Un suspiro pesado atravesó sus labios. Si que era pesada.
-¿Qué quieres, Yoona?
-Me echaste de tu casa como si fuera una prostituta cualquiera -la chica se mostraba bastante enfadada y molesta.
-Ah... ¿Es que no lo eres? -Indiferente a lo que pensara, él se dio la vuelta y se dispuso a marchar.
-¡Yesung! ¡No pases así de mi! -La chica estaba realmente furiosa ¿cómo podía tratarla así, de aquella manera?
-Ni que fuera la primera vez -él cada vez se encontraba mas lejos.
-Será cabrón... -Yoona se había quedado sola, él ya no se podía ver. Tan frío y tan cruel. Realmente lo odiaba, pero su halo frío lo hacia mucho más atractivo que sus ojos profundos y penetrantes. Sería completamente suyo al final, lo juraba.
Mientras tanto Yesung ya se encontraba en el edificio principal. Había pasado entre el mercado, bajo la atenta mirada de muchos y los susurros de otros ¿seguían teniéndole miedo? Mucho mejor, menos le molestaban.
Aún no le apetecía encerrarse con todos esos vampiros amargados en una sala. Primero visitaría a un viejo amigo.
En un abrir y cerrar de ojos, se encontraba a las puertas de una derruida cabaña. Le extrañaba mucho que siguiera siendo habitable. Tocando varias veces a un tablón, penetró en el interior. Un fuerte olor a incienso llenaba toda la estancia. Varias velas de colores lo iluminaban y miles de artefactos y objetos tan sumamente extraños decoraban el lugar, amontonados a los lados, por el suelo o bien colgando del techo.
-Veo que no te has olvidado de mi.
-Como hacerlo -Yesung observó al anciano vampiro, medio destrozado, literalmente, tenía el cuerpo lleno de heridas y le faltaban miembros. Algunos decían que estaba loco, otros que adivinaba el futuro, para él era un amigo de confianza, el más sabio. Lo visitaba cuando se nublaba su mente.
-¿Qué te trae por aquí? -la voz de anciano, áspera, resonaba en toda la estancia.
-Desde anoche, como un recuerdo, me atormenta, pero solo recuerdo fragmentos solo en pocas ocasiones.
-¿Tú que piensas que es, joven?
-Creo que es un recuerdo importante para mi y quiero saber más, pero solo ciertas cosas hacen como que activan ese recuerdo.
-Eso es un recuerdo oculto, muchacho.
Yesung se quedó un momento en silencio ¿él tenía un recuerdo oculto?
-Siwon...
-Claro, solo él puede hacerlo.
Estaba empezando a enfurecerse de nuevo. Siwon había utilizado su estúpido poder psíquico para bloquear un recuerdo de su mente y no poder recordarlo...
-¿Con que fin?
-Eso tienes que averiguarlo tú.
-¿Y por qué ahora si empiezo a recordar?
-Porque ese recuerdo es más poderoso que su poder.
El chico volvió a quedar en silencio. Meditaba sus palabras. Ese recuerdo tenía que ser realmente importante y él quería saber porque.
-Toma -el anciano vampiro, le ofreció un pequeño amuleto.- Esto te puede ayudar a recordar algo más.
Yesung, al tomarlo, observó que era una tortuga de madera... Una tortuga...
"-No te acerques a él, víbora -Sus palabras tan frías como su mirada, dejaron congelada a la chica.
-¿Y para que lo quieres pues? -La chica estaba realmente curiosa por saber para que quería Yesung a aquel bebé.
-No tengo tiempo para ti -Y dejando a la chica con la palabra en la boca, se marchó de allí, con el bebé entre sus brazos, semi oculto entre sus ropas para que no le llamara la atención a ningún otro vampiro.
En cuestión de segundos, ya se encontraba donde quería ir. La cabaña de su sabio y viejo amigo. Con prisa, entró de una sola vez al interior, buscando con la mirada entre los objetos de por allí al viejo vampiro.
-Vaya ¿qué traes bajo la ropa?
Yesung, sentándose en frente de su amigo, mostró al pequeño niño, despierto y mirando las luces y todo a su alrededor con sus grandes y hermosos ojos.
-Es un bebé humano ¿sabes los problemas que te traerá esto?
