CAPITULO 3
Llegamos al hall del edificio y a Nichkhun se le ocurrió la genial
idea de salir de fiesta. Personalmente no tenía ni ganas, mi mente estaba en otras cosas. Finalmente se
fueron todos exceptuando Leah, Junho y yo.
Mierda, no tenía ni idea de cómo afrontaría esa situación, sólo esperaba que Junho no nos dejase solos.
-Vaya, ya es de día en España, chicos voy a habar con mi novia por
Skype... ¿Leah te importa?
Mierda, jodido Junho, que oportuno.
-No, tranquilo me quedaré aquí leyendo.
-De nada...
Qué se supone qué debía hacer yo, ¿la
dejaba sola?, ¿me
quedaba con ella? , ¿Le ofrecía mi cama? No tenía ni idea de que hacer y me sudaban las manos, estaba muy nervioso.
-Puedes
irte a dormir... yo me quedaré aquí hasta que termine Junho.
No quería irme pero no sabía muy bien
qué hacer.
- ¿Te apetece una copa?
- No bebo... gracias...
-Mmmm veré a ver que tengo.
No sabía muy bien si su respuesta es un
no o un sí pero yo aún así me dirigí a la cocina a coger vino, su bebida y algo de picar.
-Aquí
tienes, siempre tenemos de estas.
Le
dije dejando una bebida isotónica sobre la mesa
-Que
servicial, no te lo he pedido pero gracias.
-De
nada, ¿Te importa si me siento?
-
No, es tu casa, siéntate, no me importa,… estas muy raro.
-Gracias...-
me senté a su lado, olía tan bien...-No estoy raro, yo
soy así. Es una lástima que no te guste el vino.
-Bueno,
ya veo, pues hace dos semanas eras un autentico capullo.
Esa joven no se andaba con rodeos. Me
gustaba que fuese tan clara a pesar de que me
desquiciaban ciertas cosas.
-
Poco a poco, te irás acostumbrando.
Di otro sorbo más al exquisito vino
bajo la mirada atenta de ella. No me había percatado de que se estaba mordiendo
el labio. ¿Por qué? Estaba siendo de lo más seductora en ese momento, aunque fuese algo inconsciente yo no hacía más que pensar eso mientras la miraba.
-Parece que después de todo somos muy
parecidos en gustos.
-
Si... vaya que suerte.
Su tono estaba siendo totalmente
sarcástico, esto le estaba resultando
incómodo. Me encantaría poder hacer que se sintiese cómoda.
-
Escucha... sé
que me he portado mal, lo siendo de veras, pero
todo lo que dije es verdad.
-Vale,
pero a mí
me gustan más los actos y hasta ahora no veo ninguna razón por la que deba cambiar
mi juicio respecto a ti.
Su mirada se veía algo mas apagada, ¿Y
si ella también estaba confundida?
No sabía ya que tenía que hacer para
que comenzase a tratarme como a los demás y viese al real Junsu. Inconscientemente
me abalance sobre ella para besarla, pero Junho abrió la puerta de su
habitación.
Nos había pillado.
-Perfecto,
picoteo... ¿Me
lo puedo llevar?
Yo, me moría de vergüenza y ella se
tapaba la cara con las manos estaba sonrojada.
-
No, llévatelo.
-
Gracias... y….perdón.
Junho no era tonto, sabía lo que iba a
pasar antes de que nos interrumpiese. Yo ya no podía mirarla. ¿Porque había
hecho eso? Un impulso tal vez, ¿O es quizá lo que realmente quería?
-Tengo
sueño... voy a dormir aquí... hasta que vengan.
-No,
ve a mi habitación.
Ella me miro con los ojos muy abiertos, me estaba malinterpretando.
- No, no, yo dormiré aquí por ti, Junho
va para largo.
Me sorprendió que ella no volviese a
contestarme, simplemente se encerró en mi habitación tan rápido como
pudo.
Sabía que al igual que yo estaba
confundida y avergonzada. Si tanto me odiaba ¿porque fue receptiva?, ¿y porque yo me abalancé sobre ella? Pase
gran parte de la noche pensando en esos minutos en los que no era yo mismo. Sea
como fuere tendría que aclararme y saber si realmente siento una atracción por
ella.
A la mañana siguiente, como todas las
mañanas fui a tomar una ducha, siempre cuando me despierto suelen estar todos
ya pululando por la casa pero una noche de fiesta hizo que aquello cambiase,
todos, o al menos eso creía yo, dormían.
