CAPITULO 4
Llegamos al hospital y una enfermera hablo con mi madre en la sala de espera, mientras, yo le explicaba a Leah porque estábamos allí, ella se quedó pálida y yo solo quería llorar, mi padre podía haber muerto de un infarto.
Tan pronto como pude llame a los chicos y al manager para informarles de lo que había ocurrido, estaba claro que no podía ir a ensayar ni a cumplir con las obligaciones de la agenda.
Tras un cuarto de hora mi madre se dirigió a nosotros más calmada.
- Cielo, ahora esta descansado, el ataque le ha dejado muy cansado pero ahora está estable… gracias a Dios.
Cuando termino de darme el comunicado la abrace fuertemente entre sollozos, mi padre es uno de los pilares de mi vida que me hacían seguir a delante como músico, siempre me había estado apoyando y no podía imaginarme en este mundo sin él.
Mi madre nos dejó solos, se fue a casa a por ropa y algunas cosas de mi padre. Leah y yo por nuestra parte salimos a tomar el aíre porque me agobiaban los hospitales.
- Junsu… yo… bueno… sabes que puedes contar conmigo…
- Estoy bien, gracias… siento que nuestra salida acabase así.
- Tranquilo… no pasa nada… está bien… así no estás solo.
- Gracias…
Quise abrazarla pero no quería volverla a cargar, aunque no estaba sólo, prefería que fuese ella quien estuviese conmigo en ese momento.
Cuando mi madre llegó, esperemos hasta la tarde para que nos diesen otro parte de como estaba, al parecer se recuperaba adecuadamente, aun así seguiría ingresado para hacerle unas pruebas y ver de donde pudo haber venido el ataque.
- Cariño, iros a descansar, pasare yo la noche con él, está recuperándose, estaremos bien.
Mi madre siempre tan tozuda, era capaz de tirarse la noche en vela pululando por el hospital si no la dejaban pasar la noche en la habitación con mi padre.
- De acuerdo mama, llámame si ocurre algo.
- Si, cielo, descansad, hasta la próxima. Leah, ha sido un placer concerté y perdona por este acontecimiento.
- El placer es mío Ha Neul, no se preocupe, puede contar conmigo para lo que sea, vendré a verla a usted y a su marido.
A continuación mi madre nos despidió con un abrazo a ambos, me sorprendió mucho que abrazase a mi estilista, mi madre no suele cogerse tantas confianzas cuando conoce a la gente, se vio que Leah la cayó en gracia y la gusto, quizás dio por hecho que fuese mi novia....
Lleguemos a casa e inmediatamente. Todos nos preguntaron qué había pasado, yo no tenía muchas ganas de andar hablando del tema así que se lo expliqué rápidamente y me fui a mi habitación, quería estar solo, aunque me hubiese gustado que ella estuviese conmigo. A pesar de ello, me vino bien y me sirvió para pensar en todas las situaciones vividas en tan poco tiempo.
La semana se presentó cuanto menos larga y ajetreada, pero aun así ya era la última de promociones y aproveche cualquier tiempo libre para ir a ver a mi padre, que se estaba casi recuperado.
Era domingo y fui temprano al hospital, por la tarde le daban el alta y quería llevarles a casa.
Encontré a mi madre junto a la cama donde estaba él, dados de la mano y rodeados de flores y maquinas.
Las fans se habían enterado del incidente y mandaron ramos de flores en forma de apoyo.
Les abrace y me senté junto a mi madre, esperábamos el parte del médico para confirmar el alta. Antes de que le sirvieran la comida llego Leah con un ramo de flores en los brazos.
- Veo que no soy la única, perdone, me presentare. Soy Leah la estilista del grupo al que pertenece Junsu. Le traigo un ramo de flores y una cesta con frutas, no la pude subir yo sola, no me quedaban brazos, perdone.
Fue sorprendente. Estaba preciosa y presentarse a mi padre me dejo mudo, realmente llegue a pensar que no vendría a verle.
- Encantado de conocerla… gracias por las flores y las frutas, es muy amable.
-Gracias… Leah cariño y gracias por venir.
- No las de Ha Neul, debía venir, aunque sabía que estaba bien por su hijo, quería verle y traerle algo.
Ver semejante escena me hizo pensar en que realmente ella parecía mi pareja, ninguna de las mujeres que he conocido siendo un ídolo han conocido a mis padres y ella, en tan poco tiempo no solo les conocía si no que había conseguido que cambiase mi juicio sobre ella en tan solo una semana.
