Y miró sus ojos una vez más, se dejó llevar por ellos, se
sumergió en estos, se perdió en su interior. Eran muy hermosos ¿y por qué sus
rostros estaban cada vez más cerca? Algo
le atraía a acercarse más y más. Bajó la mirada hasta sus labios.
Estaban muy cerca. Tanto que podía sentir si respiración, sus latidos, pero su
cuerpo se movía solo, lo estaba pidiendo, y ella no se lo iba a impedir, cuando
lo estaba deseando.
No era ningún sueño. Se estaban besando. Sentía los labios
de Zelo junto a los suyos. Era realidad.