martes, 3 de octubre de 2017

(MiWoo) Love Me -Oneshot-


      Título: Love Me

      Personajes: Mino y Jinwoo [WINNER]

      Tipo: Yaoi

      Géneros: Fluff

      Clasificación: G/PG

      Descripción: Una noche de fiesta, Jinwoo termina metido en un lío con un borracho. Todo acaba cuando Mino, de quien se enamoró a primera vista tiempo atrás, aparece para ayudarlo. Lo que no imaginaba Jinwoo es que ese sería el principio de una noche mucho más interesante.

      Advertencias: Tal vez alguna que otra palabra mal sonante y mención a la sangre, pero casi nada.

      Notas: Hacía demasiado que no escribía nada, ya que estoy en una temporada en la que parece que mi inspiración (y motivación) ha salido volando lejos de mí. Por fin logré terminar algo y aquí lo tenéis. Espero que os guste e intentaré superar este molesto bloqueo cuanto antes para traeros más historias. ♥
   
 
      Era innegable la emoción que lo inundaba aquella noche. Tal vez no sería la persona más fiestera de su grupo de amigos, pero de vez en cuando apetecía salir a despejarse de los ajetreados y monótonos momentos del día a día.

      Pero había un motivo especial por el cual sus ganas de salir aumentaban; una persona por la que su corazón latía ansioso solo de pensar en estar cara a cara con él.

      Tenía el conocimiento de que iban a juntarse en la misma discoteca. Mino no era de su grupo habitual de amigos ni mucho menos, tampoco le había visto tantas veces... pero ojalá fuera así y poder pasar cada día de su vida junto a él. Había robado su corazón con solo cruzarse un par de veces, al igual que con su comportamiento.

      Para bien o para mal, sus sentimientos no eran un misterio para Mino. El alcohol le jugó una mala pasada una de las noches que coincidieron, haciéndole confesar la atracción que hacia él sentía. Por desgracia no fue correspondido y Jinwoo sufrió un duro golpe... pero ya estaba acostumbrado a enamorarse de chicos hetero que nunca se fijarían en él por el hecho de ser hombre. Con tenerlo cerca y ver que Mino lo aceptaba, no cambiando su actitud hacia él después de todo, le bastaba.

      Sin embargo era un secreto que solo Mino conocía. Nadie más aparte de él sabía de sus verdaderos sentimientos hacia el joven. De hecho, seguramente ni Mino se habría enterado de no ser por aquel momento de sinceridad causado por una mala borrachera.

      Ya habían llegado y su corazón se aceleraba a cada paso dentro del recinto. Sus ojos buscaban a Mino con el mayor disimulo posible, entre aquella multitud cargada de ganas de pasarlo bien.

      Se acercaron a la barra a pedir sus bebidas, escogiendo lo primero que le vino a la mente mientras sus pensamientos estaban perdidos en otra parte. De repente su corazón dio un vuelco, pareciendo que se hubiera detenido solo para volver acelerarse como nunca. Allí estaba él, entre un grupo de chicos a los que Jinwoo conocía de vista y poco más.

      Mino le vio y saludó con una sonrisa antes volver a centrarse en esa conversación de la cual era participante. Maldito ser hermoso... le había robado el corazón con demasiada facilidad.

      Tomó su bebida y dio un trago largo, agradeciendo esa frescura bajarle por la garganta en un lugar donde se sentía tan acalorado. La cantidad de gente, el ambiente... y Mino. Sobre todo Mino.

      Los minutos pasaban de forma eterna mientras esperaba el momento adecuado para acercarse a él y entablar una conversación, aunque fuera pequeña. Quería verlo de cerca, escuchar su voz y tener la oportunidad de aspirar ese perfume que tan loco lo volvía; una mezcla de colonia masculina y el propio olor corporal del chico. Cuántas veces habría soñado despertar envuelto en aquel aroma.

      Estuvo haciendo lo que pudo para entretenerse mientras tanto; bailó, bebió, charló, dio paseos... de vez en cuando se distraía lo suficiente como para alejar sus pensamientos de él un poco, pero enseguida volvía a buscarlo con la mirada, a localizarlo y morir por estar junto a él.

      Ahora Jinwoo estaba solo en un rincón, apartado del montón de jóvenes que ocupaban la pista de baile con todo tipo de movimientos, mientras la música resonaba con fuerza en las cuatro paredes del local. Ya se había terminado su segunda copa y no quería ir a por más. Intentaba evitar por todos los medios cometer de nuevo el mismo error.