Fue entonces cuando me di cuenta y me replantee que lo único que me faltaba para ser totalmente feliz era una pareja.
- Junsu… debería irme… luego te veo… en la recepción esta la cesta.
- Espera… te llevo al apartamento…y así recojo la cesta.
- No hace falta, quédate con tus padres estaré bien…
- Leah… aún no le han dado el alta… voy a llevarte a casa y ya está.
Puso los ojos en blanco acompañados de un ademan de desaprobación, pero yo hice caso omiso. Bastantes molestias se había tomado ya trayéndole una cesta con frutas y flores.
Bajemos al coche la abrí la puerta y ella tomo asiento, antes de que ella se pusiese el cinturón de seguridad yo ya estaba sentado mirándola, estaba siendo muy amable con mi familia y no sabía cómo agradecérselo. Se disponía a tirar del cinturón y la frene, ella se giró hacia mí con los ojos muy abiertos, no sabía porque estaba haciendo eso.
- Quiero que hablemos antes de salir de aquí.
- Esta bien… pero, ¿no puedes hacerlo mientras conduces?
- No.
- Vale, pues adelante, habla.
Ella se acomodó en el asiento de lado mirándome expectante.
- Quiero darte las gracias por tomarte la molestia de venir hoy aparte de estar conmigo tanto como pudiste el día que le dio el infarto.
Me quede mirándola esperando su respuesta que se hizo esperar unos segundos, segundos en los que me miraba risueñamente.
- No ha sido molestia, y no tienes por qué darme las gracias, cualquier persona en mi lugar hubiese hecho lo mismo.
- No, cualquiera no, y agradezco que fueses tú y no cualquier otra.
- Por favor Junsu, no entiendo nada de todo lo que está pasando, hace un par de semanas nos odiábamos, hace unos días nos besamos y casi…
No termino la frase, la vergüenza se apodero de ella, pude verlo en sus mejillas.
- Me equivoque contigo, al principio sólo te hablaba por no tener problemas pero ahora no puedo decir eso.
- Vale… ¿Podemos irnos ya?
- Aún no.
Ella me miro esperando algo más por mi parte. Instintivamente lleve mi mano a su cuello atrayéndola hacia mí suavemente haciendo que nuestros labios se acercasen paulatinamente para finalmente disfrutar de un exquisito beso en el que mis labios buscaban los suyos y nuestras lenguas se entrelazaban haciendo que mi deseo por ella aumentase.
- Espera… espera.
Ella se apartó de mi cabizbaja.
- No voy a comenzar a desnudarte, aquí no…
- Junsu… no quiero que esto acabe como en la ducha…
No volví a contestarla, me limite a volver a saborear sus labios. No recuerdo por cuánto tiempo estuvimos parados en el aparcamiento del hospital besándonos, pero desde luego podría haberlo hecho durante horas.
Después de aquello la deje en el apartamento, la verdad fue incomodo porque ninguno de los dos se atrevía a hablar, incluso volviendo al hospital no hacía otra cosa que pensar en si era desesperación o si realmente tendría que pedirle ser mi pareja, y en caso de que así fuese, tendría que ser acosta de todos y eso no sé si a ella le gustaría. Fuera como fuese necesitaba aclararme y rápido pues no sabía cómo se sentía ella.
***
- Junsu, deberías llevar a Leah a nuestra casa de Busan. No tiene pinta de llevar muchos años aquí y es un lugar bonito que debería conocer.
Mi madre me abordó nada más aparecer por la puerta de la habitación.
- Mamá… es mi estilista…¿ cómo voy a meterla en la casa de Busan?
- A mí no me engañas hijo.
- Mamá… no es mi novia.
- Pues de todas las cordinoonas y demás mujeres que trabajan contigo SOLO ha venido ella.
- Mamá no empecemos… está bien si quieres la llevaré a Busan pero no es mi novia.
Tras el abordaje inevitable por parte de mi madre llegó el doctor para darle el alta. Los análisis indicaban que ya estaba recuperado y que podríamos ir a casa tranquilos.
Tal y como les prometí, les lleve a casa y me quede a cenar. Desde que debuté, pocas veces he podido cenar en casa. Ver donde me crie y por un momento hacer la vida que llevaba antes me dio nostalgia, tanta que cuando terminé me vi en la necesidad de llamar a Leah.
- ¿Diga…?
La voz de Leah sonó con cierta preocupación.
- Estas despierta…
- Si… claro, Junsu… solo son las once.
- ¿Estas en el apartamento?
