Hoy hacía un buen día para ir a dar un paseo. Colocándose la gorra como a ella le gustaba, Amber salia de casa caminando por la calle tranquilamente jugando con las llaves, lanzandolas al aire. No le apetecía mucho quedarse en casa aburrida. Ademas, el sol relucía hoy en el cielo.
Se acercó hasta la tienda de música donde habitualmente paraba para comprar sus CDs. Saludó al dependiente. Un hombre bajito, con un gracioso bigote que le redondeaba la cara. Revisó los nuevos discos que habían traído, para comprobar si debía empezar a ahorrar para comprárselo.
-Vaya… tenia que haber traído mas dinero -un chico a su lado protestaba algo disgustado.
Lo miró de reojo. Tenia en sus manos un disco que ella no tenia. Era de su grupo favorito. Lo miró a él, observando su cabello rubio y un frágil rostro, con un sentimiento de decepción dibujado en este.
El chico volvió a colocar el CD en la estantería y con un chasque de lengua, se dio la vuelta y salió de la tienda. Amber cogió el disco que él había soltado y lo observó detenidamente. Si. Si que era uno nuevo. Se percató de que estaba pisando algo que no era el suelo, y al mirar se encontró una gorra. La cogió y pudo ver que unas hermosas letras se encontraban dibujadas en la gorra “KEY” ¿Sería el nombre de este chico? “Un momento… Tengo que devolvérselo Salió corriendo. Una vez en la calle miró a un lado y a otro intentado verlo. Lo vio a lo lejos y salió corriendo en su busca.
-¡Eh! ¡Perdona! -gritaba esquivando a la gente para no chocarse. Él parecía que no la oía y seguía alejándose.
Amber se metió por un callejón algo oscuro para poder alcanzarlo. Saltó varios montones de basura volviendo a la calle principal, girándose para ver donde se encontraba. Pero recibió el impacto de alguien. Tirada en el suelo abrió los ojos y vio como el dueño de la gorra que llevaba en su mano, se encontraba encima suya.
-Lo siento -se disculpó él poniéndose en pie de un salto, extendiéndole la mano para ayudarla a ella. Amber acepto su ayuda y al levantarse le puso a él su gorra. El joven sorprendido se la quitó y la miró.
-¡Mi gorra!¿Por que la tienes tú?
-Te la dejaste en la tienda de música.
-Que torpe soy, muchas gracias -el chico se inclinó levemente- Mi nombre es Key.
-No ha sido nada, yo soy Amber -ambos se estrecharon las manos sonriendo.
-Permiteme agradecerte lo de la gorra y pedirte perdón por haberte tirado al suelo -la agarró de la mano, pegando un tirón de ella, llevándola tras él.
-Pero… -Amber iba a protestar pero se calló. Intentaba caminar a su paso siguiéndolo. No sabía a donde la llevaba. Se volvió a colocar bien la gorra.
Key tiraba de ella, mientras sonreía hasta llegar a una pequeña heladería que estaba semi escondida en una calle.
-Vamos -entró con ella dentro y la llevó ante una vitrina en la que había muchos helado expuestos- elige el que quieras, yo invito.
Amber flipaba con aquel chaval. Sin vacilar le pidió a la dependienta un helado con menta, pistacho y chocolate. Key se pidió otro de vainilla. No tan completo que el de ella.
-No deberías haberte molestado-Amber salió a la calle algo indiferente lamiendo su helado.
-Yo quería hacerlo.
Caminaron uno al lado del otro por la calle comiendo tranquilamente . Amber se preguntaba como había acabado comiendo un helado así por la cara. Andaba tan distraída por la calle, que no se dio cuenta de una bicicleta que iba en su dirección a bastante velocidad. Key la cogió de un brazo y tiró de ella para evitar que la pillara, pero al hacerlo el helado de ella acabo estampado sobre su camiseta.
-¡Oh no! -Amber se miró aterrada- Era mi camiseta favorita.
-Lo siento mucho -Key sacó un pañuelo y empezó a limpiarle con cuidado.
-Que lastima, me gustaba mucho.
-Así no puedes ir por la calle, ven -la volvió a coger de la mano y tiró de ella de nuevo.
-¿A donde me llevas ahora?
-A mi casa, vivo por aquí cerca. Te dejaré una camiseta por lo que te he hecho.
-Pero no pasa nada -Key ignoró las palabras de ella. “Que impulsivo” pensó Amber dejándose llevar por él.
El chico la llevó a su casa. Era una casa bastante grande. Nada mas entrar un pequeño perro se acercó corriendo.
-¡Coco! Tenemos una invitada -Key cogió al perro en brazos y se lo presentó a la chica. Amber sonrió levemente acariciándole la cabeza con suavidad.
-Ven -la llevó hasta una habitación. Parecía el dormitorio de Key. Algo rosado, pero muy lindo. Perfectamente decorado. Se asemejaba a él.- Elige lo que quieras -le abrió un armario y le mostró la gran cantidad de ropa que tenía. Amber se acerco y buscó alguna camiseta oscura y ancha. Al final escogió una bastante simple que se encontraba en un rinconcito.
-Te dejo sola para que te cambies de ropa.
Cuando Key se marchó, ella se quitó la camiseta y se puso la otra.
Que día más extraño. Aquello no ocurría todos los días. Estaba algo bloqueada. Que tipo más raro y que situación más extraña-
Salió de la habitación con su propia camiseta en la mano. Key se la arrebató de las manos.
-La voy ha echar a lavar.
-Pero no hace falta, la lavo yo en casa.
-No, no, la lavaré yo y te la llevaré a casa.
Resignándose, Amber se marchó en dirección a su casa. No sabía que decir respecto lo que durante esa tarde le había ocurrido.
Key se encontraba asomado a una ventana observándola marcharse. Una sonrisa de satisfacción se le dibujo en el rostro. Tenia la camiseta de Amber en sus manos. Se la llevo a la cara y respiró profundamente su olor. Con una sonrisa más grande, miró a su perro que se encontraba a sus pies.
-¿Sabes Coco? Ha sido muy fácil. Tan solo he tenido que dejar mi gorra abandonada con el riesgo de perderla, tirarme encima de ella para”encontrármela”, invitarla a un helado y después hacer algo para que cayera en su ropa –Volvió a oler la camiseta sonriendo.- La volveré a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!