      Se apoyó en uno de los pilares que rodeaban la pista, todavía con su vaso ahora vacío en la mano. Lo último que esperó fue que alguien interpretara aquello como una invitación a acercarse.

      —¿Necesitas otro trago, hermosura? —preguntó un tipo desconocido al colocarse frente a él, tapando la visión de lo que realmente le interesaba.

      —No, gracias. Ya bebí lo que tenía que beber —respondió de la forma más educada que pudo permitirse en esa situación. Tampoco quería mostrarse siendo todo simpatía con esa persona desconocida, no fuera a ser que lo malinterpretara y se volviera todavía más pesado.

      —Una pena. Estaba dispuesto a invitarte a algo —aclaró, como si sus intenciones no pudieran entreverse lo suficiente. Lo que le estaba quedando claro a Jinwoo es por dónde iban sus intenciones.

      —No será necesario —esta vez ni siquiera se molestó en sonreír. Ya le estaba estorbando un poco.

      El hombre, que debía tener unos cuantos años más que él y ocupaba casi el doble, se acercó más a su cuerpo. Parecía no estar dispuesto a rendirse con facilidad. Jinwoo notó en él el fuerte olor del alcohol y otras sustancias como la marihuana. Retrocedió un par de pasos.

      —Eres muy bonito, ¿lo sabes? —dijo a modo de halago. Pero eso al chico no le estaba haciendo sentir bien en absoluto.

      —Lo siento, pero no me interesas —respondió de forma clara y directa. Le importaba poco si parecía repelente o creído, pues lo único que estaban haciendo ambos con esa conversación era perder el tiempo.

      —Eso no lo sabes todavía. Tal vez pueda interesarte más de lo que crees —se estaba pasando. Jinwoo dio un respingo al sentir la fuerte mano del contrario en su cintura, a lo que reaccionó por instinto apartándose con desagrado y cara de molestia.

      —Te he dicho que no. Déjame tranquilo —prácticamente lo gritó, buscando que pudiera escucharlo bien entre todo aquel ruido. Su expresión tampoco era buena. Dios, qué tío más pesado.

      Seguía acercándose a él con descaro, con esa asquerosa expresión en el rostro que solo le daban ganas de patearle el trasero. Estaba a nada de empujarlo y sabía que podría crear un escándalo en local, pero llegados a aquel punto no le importaba demasiado.

      Sin embargo el hombre se giró cuando Mino apareció en escena, llamando su atención. Jinwoo sintió como su corazón le salía del pecho al verlo, allí plantado en lo que parecía ser su defensa. Sin darse cuenta ya se encontraba mirándolo como un bobo.

      —Creo que el chico no quiere nada contigo —dijo, colándose entre el cuerpo de ambos y apartando al borracho de él. ¡Lo estaba defendiendo y él se sentía la persona más afortunada del mundo en ese momento!

      —¿Tú quién eres? ¿Su novio? —preguntó el hombre con cara de pocos amigos. Miró a Mino de arriba a abajo como si estuviera apunto de propinarle un puñetazo en la cara. Se le veía el desprecio desde lejos.

      —Exactamente. Así que será mejor que te vayas y dejes tranquilo a mi chico.

      ... ¡Mi chico!

      Las mejillas de Jinwoo se prendieron al momento en plena confusión. Pronto entendió que tan solo era parte de su plan para que esa persona lo dejara en paz, pero escuchar esas palabras salir de los labios de Mino había causado verdaderos estragos en él. No sabía cómo sentirse, pero notaba la emoción brotar de cada uno de sus poros.

      —Joder —maldijo en voz alta al enterarse de esa desafortunada noticia. Casi parecía que ahí acababa todo y que no había quedado en nada más que una incómoda anécdota de la noche. Casi.

      La mano del hombre impactó con fuerza contra el lado izquierdo del rostro del menor, causando que se balanceara entre el golpe y la sorpresa. Jinwoo gritó sorprendido antes de correr a sostener a Mino para que no cayera. No le dio tiempo.

      En cuestión de segundos ambos estaban enzarzados en una pelea que no tardó en ser el centro de atención en el club. Los dos se atestaban un golpe tras otro allá donde mejor les pillaba, con los puños o los pies. El objetivo era hacer el mayor daño posible al otro.

