martes, 11 de octubre de 2016

(HyoMi) Cooking cupcakes -Mini serial- Capitulo 5 [Final]


   Nota: ¡Hola! ¡Por fin tenéis el último capitulo de este Mini Serial! Aquí por fin las cosas cambian de rumbo y podréis conocer al misterioso personaje que siempre interrumpía a las dos chias ¡Espero que os guste y disfrutéis leyendo!



   El ánimo le había subido a lo largo del día. No supo como, pero Hyojung salió de casa con una enorme sonrisa en los labios, de camino al supermercado más cercano. Con el poco dinero que le quedaba, compró todos los ingredientes necesarios y que le faltaban para realizar la idea que no hacía nada más que rondar su cabeza desde que Mimi se marchó.

   Uno de sus hobbies era hacer cupcakes, estaba claro. Y no podía dejarse hundir por una simple derrota. Con el carisma de Mimi era casi imposible ganar, pero eso no significaba que lo hiciera mal. Además, pensaba mejorar con algunos consejillos que la rubia le había dado.

   Cargada de bolsas, estuvo de vuelta en casa en una hora. Sí que había pasado tiempo fuera. Pero no lo pudo evitar observar las diferentes herramientas de cocina que había nuevas y que le fascinaban. Ella no contaba con muchas, pero sí que tenía por seguro que si alguna vez tenía suficiente dinero, se compraría todas esas cosas.

   -Manos a la obra -se dijo a sí misma juntando ambas manos.

   Le saldría bien, lo intuía y confiaba en ella misma. Los haría pensando en Mimi y cuando ella volviera, se los daría para que los probase. No tenía más motivación que hacerlos para sorprenderla. Aunque si era sincera con ella misma, lo hacía para que la rubia pasara más tiempo a su lado. Darle un motivo para quedarse.

   Entre diversos colores y harina, Hyojung pasó toda la tarde. Acabó dejándolo todo patas arriba, pero ante ella una bandeja de deliciosos y muy pintorescos cupcakes lucían a la espera de ser devorados.

   -Lo conseguí… -murmuró. Estaba satisfecha por su trabajo, nunca antes se había sentido tan bien. Tal vez era porque tenía una motivación que no había tenido jamás. Y es que había un dicho que decía que el corazón de alguien se conseguía con comida. El de Mimi sería suyo con esos deliciosos cupcakes.

   Fue a observarlos de nuevo cuando cayó en su tremendo error. El corazón de Mimi estaba ocupado ya por un chico al que parecía querer mucho. Además, seguro que a la pobre no le gustaban las mujeres como a ella.

   El bajón fue arrasador. Se le fueron por completo las ganas de presentarle a la joven sus creaciones. Desilusionada, fue a tirarlos todos. El trabajo de una tarde entera por la basura, pero el sonido de la puerta se lo impidió ¿quién sería?

   Se limpió las manos con un paño y fue enseguida a abrir la puerta. No es que tuviera el mejor aspecto para hacerlo, pero tampoco le iba a dar tiempo de arreglarse con la insistencia de su visitante porque le abriera.

   -Mimi… No pensaba que vendrías ya hoy -se sorprendió al ver su melena brillante y su sonrisa deslumbrante tras el umbral de su puerta.

   -¿Qué dices? Si tenía muchas ganas de verte -ella entró como un torbellino al interior de la vivienda, levantando con sus palabras un rubor en Hyojung ¿lo estaba diciendo por decir o iba con otras intenciones?

   -Ah, bueno. Pues bienvenida…

   -¡Cupcakes! -la cortó cuando vio los pasteles. Ya no podría deshacerse de ellos como pretendía-. Los has hecho tú ¿verdad? Que buena pinta tienen ¿Puedo probarlos?

   -Claro que puedes, si los he hecho para ti... -eso último lo murmuró casi para ella, pero Mimi tenía un buen oído.

   -¿Para mí? -la emoción se podía ver en sus ojos que le brillaban, como si tuviera chispitas en ellos-. Eres un amor… Ven aquí.

