Notas: ¡Muy buenas! ¿qué os pareció el principio de este nuevo fanfic? Espero que lo suficientemente bueno como para leer el segundo. Por cierto, se me olvidó comentar que este fic tiene posibilidad de segunda parte, aunque para eso tengo que ver que gusta para motivarme a hacerlo. Estos seis capítulos podrían no ser los únicos así que si de verdad os gusta y os interesa seguir leyendo por favor, hacedmelo saber en los comentarios. ❤️
Ya habían transcurrido dos días desde que HeeJun se había unido a ellos. Durante ese tiempo todo había sido relativamente tranquilo, sin demasiados sustos o situaciones de máximo peligro.
El chico no se equivocó cuando decidió ir con ellos en esa aventura hacia lo que consideraban su salvación. No podía negar que el viaje se le estaba haciendo más ameno que de costumbre aunque ese tipo, InSeong, seguía haciéndole desconfiar con su actitud inestable y ese aparente asco injustificado que tenía hacia su persona.
En la actualidad se encontraban recorriendo una carretera desierta que en su momento había sido usada para atravesar el bosque, por lo que estaban rodeados de vegetación allá donde miraban. Había algún que otro coche detenido allí, en medio del camino; pero cuando miraban en su interior con la esperanza de encontrar algo útil, nada había. Totalmente vacío.
Cada uno de ellos iba un poco a su rollo, al menos en esos instantes. A veces, aunque fueran en grupo, no se hacían demasiado caso durante horas. Esa era una de dichas ocasiones.
Fue HeeJun quien se acercó primero a JiHun con la intención de entablar una conversación. Aunque de vez en cuando estaba bien eso de tener tiempo para ti mismo y tus pensamientos, tenía algunas dudas en la cabeza que quería resolver y lo veía un buen momento para ello.
—JiHun... ¿podemos hablar? —le preguntó para asegurarse primero. No quería ser un incordio para aquel que le había aceptado entre los suyos.
—Sí, claro ¿qué pasa? —a JiHun le caía bastante bien HeeJun, desde el principio. Tenía un buen presentimiento sobre él.
—Sé que quizás debería preguntarle esto directamente a él... pero he notado que a veces YouJin tiene cambios muy bruscos de humor cuando tocas ciertos temas ¿por qué? Y ya, la situación en la que estamos y demás; pero no sé... a veces parece el más afectado de los que estamos aquí —quería aprovechar para hablar sobre ello ahora que estaban todos un poco apartados los unos de los otros. YouJin iba unos pasos por delante y si hablaban sin alzar mucho la voz no podría escucharles.
JiHun se mantuvo callado un momento, reflexivo. ¿Debía hablarle de YouJin y los motivos que le habían hecho tener ese carácter tan extraño y cambiante?
—Bueno... digamos que él es quien peor lo ha pasado de los cuatro, con diferencia —no quería dar muchos demasiados detalles de la tragedia por la que pasó su amigo—. Al principio no estábamos solo nosotros —continuó, mirando a la nada, clavando la vista en algún punto perdido entre la maleza. HeeJun por el contrario, miraba interesado a JiHun, expectante por lo que tuviera que contarle—. Teníamos un grupo más grande, de unas quince personas, y entre toda esa gente había algunas muy importantes para él. Y bueno... como verás ahora solo quedamos nosotros.
HeeJun comprendió al instante lo que intentaba decirle. Así que era eso; la pérdida de seres queridos. Bueno, todos habían perdido a gente... por un momento la imagen de sus familiares y amigos cruzó por su cabeza, entristeciéndole como otras tantas veces. La última vez que les vio estaban todos vivos, así que tenía la esperanza de que continuara siendo así, en algún lugar de aquel peligroso mundo. YouJin por el contrario... parecía que había presenciado algo realmente horrible. Esa debía ser la diferencia entre su pérdida y la del mayor.
—Ya veo... pobre —miró inconscientemente hacia el protagonista de la conversación, justo delante de ellos. Le apenaba lo que acababa de descubrir sobre él.
—Sí, mucho —coincidió JiHun—. Como comprenderás, yo no soy nadie para decirte con pelos y señales lo que ocurrió. Eso tendrás que decírselo a él, si es que algún día surge la conversación. Es muy reservado así que no te extrañes si no te lo cuenta a la primera. Tampoco intentes sacárselo a la fuerza... es un recuerdo muy doloroso para él.
—Ya, lo entiendo. No pensaba ser tan directo, por eso vine a ti.
JiHun asintió y le miró, cómplice. Ellos dos se estaban llevando especialmente bien para el poco tiempo que se conocían.
Tras media hora en la que la conversación no había proseguido y solo se intercambiaron un par de palabras más entre los cinco, llegaron allá donde sus pasos se detuvieron. La gran entrada del túnel frente al que se encontraban era realmente oscura y parecía que se los iba a tragar de un momento a otro. Un escalofrío recorrió cada extremidad del cuerpo de SeungJun al fijarse en como aquel lugar parecía no tener fondo; sin salida.