      Jinwoo quería meterse, asustado y sorprendido por la situación que se había creado en cuestión de un instante. Se veía a sí mismo culpable... muy culpable. De alguna forma sentía que todo aquello había empezado por él, aunque la culpa fuera claramente de aquel maldito borracho. Pero lo primero era sacar de allí a Mino; eso era prioridad.


***


      —No deberías haberlo hecho... —musitó arrepentido el mayor sin ser capaz de mirar el rostro golpeado del otro.

      —Yo creo que sí debía. No me arrepiento después de todo —respondió Mino mientras se sostenía una bolsa de congelados en la cara, allá donde aquel desgraciado había golpeado primero.

      Estaban en el apartamento de Mino, por suerte no muy alejado de la discoteca. Jinwoo había insistido en que fuera a casa a inspeccionarse y curarse las heridas, tras ver como había quedado tras la inesperada pelea. Si le pasaba algo por él iba a arrepentirse el resto de su vida...

      Al final había terminado siendo arrastrado tras él. No sabía muy bien cómo porque todo fue rápido... simplemente y cuando logró asimilar las cosas ya acompañaba a Mino por las calles de camino a su casa, preocupado por él y queriendo asegurarse de que todo iba bien.

      —Pero mira como estás... a ver, deja que te vea —sin pensarlo mucho, teniendo solo en mente el bienestar de Mino, se acercó y le hizo apartar cuidadosamente la mano de la cara para observar por sí mismo el asunto. Su expresión lo dijo todo.

      —Vaya, debo estar horrible —bromeó el menor al ver esa cara. Jinwoo agradecía que no hubiera perdido el sentido el humor, pero esos golpes no le gustaban un pelo.

      —No es como si fueras a morirte, pero estarás feo durante unos cuantos días —decidió seguir la broma ya que, incluso en ese momento, debía reconocer que había conseguido sacarle una sonrisa—. ¿Dónde más te duele?

      Estaba realmente preocupado. Ver esa zona de la cara de Mino tan enrojecida e hinchada no le gustaba... y mucho menos si sabía que él había tenido algo que ver con los golpes. Seguía pensando que no debería haber intervenido, viendo las consecuencias de hacerlo. A su vez, por otro lado agradecía con todo su corazón que hubiera ido a defenderlo de aquel borracho que a saber qué habría intentando.

      —Me duele todo... pero el muy hijo de puta me ha dado una patada en el costado y me ha dejado muy tocado —contó con más calma de la que cabría esperar en ese momento, aunque con cierto tono de desprecio en la forma de expresarse. Entonces volvió a cubrirse el lado izquierdo del rostro con los congelados.

      —A ver —pidió el mayor sin pensar. Enseguida se dio cuenta de lo que estaba diciendo y se apresuró en rectificar, avergonzado—. Si quieres, claro.

     —Sin problema —Mino dejó de nuevo lo que estaba haciendo solo para poder quitarse la camiseta. Estaba claro que no le importaba que Jinwoo lo viera así, aun sabiendo el estado de sus sentimientos.

      Al principio el mayor tuvo ganas de taparse los ojos por la vergüenza que le causaba la situación; pero eso no duró más de unos segundos. Debía reconocer que le hacía sentir cómodo darse cuenta de que Mino no le daba importancia a sus sentimientos... no al menos en el mal sentido. Tal vez otro chico habría intentado apartarse de él al saber la verdad. Sin embargo Mino lo trataba con normalidad y eso lo agradecía muchísimo.

      Sin querer darle más vueltas al asunto, se centró en el golpe. Si Mino no le daba mucha importancia, él tampoco lo haría. No quería hacerle sentir incómodo de alguna forma.

      Pasó inconscientemente un par de dedos sobre la zona enrojecida, provocado que el menor se resintiera un poco.

      —Lo siento —se apresuró a decir, apartando los dedos con rapidez.

      —No pasa nada. Solo dime si se ve muy mal —desde luego no parecía molesto, lo cual tranquilizó un poco a Jinwoo.

      Sí, lo cierto es que no tenía muy buena pinta. Aun así no quiso preocupar al pequeño, por lo que intentó responder con otras palabras menos alarmantes.

      —No es nada que no pueda curarse —y alzó la mirada a su rostro para dedicarle una sonrisa. En qué mal momento decidió hacerlo, pues sintió su respiración detenerse al mirar a la cara a aquel perfecto hombre. Sus ojos se encontraron de forma directa y el rostro de Jinwoo enrojeció notablemente.