Salí de la ducha, me sentó muy bien la
verdad, tome ese tiempo para pensar en la noche anterior. Cogí una toalla y me
la amarre a la cintura. Abrí un poco la puerta, había demasiada humedad
concentrada y empezaba a agobiarme.
Comencé a secarme el pelo, detestaba tenerlo mojado.
Mientras me secaba el pelo la puerta se
abrió más de lo que la había dejado, yo
no me di cuenta, la puerta quedaba a mi espalda y con el ruido del secador no
pude escuchar el sonido de las bisagras al abrirse. Cuando note una presencia
me giré y encontré a Leah pasando mientras se frotaba con las manos en los
ojos.
- Buenos días… veo que has dormido
bien.
Ella dio un respingo y se llevo la mano
a la boca inmediatamente cuando me vio. Yo me dirigí a la puerta y la cerré.
- Perdona… no me había dado cuenta, aún sigo dormida.
- Deduzco que has dormido bien, ¿Te ha
parecido cómoda mi cama?
Ella me miro con los ojos muy abiertos
y se fue derecha a la puerta, yo se lo impedí.
- ¿No crees que esa pregunta esta
demás?
- Es solo una pregunta inocente.
- Junsu déjame salir.
- No puedo.
- Joder, ¿Como que no puedes?
-
Necesito comprobar algo.
-
No me jodas… ya hemos pasado por esto otra vez.
- Si pero esta vez no me vas a pegar.
No le di tiempo a reaccionar la agarre
del brazo y la arrastre hasta la pared de enfrente, donde puse mis manos apoyadas en la pared entre sus hombros, ya no podía escaparse.
Volví a besarla pero esta vez el deseo
me poseía, ella estaba siendo receptiva de nuevo, sus labios buscaban los míos con ansia. Pase
mi mano por su cintura y la acerque más a mí, la pasión se apodero de nosotros
en ese momento, tanto fue así
que la cogí por los muslos y ella se agarro a mí cintura. Mi excitación
creía por momentos, el deseo de comenzar a desnudarla me invadía la mente por
completo, no sé cuánto tiempo más podía aguantar con la toalla amarrada.
Le levante la camiseta del pijama y ella se freno en seco, yo le sonreía
pícaramente pero ella miraba hacia la puerta con cara de asombro.
Alguien estaba a punto de entrar y yo no podía permitir que viera lo que estaba
pasando, así que la baje cuidosamente y
rápidamente la metí en la ducha y yo entre a continuación, menos mal que
teníamos una cristalera opaca y no la verían si éramos cuidadosos.
En ese momento lamente el no haber
echado el cerrojo, estaba siendo muy surrealista estar con mi estilista metidos
en un ducha, ella medio desnuda de cintura para arriba y yo con una toalla,
después de haberla besado tan fogosamente que no me lo creía.
- Junsu… ¿eres tú?
- Si…soy yo…
Sabía perfectamente que era Taekyeon y
no tenía buena pinta.
- No deberías dejar la puerta abierta,
me acabo de levantar y Leah no está en la cama, podría haber sido ella quien
entrase.
- Lo olvide por completo… a veces se me
olvida que ella está aquí- Mentí.
Al mismo tiempo ella me propino un
codazo que hizo que apoyase mi mano sobre
la rueda que daba paso al agua
y comenzó a caernos agua encima causando
que Leah pegase un chillido que Taekyeon claramente escucho.
- Junsu ¿Qué ha pasado?
Mierda, ahora que le iba decir, me
asome por la mampara escondiendo a Leah tras de mí.
- Nada, nada salía fría el agua
pero ya está.
- Gritas como una chica… en 4 años es
la primera vez que te oigo gritar así…
- Es que estaba congelada… jajaja.
- Cierro, cuando salga… me voy al GYM esta tarde
tenemos ensayo y ahora que puedo… voy a aprovechar.
- Vale Taek… cierra… luego te veo.
Esto estaba resultando un poco
incomodo… ahora no solo estábamos solos tras un ataque de pasión si no que
también estábamos mojados. Verla en ropa interior de cintura para arriba y
mojada no podía ser más provocativa y erótica a pesar de que ella me mirase con
la cara descompuesta. No sabía muy bien qué hacer, no podía pensar con
claridad, me dominaban las ansias de
llevarla contra la pared bajo el agua
y hacerla mía, pero no era lo
que yo sólo quería, debía pensar con la
mente fría y necesitaba hacerlo ya.