—¿Estáis seguros de que hay que pasar por ahí? —preguntó, inquieto. No le daba buena espina tener que adentrarse en ese túnel.
—Parece que no hay otro lugar por el que pasar —aclaró YouJin, quien observaba la entrada con la misma desconfianza que SeungJun—. Al menos no por aquí cerca. Calculo que tardaríamos dos o tres días en hacer el rodeo.
—Eso es demasiado —se quejó InSeong—. Por aquí podríamos estar al otro lado en menos de una hora ¿en serio me vais a hacer dar toda la vuelta porque os de un poco de miedo la oscuridad?
—No es solo la oscuridad. No sabemos qué hay ahí dentro —Aclaró JiHun, quien intuía pensar exactamente lo mismo que los demás.
InSeong resopló, exasperado y cansado de esa actitud infantil que mostraban sus compañeros en ocasiones.
—Allá donde vayáis va a ver eso de lo que tanto intentáis huir. Asumidlo y luchad contra ello en vez de ser unas nenas cobardes —sin pensarlo mucho más, caminó hacia el túnel sin intimidación alguna.
HeeJun murmuró sobre lo mucho que le encantaría estampar su puño contra el rostro de InSeong. YouJin, aunque muchas veces también sufría esa misma tentación y ese era uno de los casos, le hizo un gesto para que no llevara las cosas a más. No valía la pena.
—Supongo que tiene razón... de la otra forma tardaremos mucho más —se dijo JiHun, tratando de convencerse a sí mismo más que a los demás.
Finalmente, sin tener muy claro que realmente era lo que debían hacer, siguieron a InSeong cuando este tomó la iniciativa de adentrarse en la oscuridad del túnel, sabiendo que no podrían ver nada y que la profundidad de este era un dato desconocido. Ninguno de ellos pensaba bajar la guardia ni un segundo.
InSeong no pudo evitar sonreír con orgullo al darse cuenta de que los cuatro le seguían sin rechistar. Por un momento se vio a sí mismo como el salvador que les llevaría hasta su amado destino. Sí, ese era él.
Pasaron los minutos hasta que llegó un punto en el que casi no podían verse los unos a los otros, o incluso sus propias manos. La luz de la entrada había desaparecido tras una curva y no se veía la salida por ninguna parte, aumentando el mal presagio.
Caminaban silenciosos, concentrados en sus pasos. JiHun estaba empezando a sentirse realmente mal y agobiado allí dentro, encerrado. Nunca había sufrido claustrofobia pero por un momento, estuvo prácticamente seguro de que tendría un ataque de nervios y saldría corriendo en busca de una forma de escapar de allí.
Algo tocó su mano, alertándolo hasta darse cuenta de que no era nada por lo que preocuparse; al contrario, lo agradeció. No sabía exactamente quien era, solo que una mano sostenía la suya con fuerza y le daba el apoyo necesitado.
Fue a agradecer cuando algo le hizo detener sus pasos en seco; un sonido reconocible allá donde fuera, protagonista de sus pesadillas. A su vez un terrible hedor a carne descomponiéndose había empezado a entrar por sus fosas nasales conforme más se habían adentrado, cada vez con más fuerza. Se habían metido de lleno en la boca del lobo.
—Oh, mierda... —escuchó en un murmullo muy suave. Identificó la voz como la de HeeJun, quien también se había dado cuenta del problema en el que estaban metidos hasta el cuello.
Todos habían dejado de caminar, en medio de aquella total oscuridad. Solo el sonido de los huesos chasqueando, los pies arrastrándose y unos gruñidos tranquilos ocupaban ese lugar, unos pasos por delante a ellos. Por suerte, parecía que todavía no se habían percatado de su presencia.
—Tenemos que dar media vuelta... —susurró YouJin, todo lo bajo que pudo y luchando por mantener la calma en una situación tan tensa. Aquellos temibles seres se guiaban por el sonido, mayormente fuerte. Si retrocedían con el mismo silencio con el que habían llegado, todo estaría bien.
Ninguno dijo nada pero todos obedecieron. JiHun se había aferrado a la mano que sostenía la suya como si la vida le fuera en ello. Su corazón latía desbocado y el sudor frío producto del mayor de los terrores hacía acto de presencia en su cuerpo. Maldito InSeong. Maldita vida.
Parecía que todo estaba bien cuando ya habían recorrido la cuarta parte del camino de regreso. Todo cambió cuando SeungJun tropezó de forma desafortunada por un objeto en el suelo, provocando un sonoro eco al darse de bruces contra el pavimento y un inconsciente gemido de dolor.
Los gruñidos de aquellas bestias se intensificaron, resonando en todo el túnel como una melodía infernal. Lo sabían.
—¡Corred, ya! —gritó YouJin sin querer dar opción a ser atrapado y devorado.
Durante unos segundos todo fue un completo caos de gritos y disparos. Los muertos se habían abalanzado sobre ellos más rápido de lo esperado.