      ¿Por qué no apartaba la mirada de él? Los insistentes ojos de Mino solo empeoraban la situación; cuanto más pensaba en que podría darse cuenta de sus sonrojos, más colorado se ponía y más ardían sus mejillas.

      —Muchas gracias... —agradeció sin pensar. Aquella palabras escaparon de sus labios sin su permiso y ya no pudo detenerlas, hipnotizado por sus oscuros ojos—. No tenías por qué hacerlo y aun así me ayudaste... mucho menos tenías por qué decir que eras mi novio, ya que eso puede que solo haya creado rumores sobre ti, pero...

      —No me importan esos rumores —le cortó Mino, con serenidad—. Lo importante es que estés bien.

      Jinwoo asintió, desviando ligeramente la mirada con vergüenza. No quiso continuar la conversación.

      —Te curaré la herida y te dejaré descansar. Seguro que lo necesitas.

      Pero Mino no respondió, algo a lo que Jinwoo no dio demasiada importancia al momento.

      Se concentró en su tarea, con un pequeño kit de primeros auxilios junto a ellos. Primero debía limpiar la herida para que no se infectara. Lo último que quería era causarle todavía más daño a aquel chico.

      Sentía unos ojos persistentes sobre él. Trataba de concentrarse en curar el golpe, pero no podía ignorar el hecho de que Mino continuaba mirándole aun después de haber acabado con la conversación.

      Su subconsciente lo traicionó, haciéndole subir la mirada de nuevo al rostro de Mino.

      Lo que vino después fue como un sueño; uno repetido incontables veces durante las noches, en la soledad y oscuridad de su pequeño dormitorio. Un beso. Un simple beso que lo condujo a una sensación hasta ahora desconocida. Una emoción indescriptible que recorrió su cuerpo desde el dedo más pequeño del pie al último de sus cabellos.

      —¿Qué haces? —preguntó entre confuso y alarmado, una vez aquel corto e intenso beso pasó a ser cosa del pasado. Sus mejillas ardían de nuevo, tan rojas como la piel dañada del menor.

      —Agradecerte lo que haces por mí —respondió Mino como si de nada se tratara. Como si el loco fuera Jinwoo por extrañarse.

      —Pero... acabas de...

      —¿Y qué? ¿No puedo besar a mi novio? —de nuevo, su forma de decirlo inspiraba una extraña tranquilidad.

      —¿Tu novio? —Jinwoo dejó de forma definitiva a un lado lo que hacía. ¿Es que acaso había recibido un mal golpe en la pelea y estaba delirando?

     —Dije que lo era, ¿acaso crees que mentí? Desde esta noche tú y yo estamos juntos —su seguridad al expresarse causaba a Jinwoo una extraña mezcla de sentimientos entre la inquietud y la excitación. Pero por encima de todas estas reinaba una enorme confusión y un corazón desbocado.

      —¿Quieres salir conmigo...? —se atrevió a preguntar tras largos segundos en los que intentó por todos los medios comprender la situación y buscar una explicación a tal comportamiento.

      —¿No quieres tú? Pensé que sí —ese fue el único momento en el que la confianza de Mino pareció quebrarse ligeramente. ¿Temía que fuera a negarse? Jinwoo se apresuró en aclarar la situación.

      —Sí, sí quiero. Es solo que creí que tú... bueno... pensé que yo no te gustaba —hablaba con cuidado, pues todavía no comprendía bien de qué iba todo eso. Se sentía como en una nube, como si nada fuera real. Intentaba aparentar calma pero por dentro era como un volcán al borde de una erupción de sentimientos.

      —Tal vez pensabas mal porque fui demasiado idiota —aquellas únicas palabras fueron suficiente para arrancar la sonrisa más sincera que Jinwoo hubiera esbozado en mucho tiempo.

      Mino, quien hasta ahora se había mostrado un poco más serio, tampoco pudo evitar sonreír.

      —Entonces... —añadió el menor tras un momento de silencio en el que ambos asimilaban lo que acababa de pasar. La traviesa sonrisa de sus labios hizo al mayor derretirse por aquel hombre—. ¿Por qué no te quedas esta noche conmigo y vigilas que mis heridas no empeoren?

      —Por supuesto, no me arriesgaría a dejarte solo.

      Sus labios se unieron de nuevo, sellando aquella reciente unión entre ambos. Aquella sería su primera noche juntos; la primera de muchas más.



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