-Ya puedes tener un buen plan… estoy mojada y tú en toalla, ya me
contaras como salimos de aquí sin levantar sospechas.
- Déjame pensar… tengo que salir de la ducha.
- Junsu…
- Toma póntela.- Tuve que darla su
camiseta que aún estaba seca, si no se la ponía volvería a tener un ataque de
pasión aún que no me faltaban las ganas de hacerlo en ese momento.
- La próxima vez echa el pestillo o
hazlo cuando estemos solos... no quiero mojarme innecesariamente de nuevo o
tener que estar escondiéndome por todos lados.
Comenzó a quitarse el sujetador y yo me
gire cuanto pude, estaba siendo muy poco cuidadosa, parecía que no se daba
cuenta de que estaba luchando contra mis impulsos y me estaba constando
bastante.
- Y tú podrías ser más cuidadosa a la
hora de quitarte el sujetador en presencia de un hombre…-
- Estoy tan desconcertada que no había
reparado en ello.
- Ponte YA la camiseta.- Ordene.
- Oye, oye, tranquilo… no me mandes… no
soy una sumisa.
- Si no lo haces ya, volveré a llevarte
contra la pared y tendré que desnudarte rápidamente, no me gustaría hacértelo en
un baño… aún que erótico es… pero no es
mi estilo para la primera vez.
- ¿Cómo?... eres un capullo impertinente… ahora mismo me
lavaría los labios con lejía si pudiese, ¿Como he podido dejarme llevar? Ya no
hace falta que pienses nada paso de estar aquí más tiempo contigo.
La había cagado por completo, a veces
me odio a mi mismo por ser tan bocazas. Salió del baño a toda prisa sin
importar quién podía verla, a su
vez yo me fustigue por haber sido tan
carbón con ese comentario y termine mi ajetreado y extenso baño de una vez.
Salí de allí esperando que todos
estuviesen durmiendo, para mi sorpresa sólo encontré a Junho en la isla de la
cocina preparándose el desayuno, por lo que me dijo cuando me vio, Leah estaba
en mi habitación echa un basilisco. Iba a ser una situación muy violenta para
ambos, y ella no tenía ganas de verme.
Entre en mi habitación como si nada bajo
su mirada atenta, la verdad quería disculparme, ahora que las cosas iban bien
volví a meter la pata, a veces estoy
mejor callado, pero todo estaba siendo muy provocador.
- ¿Has desayunado?- Pregunte sin pensar
en ello antes.
- Después de lo que acabas de decirme,
te interesa saber si he desayunado, no te entiendo Junsu.
-
Eso no responde a mi pregunta… Leah ¿Has desayunado?
- Joder… que insistencia… no, no he
desayunado. Se me han quitado las ganas de desayunar, de comer, de cenar…
Ignore como acabó la frase, mi cabeza
sólo pensaba en como disculparme.
- Vístete… nos vamos a Seúl.
- Que mandón eres, no eres el líder de
mi grupo, por si no te has dado cuenta.
- Por favor… vístete… tenemos que
hablar y aquí no es un buen lugar.
Ella suspiro y me miro con cierto
recelo.
- Vale… pero déjame salir.
Me aparte de la puerta dejándola el
paso y la hice un gesto para que se diese prisa. Mientras, ella se cambiaba yo
buscaba las llaves de mi coche, no suelo cogerlo mucho pero la ocasión lo merecía.
Volví al cabo de unos minutos y para
entonces ella ya estaba lista. Bajamos de nuevo al garaje y abrí la puerta
dejándola paso mientras ella me miraba con cierto mohín de desacuerdo.
-
Como se nota que eres famoso y generas cantidades desorbitadas de
dinero.
Me dijo sin ni si quiera mirarme a la
cara mientras me ponía al volante.
- Ya sé que un deportivo siempre llama
la atención por su ostentosidad. No genero tanto dinero, esto lo compre
ahorrando y porque me gustan este tipo de vehículos.
- Que no generas dinero… cínico… ahora
resulta que eres una hermana de la caridad.
- Leah… basta… no soy ninguna hermana
de la caridad ni tampoco el propietario de un imperio, soy cantante y vivo de
mi voz, todo lo que gano es por mi talento. No estoy beneficiándome de la
inocencia de nadie ni robo bancos. Si estás enfadada por lo de antes, lo
entiendo, pero mi trabajo es muy licito al igual que muchos otros.