- Obvio… ¿Dónde iba a estar? Aún no tengo casa… ¿recuerdas? Me preocupas, ¿A empeorado?... ahora
voy al hospital.
- Tranquila… estamos en casa… él está bien ya... ven… por favor…
- ¿Siempre tienes que ser tan enigmático? ¿qué pasa?
- Estoy en Daegu… ninguno me entendería… ven, llamare a un taxi para que te recoja estate preparada.
- Junsu espe…
Colgué, mi madre me acechaba por la espalda y no quería que confirmase sus sospechas, ni que me abrumase con más preguntas.
- Junsu cielo… tu padre y yo nos iremos a la cama… estamos cansados.
- Vale mamá, yo estaré aquí un rato más.
- Si quieres puedes dormir aquí… esta sigue siendo tu habitación.
- Ya veré mamá… ve a dormir… descansad.
- Gracias cariño.
Mi madre cerró la puerta tras salir, acto seguido yo me acomode en mi cama con las manos detrás de mi cabeza mirando el móvil esperando a Leah.
Esperé mirando al techo a que el móvil vibrase, este no se hizo esperar, no me llamó, opto por mandarme un mensaje por la aplicación del chat.
Ya estoy en la puerta…12.00
Todas las fachadas son iguales... donde estás?... 12.01
No te muevas de donde estés, no tardo… 12.01
tendrías que haberme llamado… 12.01
Baje tan rápido como pude, y allí estaba ella de espaldas a mí, con unos shorts amarillos y una camiseta negra de cuello tirado. Pose mi mano sobre su hombro delicadamente para girarla con la misma intención.
- Gracias por venir…
- De nada… no me dejaste otra opción. Es muy tarde… debería estar durmiendo, espero dormir en algún lado esta noche.
- Tranquila…ven… pero no hagas ruido.
Entramos sigilosamente en la casa de mis padres y subimos a la buhardilla, allí había una habitación con las paredes forradas de madera y una ventana en el tejado donde se podían ver las estrellas desde la cama. Era perfecto para ella, pero necesitaba su compañía antes de dejarla dormir.
- Junsu… ¿por qué me traes a casa de tus padres…? Ya eres mayor para estas cosas… deberías haberles avisado.
- Ya lo hice…- Mentí.
Me senté en el suelo apoyándome en la cama, ella me siguió.
No fue necesario encender la luz, la ventana nos proporcionaba una tenue luz que no nos permitía vernos con claridad los rostros.
- Es perfecto ¿No crees?
- El qué…
- Esta situación… tenerte aquí en uno de los sitios más importantes para mí, donde tanto he ensayado y llorado.
- Escucha… he venido pensado que te pasaba algo… no creo que sea adecuado estar aquí… incluso es violento para mí.
- Leah… todo está bien, tranquila. Necesito que estés aquí… he trabajado mucho para llegar a ser quien soy, mi padre siempre me ha apoyado en todo, si hubiese muerto, me hubiese arrepentido de no agradecerle nunca cuanto a hecho por mí. Estar en mi casa, ver mi cuarto, cenar con ellos y recordar todo lo que viví antes de debutar me abruma y ninguno de mis amigos me comprendería, espero que tu si lo hagas.
- Junsu…
Tras mencionarme el silencio reino unos segundos en la habitación.
- Te entiendo… yo siempre pienso que nunca le agradecí a mis padres todo lo que me han ayudado tanto como me hubiese gustado antes de venir… me encantaría poder contarle todo esto a mi madre o tan solo tenerla aquí unos días… Pero no te culpes por nada, tu padre te entiende y sabe que le estas totalmente agradecido de todo aún que no se lo digas.
Leah pasó su delicada mano por mi cara y se colocó frente a mí con una sonrisa. Amaba cuando esa muchacha sonreía, mejor dicho, amaba cuando esa muchacha me sonreía a mí, es un aspecto que me encanta de las mujeres, y la suya era perfecta.
En un momento de oscuridad total, la agarré de la cintura y la atraje hacia mí, de modo que quedo sentada sobre mí y con sus manos agarrando mis hombros.
Cuando hubo un haz de luz tenue ella me miró con los ojos muy abiertos y no pude evitar besarla con tanta intensidad que ella apretó sus manos aún más sobre mis hombros.
No recuerdo cuanto tiempo estuvimos besándonos pasionalmente, mis labios buscaban los suyos llenos de deseo.
Cuando los besos ya no me saciaban baje mis manos hasta su cintura y suavemente arrastré la camiseta de Leah hasta poder quitársela, dejando a la vista una bonita lencería.
