos a CL y su ego
que ocupaba todo su alrededor. Pero le importaba más lo que pasara con la
novata.
-Lo sé, Dara, pero no va a pasar nada malo, ya lo verás –Le
dedicó una cálida sonrisa, para intentar reconfortarla y hacerla sentir mejor.
Y lo consiguió. Ella no temía a la otra chica, pero la duda de lo que haría,
surgía en su interior.
La puerta del camerino se abrió de nuevo. Ambas chicas,
giraron sus rostros, esperando que la otra chica, apareciese por allí de nuevo,
pero no se esperaban quien apareció por allí.
-¿Minzy? ¿Está aquí? –Preguntó un hombre, con un mono y
una gorra desgastada, que portaba
consigo una gran caja.
-Soy yo –Le respondió
ella, sin entender nada de todo aquello, y menos cuando le dio la caja.
Ella no había encargado ¿Sería un regalo? ¿De quién?
-¿Qué es? –Murmuró Dara cuando el repartidor se hubo
marchado de allí, dejándolas de nuevo solas. Observaban la caja muy curiosas
sin saber si abrirla o no.
-¿Qué será esto?
-Curiosa, quitó los precintos que envolvían la caja. Con cuida, la
abrió, intentando no estropearla mucho por si habría que devolverla. Ahogó un
sonido gutural en su garganta, cuando al abrir, pudo ver el contenido.
-Vaya…
Sandara, estaba asomada para ver su interior cuando vio que
Minzy no decía nada. Con ambas manos, cogió un hermoso vestido blanco y azul
claro.
Al ver el vestido completamente entero, percibieron el
escote bordado que contenía, la ausencia de mangas o algún tipo de tirantes,
junto con un corpiño ajustado que dejaba ver su espalda y su ombligo. La falda,
era con unos volantes, varias capas y bastante corta, haciendo que pudiera
lucir sus piernas. Dentro de la caja, había también unas medias de encaje
blanco, unos tacones brillantes, con unas finas tiras con brillos que se
ajustaban a lo largo de su pierna, y una máscara, blanca, con unos pequeños detalles
y unas largas plumas azules y blancas en no de sus lados. El traje era
realmente hermoso, pero ¿Quién se lo había mandado?
Ambas se miraron a la vez, sin saber nada del paradero del
emisor, pero aun así, sonrieron cómplices. Ya tenían el vestido que buscaban.
***
-Nunca pensé que me buscarías para algo así.
-Ni yo tampoco, pero los dos tenemos motivos para unirnos
ahora.
-Un fin, suena mucho mejor para una persona como yo.
-Como quieras, pero por tu bien, espero que funcione. Me he
arriesgado mucho.
-No pienses más en eso y bebamos como dos socios.
Donghae, sirvió una copa de champan con elegancia. Aun burbujeando
el líquido en su interior, tendió la copa hacia la rubia que se sentaba
frente él. Con una sensual mueca, CL la
cogió agradecida por la bebida. Bajo la lujuriosa mirada de él, posó sus labios
sobre el borde de la copa, tomando un trago de la dorada sustancia.
El sonido de un
mensaje entrando en el teléfono de él,
hizo que des su atención hasta este.
-Gracias a tu contacto, creo que lo hemos conseguido.
-¿Qué te han dicho?
-Asistirán todo a mi fiesta, y no a la de Kyuhyun.
-Perfecto, y yo tendré mi momento especial.
-No lo dudes.
Los dos, brindaron con sus copas, sonriendo por haber ganado aquella treta. Consiguieron con
engaños y timos, que todos olvidasen la fiesta del club de Kyuhyun.
***
Estaba diferente, no parecía ni ella misma. Por más que se
observara en el espejo, no se reconocía. Maquillada con una amplia sombra de
ojos, estos delineados de una manera larga y los pómulos bien marcados. Sus ojos
brillaban al igual que su vestido cuando se movía. No sentía nervios, pero
tampoco estaba tranquila del todo. Tenía la corazonada de que algo iba a fallar
en su día.
-Es la hora.
Tras decírselo a sí misma, contuvo el aire un momento, y se
encaminó hacia la salida del camerino. Pero la puerta se abrió para su sorpresa
antes de que ella la tocase.
-Hay problemas.
-¿Qué ocurre? –Le dijo ella al sudoroso gerente, que entró
alterado. Daba la sensación de que sus ojos se acabarían saliendo de sus
orbitas si seguí así.
-No hay nadie. Todos los invitados no van a venir.
-¿Cómo que no? –Empezando a agitarse, Minzy salió corriendo,
hasta la parte trasera del escenario, seguida por el gerente. Asomados entre
las cortinas, ambos pudieron ver que el local estaba semivacío. Todos los
empresarios que iban a ir, no estaban allí como debían estar.
-¿Dónde están todos?
-En la fiesta de Donghae –Murmuró en gerente, tragando
saliva con dificultad y con el miedo recorriendo cada una de las células de su
cuerpo, porque el director se enterara de la ausencia de su público.
-¿Y que hacen allí y no aquí?
-Alguien ha filtrado que actuarías allí –Una voz tras ellos
los sobresaltó. Una joven bailarina, portaba un móvil entre sus manos, y al
darse cuenta de que no entendían nada de eso, les mostró el anuncio que había
en la pantalla del aparato. Minzy y el gerente, pudieron ver como decía que
ella actuaría en el hotel de Donghae esa noche.
-¿Quién ha publicado eso?
-Pensábamos que habías sido tú, por lo de la otra noche y
tal –La bailarina, respondió la pregunta de Minzy.
-Yo no he hecho nada de eso. Alguien nos la ha jugado.
-El director se va a cabrear y te despedirá –El gerente, la
observaba con intranquilidad. Minzy posó la mirada en un punto fijo, pensando
una manera para poder solucionarlo todo. Sabía que pasaría algo así. Su corazonada
se estaba cumpliendo, como siempre le pasaba con esas cosas.
-El director no debe saber nada de lo que está sucediendo –Fueron
palabras gélidas las que salieron de sus labios. Sin mirarles, la chica se apresuró
hasta el camerino a recoger su móvil. Sin saber que iba a decir, marcó un
número. Se alejó a un lugar donde nadie
la escuchara, con el celular cerca de su oído. Escuchaba los sonidos que aún no
le había cogiendo el teléfono, mientras, contenía el aire en sus pulmones. No sabía
como reaccionaria o si le llegaba a escuchar cuando la otra persona viera quien
le llamaba. Soltó todo el aire que estaba aguantando cuando escucho que la voz
de un hombre, muy familiar, por la línea.
-Necesito tu ayuda.
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