   Hyojung sintió como la rodeaba con sus largos brazos, estrechándola en un abrazo que duró demasiado poco de lo que le gustaría. Pero cuando ella se separó, se dio una bofetada mental. No podía ilusionarse con Mimi. Tenía novio. Había que evitar a toda costa esos sentimientos que estaban naciendo en ella.

   -Voy a probarlos ¿seguiste los consejos que te di? -Hyojung asintió a sus palabras. Mimi parecía tan ajena a sus sentimientos que tal vez se tratase de lo mejor.

   Se quedó apartada, con muchas dudas y miedo a la espera del veredicto de la otra. Mimi parecía estar disfrutando con el primer mordisco que le dio a uno de ellos ¿de verdad le estaban gustando?

   -Es… maravilloso. Es delicioso, Hyojung -Mimi estaba tan emocionada que le habló con la boca llena de comida, algo que a ella le resultó adorable-. Estoy segura que los haces así en algún otro lado y te cogen para trabajar ¿cuál es tu truco?

   -La verdad es… -iba a decirlo, pero decidió que no. No iba a decirle a Mimi que su secreto había sido hacerlos pensando en ella, qué ridiculez. Mejor era callar.

   -¿Qué te ocurre? Te veo muy desanimada… No estarás pensando nada raro de nuevo ¿verdad? -la preocupación en su voz le hizo reaccionar a tiempo de que sospechase algo que no era.

   -Oh, no, no. Nada de eso. Son otros temas que tengo en mi cabeza. Tengo que seguir buscando trabajo y esas cosas… -era una mentira a medias. Es cierto que necesitaba encontrar un trabajo para seguir pagando y viviendo, pero no era lo que tenía como tema principal en el interior de su mente y en lo más profundo de su corazón.

   -¡Ah! Tengo solución a eso -Mimi volvió a recuperar su típica sonrisa. Dejó a un lado el cupcake, desconcertado del todo a Hyojung-. ¿Recuerdas dónde nos conocimos? En el concurso para trabajar en aquella pastelería.

   -Sí que lo recuerdo… como no hacerlo -Hyojung se encogió de hombros. Fue un mal rato el que pasó ¿cómo iba a olvidarlo de un día para otro?

   -Bien, porque vas a trabajar allí conmigo -el entusiasmo y el ánimo que Mimi le puso a aquella frase, casi hizo que Hyojung cayera al suelo.

   -¿Qué dices? Eso no es posible…

   -¡Claro que lo es! Era un concurso con trampa, la verdad. Pero con muy buenos resultados -daba la sensación de que Mimi estaba hablando consigo misma, porque Hyojung estaba cada vez más confusa.

   -¿Qué estás diciendo? No-o entiendo nada…

   -Oh. Verás, los dueños de esa pastelería son mis padres. Yo gané por ello, por eso digo que era un concurso trampa. Pero esa no era la finalidad -sus palabras abofeteaban a la pobre Hyojung que le costaba ir asumiéndolo-. Yo estaba dentro con el fin de buscar a una buena chica, que cocinara bien y que tuviera un espíritu trabajador. Y así poder contratarla y… ¡tachán! Esa chica eres tú.

   -Espera, un momento… ¿quieres decir que en ningún momento iba a haber una ganadora?

   -Sí que la hay, tú. Pero a mi familia no nos gusta contratar gente sin corazón, gente maleducada y que no es constante con lo que hace. Así que yo tenía que infiltrarme para conocer a la indicada. Desde que hablamos en la pastelería y me ayudaste, supe que eras tú.

   -¿Me estás diciendo… que todo eso lo habéis hecho para buscar a la persona adecuada para el puesto de trabajo y qué… esa persona soy yo? -lo cierto es que Hyojung aún no llegaba a creerse lo que le estaba confesando. Era un poco difícil así tan de pronto.

   -Que sí, que sí. Que el puesto de trabajo es tuyo, tooodo tuyo.

   -Entonces… ¿por qué me lo estás diciendo ahora...? -La pregunta pilló a la rubia por sorpresa. No se la esperaba para nada.