- Déjalo… ¿se puede… saber a dónde me
llevas…?.
- A una de las mejores cafeterías de Seúl, quiero que la
veas y degustes sus productos.
- Y no generas dinero… tsk… gracias… pero
si tus fans se enteran de donde estamos se va a liar muy gorda y yo no
quiero ser objeto de rumores en programas de corazón, ni noticias, ni ser la
mujer más odiada del país por tus fans.
- Tranquila… la cafetería permanecerá
cerrada el rato que estemos nosotros allí, no creo que mis padres quieran líos
en su negocio.
Leah se giró hacia mí con los ojos muy
abiertos.
- ¿ Tu padres son los que llevan la
cafetería a donde me llevas?
- Si… por eso es la mejor… jajaja…
Tranquila está todo bajo control, he llamado a mi madre esta mañana y no hay
ningún problema. Así de paso les hago una visita, desde que soy famoso les veo
muy poco.
Ella no volvió a contestar parecía que
aquello la tranquilizo un poco más.
Llegamos a la cafetería y fue mi madre
que nos abrió la puerta con una amplia sonrisa, mi madre siempre tan agradable
con todo el mundo.
- ¡Dios mío Junsu cariño!… hacía ya seis meses que no te veía- Me dijo
mientras me daba un cálido pero fuerte
abrazo- Estas muy guapo y más delegado… voy a tener que hablar con ese jefe
tuyo…
Leah rio ante la soltura de mi madre.
- Mamá… estoy bien… no estoy más
delgado es que he estado haciendo ejercicio... como bien tranquila.
- Esta bien pero deja de machacarte
tanto no es bueno para tu rodilla…
- Vale mamá… te presento a nuestra
nueva estilista ella es Leah.
- Perdona mi educación cariño,
pero cuando una madre está seis meses
sin ver a su hijo se olvida de los modales… encantada, soy Ha Neul. Pasad y sentaros…
¿qué queréis tomar?
- Lo mío ya lo sabes mamá… ¿Y tú Leah?
- Un chocolate caliente por favor.
- Ahora mismo os lo traigo.
Era un poco incomodo estar con ella
delante de mi madre pero la había recibido tan bien que ni siquiera me pregunte
como es que no me había preguntado si era mi novia o por qué la traía si nunca
llevaba a ninguna mujer.
Acabo de un rato mi madre nos trajo el
desayuno, para mí una taza humeante de café y para ella un chocolate caliente
acompañado de unas pastas.
- Te traje unas pastas… no sé si serán
de tu agrado.
Se dirigió mi madre a Leah mientras le
dejaba la taza y el plato en la mesa.
- Que amable, claro que serán de mi
agrado, huelen muy bien, muchas gracias Ha Neul.
- De nada reina… bueno os dejo solos…
si necesitáis algo llamarme.
- Vale mamá estaremos bien, gracias.
Di un sorbo al exquisito café que
preparo mi madre y mire a Leah degustar
lo suyo. Por un momento parecía haber olvidado
lo que había pasado pero aún así me vi en la obligación de pedirle
perdón.
-
Leah… ¿está bueno?
- Si lo está, es delicioso, y tu madre
es muy agradable.
- Ella no siempre es así… lo siento…
por lo de esta mañana… he sido demasiado grosero.
-
Te has pasado mucho… me hubiese dado igual si no hubiese pasado lo que
paso antes…
- Lo sé… estaba tan frustrado y
abrumado que no sabía lo que decía, no lo pensé… espero que el chocolate pueda ayudarte a perdonarme.
En su rostro se dibujo una media
sonrisa y continuó bebiendo de su chocolate caliente y degustando las pastas
que mi madre había traído.
Cuando terminamos de desayunar lleve
las tazas y el plato a la cocina, donde encontré a mi madre hablando por
teléfono, su cara de preocupación me hizo saber al instante que la llamada no
traía buenas noticias, cuando colgó me miro con los ojos llorosos, le cogí de
la mano y la senté, temía que se desmayase.
- Junsu… es tu padre… le ha dado un
infarto.
Me mata el lider hace una bien y una mal...pero al menos, de a poco va captando mejor lo que le pasa.
ResponderEliminarMuy buena la parte donde intercambia un dialogo con Taecyeon mientras èl estaba en la ducha con Leah, me causo mucha gracia.