SeungJun tuvo muchísima suerte. Demasiada. Antes de darse cuenta ya estaba siendo agarrado por el brazo y aquel oscuro túnel habría sido su tumba de no ser por la rapidez que tuvo JiHun para reaccionar y meterle un balazo en la cabeza a ese ser. O al menos, esperaba que hubiera sido en la cabeza, ya que era la única forma de detener los instintos de aquellos cuerpos sin vida.
Los cinco salieron corriendo sin pensárselo ni un instante, retrocediendo así el camino que habían avanzado hasta darse cuenta del terrible error que habían cometido.
Esos seres podían llegar a ser sorprendentemente rápidos, dependiendo del nivel de descomposición. Por suerte los cinco estaban en buena forma física y tenían unas largas piernas con las que correr con rapidez. Gracias a ello lograron dejarles atrás antes de lo esperado y alcanzar la salida del túnel.
—Seguid, por dios. No os paréis —gritó JiHun desesperado a sus compañeros mientras el sol le cegaba hasta acostumbrarse nuevamente a la luz. Sentía que en cualquier momento expulsaría el corazón por la boca debido a la extrema situación.
Todos corrían más o menos a la misma velocidad, sin querer mirar atrás. No sabían exactamente cuántos les seguían ni a qué distancia estaban. Lo que sí tenían claro es que no había tiempo para girarse a comprobarlo.
Una inesperada explosión hizo eco entre aquellos árboles que les rodeaban, sonando de forma estruendosa tras ellos. A eso le siguió el sonido de un desmoronamiento que llamó tanto la atención de los chicos, a la vez que sobresaltarlos más de lo que ya estaban, que tuvieron que mirar atrás para darse cuenta de que todo había acabado de forma sorprendente.
HeeJun se hallaba bastantes pasos tras ellos, de pie, observando con el mismo asombro la ahora taponada entrada del túnel. Las enormes rocas caídas con la explosión habían impedido que aquellas cosas siguieran tras ellos. Y si a alguno le había dado tiempo a salir, había sido aplastado.
—¿Qué... ha sido eso...? —preguntó InSeong con las manos apoyadas en sus propias rodillas, luchando por respirar de forma correcta mientras observaba la escena perplejo.
HeeJun se giró a ellos con expresión de asombro. “¿Eso lo he hecho yo?”, pensó sin asimilarlo.
Incapaz de decir nada, levantó la mano y mostró la anilla de una granada. Una imagen valía más que mil palabras.
—¡Ha sido increíble! —exclamó JiHun al darse cuenta de lo que había pasado. Ya un poco recuperado, aunque todavía sufriendo algunas secuelas del susto, se acercó a su nuevo amigo para felicitarle por la fantástica idea de derrumbar la entrada.
Los otros tres hicieron lo mismo. Sin duda había sido algo que debía agradecerse, ya que de otra forma podían haber terminado todos como aquellos que les perseguían.
—Nos has salvado —observó SeungJun, sonriente y verdaderamente agradecido. Por un momento había estado cien por cien seguro de que allí acababa sus días.
—Yo... wow... ni yo lo esperaba —reconoció el menor, todavía con aquella anilla en la mano. Había sido un gesto realmente valiente por su parte y ni siquiera sabía de dónde le había nacido el valor para sacar la granada de la mochila mientras corría, detenerse en medio de la carretera y lanzarla contra ellos con decisión. Todo había pasado muy rápido.
—No tendría que habernos salvado si SeungJun no fuera tan malditamente torpe —InSeong se veía realmente molesto, teniendo en cuenta que acababa de librarse de morir de una forma terrible.
SeungJun le miró ofendido y dispuesto a responder por sí mismo, pero JiHun no se lo permitió.
—Más bien, si tú no nos hubieras arrastrado a meternos allí dentro —recriminó el joven en defensa de su amigo.
—Oh, míralo. Ya está defendiendo al novio —una cínica sonrisa se posó en los labios de InSeong, sabiendo que eso no haría más que hacer que JiHun se alterase.
—Vale, ya está —intervino YouJin de forma seria y decidida. No sabía por qué pero siempre se las ingeniaba para ser quien detenía todas las disputas y se arriesgaba a llevarse un inmerecido puñetazo—. Estamos bien que es lo importante ¿no?
—Ya, supongo —InSeong miró de mala gana a JiHun y después, a HeeJun.
Aquella mirada despectiva llamó la atención del recién llegado ¿acaso no acababa de salvar su vida? No comprendía ese desprecio incluso en un momento así.
—Vayámonos, seguro que el sonido de la explosión ha atraído a más hacia aquí —sugirió JiHun tras unos incómodos segundos de silencio dentro del grupo.
Todos asintieron, teniendo en cuenta que podía ser una posibilidad bastante acertada. Al final decidieron atravesar el bosque en vez de volver por esa misma carretera. El ánimo había decaído un poco pero pronto todo volvería a la normalidad porque bueno, ya estaban acostumbrados. Eso sí, después de todo no tendrían más remedio que dar el tan poco deseado rodeo.
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