Fui besando poco a poco su cuello continuando por su esternón mientras ella no podía evitar gemir.
Me levanté a horcajadas junto a ella, el suelo ya no cubría nuestras necesidades.
Ella se tiró sobre la cama quedando frente a mí.
- Dios mío…Leah, esto es lo que tendría que haber pasado en el baño…
- Por favor ve con cuidado…
No supe muy bien en ese momento porque me decía eso, pero aun así procedí a desabrocharle el short mientras la besaba, ella elevo sus caderas para que me fuese más fácil quitárselo, todo estaba siendo de lo más erótico, estaba demasiado excitado como para sufrir interrupciones, así que la deje un momento y cerré con llave la buhardilla.
- He ido a cerrar con llave, no quiero que nos interrumpan.- Le susurré.
Ella me contesto con un beso y colocándose como pudo encima de mí, me quito la camiseta pasando sus largas manos por mi torso besando el rastro que iban dejando. Llego a mis pantalones, desabrocho el botón y tiró como pudo.
Al principio sentí vergüenza de que ella viese mi clara erección pero cuando volvió a besarme olvide aquello y seguí desnudándola.
Ver su cuerpo desnudo tumbado sobre la cama frente a mi e imaginar que iba a poseerla esa misma noche era una completa delicia. Una vez estábamos los dos sobre la cama y llenos de deseo, hice que elevase sus rodillas apoyándose en la cama sobre sus pies, dejando espacio para colocarme entre ellas.
Poco a poco y bajo la atenta mirada de Leah, fui introduciendo mi dedo índice junto al corazón por su sexo, lentamente, quería que fuese lento pero placentero.
A cada movimiento de mis dedos que entraban y salían cada vez más rápido, ella se retorcía en la cama llena de placer, mientras echaba su cabeza hacia atrás y agarraba fuertemente las sábanas. Por dios verla así me excitaba hasta límites que nunca había experimentado.
- Junsu… voy a…
No pudo terminar la frase que quería decir, el orgasmo la dejó abatida, dejando caer su cabeza sobre la cama de nuevo. - Nena… no pensé que fueses a ser tan receptiva… ven ponte sobre mí.
No podía seguir esperando tenía que poseerla cuanto antes, moría de excitación, ella me atraía mucho y darla placer había sido algo exquisito.
Mientras ella se levantaba a horcajadas por la cama para colocarse sobre mí, rápidamente busque en mi cartera un preservativo, siempre llevaba alguno encima, no es que mi vida sexual fuese muy activa pero esas cosas no están demás llevarlas. Rasgue el paquete con la boca y me lo coloque con cierta destreza.
Tan rápido como pude la coloque encima de mí y poco a poco la hice sentarse.
- Si te duele dilo… no quiero causarte ningún dolor…
Ella asintió con la cabeza y fue introduciéndose mi miembro poco a poco en su sexo. Cuando ya había finalizado agarre sus caderas y comencé a mover las mías lentamente arriba y abajo, entrando y saliendo de ella. Por dios esto estaba siendo tan pervertido pero tan placentero que no podía pensar en hacer otra cosa durante toda la noche.
Fui aumentado el ritmo de mis caderas mientras ella no paraba de gemir cada vez con más frecuencia.
Tenía sus manos sobre mis abdominales y a cada embestida más rápida que la anterior cerraba sus puños arañándome, cosa que no me importo.
El ritmo ya era frenético, ella llegó al orgasmo y yo no me hice esperar, acto seguido llegue al clímax, y con ello Leah se desplomo sobre mí a la vez que yo relajaba cada una de mis extremidades. Ambos teníamos la respiración entrecortada y cuando recobramos un poco el aliento ella se tumbó frente a mí.
Me miro unos segundos y después bajo su mirada mientras sonreía tímidamente y me daba la espalda, acomodándose para dormir. Entre los vaivenes de luz pude divisar la curva que hacía su espalda, era tan tentador pasar mi mano por ahí dejando un rastro de caricias…, pero no lo hice, quería respetarla.
Me levante con sigilo buscando mis pantalones en la oscuridad. La mire desde los pies de la cama pensando en cómo podía haber pasado aquello. Leah podría haberse negado pero no lo hizo y eso le removía las entrañas, quería saber por qué.
Re lindo cuando dejar ver sus sentimientos Junk sobre sus padres...
ResponderEliminarBueno no pierden tiempo, pasaron del odio al amor en un abrir y cerrar de ojos. Veremos como sigue porque no esta demasiado decidido el termino, no son novios pero tienen mucha piel, aunque la madre de Junk ya lo pillo.