-Sí y no me importa, quería que lo vieras y me explicaras algo.
-¿Qué escapa de tu mente, joven?
-Al observar a este niño... Empecé a sentirme diferente... Me miraba con sus ojos de manera diferente a los demás... No tenía miedo al verme y no lloraba... Y yo no podía evitar en sentir más y más ganas de abrazarlo y protegerlo... -El chico guardó silencio un momento- Me conoces y no soy tan débil ¿por qué al ver este niño me siento cambiado si he visto a tantos otros y no me ha pasado lo mismo?
-Si te dijera que te quitaba al niño y no lo volverías a ver ¿cómo reaccionarias?
-Lo conseguiría cueste lo que cueste, debe estar conmigo -Murmuro, con la mirada fija en el anciano vampiro, sin pensárselo dos veces.
-Ya sé que te ocurre con esté niño.
-¿Es malo?
-Puede ser -El viejo vampiro se tomó su tiempo para seguir respondiéndole.- Si no me equivoco, es tu mitad.
-¿Mi mitad? -Extrañado y alarmado, Yesung no sabía que decir ni que pensar. Él no quería eso, no quería depender de nadie, no... Sus ojos se cruzaron con los del niño. ¿Era su mitad? Con un dedo acarició su mejilla y el pequeño le regaló una pequeña risa, que caló muy hondo de Yesung.
-Actúas con él muy diferente, se te cae la baba, Yesung.
-¡No es verdad!
-Sabes que si, acéptalo, es un momento muy bonito. Solo procura que Siwon no sepa de su existencia.
-Lo intentaré.
-Como ya sabes, cuando un vampiro encuentra su mitad, se vuelve más poderoso, debe vivir con él. Es un amor verdadero a primera vista. Esto siempre ha pasado, pero Siwon tiene miedo, a que si tú encuentras tu mitad, te vuelvas más poderoso de lo que ya eres y lo mates.
-No es mi sueño matarlo.
-Ten cuidado.
-Lo tendré -Yesung volvió su mirada de nuevo al pequeño. Para su sorpresa, curioso, el niño había cogido dos pequeños objetos. Una tortuga y una jirafa de madera, los tenia entre sus pequeñas manitas, jugaba con ellos, pero miraba a Yesung con firmeza.
-Bueno, pequeño, no sé si sabrás hablar con dos años, pero... ¿cómo te llamas?
Tras un momento de silencio, Yesung cesó, pensando que el niño no le respondería, pero para su sorpresa, y con una fina y clara voz le respondió.
-Kim Ryeowook.
Yesung, se había quedado embobado tras escucharlo. Que cara que tenía esa pequeña criatura. Demasiado adorable. No olvidaría nunca su nombre.
-Yo soy Kim Jongwoon, pero me dicen Yesung -Se presentó, aunque lo vio algo estúpido.
-Jongwoon.
Eso si que no se lo esperaba. Que ricura de niño.
-Sí, me llamo Jongwoon.
-Jongwoon... Ti -Extrañado, sintió como el niño ponía sobre su mano una de las figuras de madera ¿se la estaba dando? Al bajar la mano, vio que le había dando aquella pequeña y colorida tortuga..."
Otro recuerdo...
Siguió mirando esa tortuga, algo desgastada. ¿Ese niño era su mitad? ¿Donde estaría ahora? ¿Se acordaba de él? Levantó la mirada en busca de respuesta. Pero el viejo vampiro negó con su cabeza.
-Ya irás descubriendo, ahora, debes ir a la reunión o se enfadaran.
Sin decir nada más, se puso en pie, pero antes de salir, preguntó.
-¿Donde estaba este juguete?
-Se te cayó y yo lo recuperé. Supuse que con el tiempo te haría falta.
-Gracias...
Y con eso salió de la cabaña, observando aún la tortuga. La guardaría como un tesoro.
-¡Yesung! Cuanto tiempo sin verte.
***
Y allí estaba. En medio de sus dos amigos y en frente de una anciana. Con capas y capas de maquillaje, vestimentas un tanto extrañas, y las manos viejas, de uñas largas y repletas de anillos, casi más grandes que sus dedos.
Se giró a su derecha, observando como Jessica miraba y asentía a todo lo que la adivina decía. A su izquierda, Sungmin, descansaba, con la mirada perdida.
-¿Cómo te encuentras?
Sungmin levantó la mirada hacia su menor, que le sonreía amablemente.
-Estoy bastante bien, ya se me pasa, os lo dije.
Ryeowook asintió con la cabeza. La verdad es que se había asustado y mucho. Ver a su amigo dolorido le había partido el alma. Por suerte solo había sido un simple susto. El mayor sufría algunos ataques leves de una extraña enfermedad que detectaron los médicos. Al menos eso era lo que les había dicho.
Volvió a dirigir su mirada a la anciana, que lo miraba con una mirada penetrante. Le daba mucho miedo.
-Usted tiene continuas pesadillas -¿Lo había leído en su cara? ¿Cómo lo sabia?- Y siempre con serpientes.
Al escuchar esas palabras un escalofrío comenzó a recorrer su cuerpo, lentamente. No le gustaba nada de aquello ¿se podían ir ya?
-¿Y podría decirnos que significa eso? -Jessica le preguntó como si ella no tuviera miedo ni nada. Que suerte.
-Tiene algo que ver con los recuerdos que hoy han atormentado su mente.
La mujer seguía hablando, haciendo algo que no comprendían con las manos. Esa mujer ya sabe lo que le ha pasado ese día y ni si quiera ellos le habían contado nada. Solo habían estado un par de horas esperando a que los atendiese.
-Supongo que tendrá curiosidad por saber que significa ese símbolo -Abrió un libro que tenía a mano y con lentos movimientos, buscaba una pagina. Al rato de pasar hojas se paró en una, pasando en libro para que los tres lo pudieran ver. Si. Era aquel signo que describían aquellas persona y que a él le hizo recordar aquello.- Ese es el signo de los vampiros que habitan por esta región desde hace siglos. El hecho de que al saber de él te haya hecho recordar eso, es porque, en tu pasado, tuviste relaciones con un vampiro...
-¡Eso no es verdad! -La interrumpió Wook. Esa mujer se estaba pasando. Ella que sabría de su vida. Estaba loca.
-Vamos, jirafita, relájate -Intentó tranquilizarlo Jessica, pero fue en vano.
-¡No me tranquilizo! ¡Si me hubiese cruzado con un vampiro lo recordaría!
-Tienes un amuleto que llevas siempre contigo ¿me lo puedes mostrar? -La voz de la adivina era tranquila y firme. Ryeowook dudó si enseñárselo o no. Pero acabó sacando de uno de sus bolsillos una pequeña jirafa de madera, que siempre llevaba encima, fuera a donde fuera.
La mujer ni se acercó, se alejó todo lo que pudo.
-Ese objeto pertenece a un vampiro, lo reconocería en cualquier lado.
-¡No! ¡Esto lo tengo yo desde que nací!
-Eso no es verdad y lo sabes.
-¡No!
Habían acabado con su paciencia y tan rápido como pudo, se puso en pie y salió corriendo de aquel lugar. No sabía donde dirigirse, solo corría sin rumbo.
Siempre. Siempre le decían quien era. Siempre. Ellos no sabían nada. Ni él sabia quien era como lo iban a saber los demás. Las lagrimas ya empezaban a salir por sus ojos. Se sentía muy solo. Pero así estaba. Sin familia. Solo un par de amigos. Amigos que lo han obligado a ir a una adivina. Las lagrimas que caían por sus mejillas eran lagrimas de rabia, de ira, pero también de tristeza.
Se odiaba a sí mismo. Tampoco servia de mucho. Era un desecho de la sociedad. Ni destacaba ni era hermoso ni sobresalía. Estaba predestinado a vivir una triste y monótona vida. Como se odiaba a él mismo.
Corría por las calles sin ver tan siquiera por donde iba. Solo paró y se percató de donde estaba cuando unas potentes luces y el sonido de un motor lo hicieron volver a la tierra. Lo iban a atropellar. Esta vez de verdad. El coche se aproximaba a él cada vez mas rápido. Nadie podía salvarlo. Eran las tres de la madrugada y no había gente por la calle. Conforme el coche se acercaba a él, vio su corta vida pasar por sus ojos... La ultima imagen antes del accidente que vio fue el extraño símbolo de los vampiros...
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