   -Bueno...quería decírtelo pero es que… comencé a tener las ganas de conocerte más. Me gusta como eres y tienes algo que me atrae… -Mimi se puso muy cortada, bajando la mirada y toqueteándose el pelo. Hyojung solo pensaba que de un momento para otro se volvería loca-. Ay, lo siento mucho. No te enfades conmigo. De verdad, deseaba con todas mis ganas conocerte. Me pareces una persona fascinante. Y fíjate, al final te lo he dicho. Tampoco es tan malo ¿no?

   Hyojung se tomó unos segundos para terminar de procesar todo lo sucedido. Para asumir que el que consideraba su último trabajo y después de lo mal que lo pasó, el trabajo era completamente suyo.

   -¡Dime algo, que me estoy desesperando! -la inquieta Mimi la miraba con algo de preocupación en el rostro. Era muy consciente de que le había dicho que quería conocerla y que tenía trabajo. Pero todo eso eran buenas noticias y algo malo vendría, seguro. No todo era siempre bueno y menos en su vida.

   -Oh, bueno… Estoy muy contenta, pero me has pillado así de buenas y la verdad, si te soy sincera, no me lo esperaba…

   -Entonces…

   -¿Entonces?

   -Yo te traía otra sorpresa...

   -No sé si estoy preparada para otra sorpresa.

   El sonido de la puerta se escuchó repetidas veces. Alguien había ido a verlas ¿pero quién si Hyojung no tenía relación con nadie más excepto Mimi?

   -Creo que mi sorpresa está ya aquí… -dejándola más confundida, la rubia se fue casi dando saltitos a darle la bienvenida al nuevo invitado-. Quiero que conocieras a una persona muy importante para mí. Es el culpable de que muchas veces te tuviera que dejar para irme con él. Le quiero muchísimo y creo que debes conocerlo. Estoy segura de que os llevaréis muy bien.

   Oh no. Ella lo sabía. Sabía que tenía que haber algo malo. Y ahora Mimi le iba a presentar a su novio ¿qué hacía? No quería ponerle cara a ese muchacho al que poco a poco había ido cogiendo cierto odio.

   Pero Mimi se veía muy entusiasmada con el hecho de presentárselo ¿quién era ella para impedírselo? Se aguantaría, aunque la rabia la contaminase por dentro y quisiera echarse a llorar.

   -Hyojung, te presento a mi precioso y atractivo primo -¿Primo? Un niño de once años apareció ante ella con una enorme sonrisa, muy similar a la de Mimi-. Él es el que acapara toda mi atención. Soy como su hermana mayor.

   -Oh… Encantada de conocerte… -su primo. No era su novio, era su primo.

   -¿Ella es la chica de la que tantos hablas? -Mimi asintió sin ser consciente de lo que iba a suceder a continuación-. Que sepas que a mi prima le gustas mucho y que quiere ser tu novia.

   -¡¿Qué?! -la rubia reaccionó tarde, sorprendida ante la inocencia de su primo. Por otro lado, Hyojung había enrojecido tanto como lo estaba la pobre Mimi al verse ante esa situación.

   -¿Es... es eso cierto? -se atrevió a preguntar, después de tanta emoción en un solo rato.

   -Bueno, yo… -vio a una Mimi que no sabía que decir, tímida y sonrojada.

   -No pensé que te gustaran las mujeres…

   -¿Y por qué no? Las hay muy bonitas, como tú…

   -Uuuh, voy a morir de sobredosis de azúcar. Esperaros que yo no esté -Protestó el chico ante tanta palabrería dulzona repentina por parte de dos chicas que estaban de lo más nerviosas.

   -Eh, esto, sí. Mira, Hyojung ha hecho unos cupcakes ¿por qué no los pruebas? -Mimi quiso cambiar radicalmente de tema, pero aquella repentina confesión inesperada de lo que sentía no se le olvidaría. Hyojung quería saber más.

   El hecho de saber que no tenía novio, que le gustaban las chicas y concretamente ella le gustaba, provocaba que le diera un subidón. Que sintiera el revoloteo de unas mariposas en su estómago.

   Pero lo dejó aparcado a un lado, para así poder disfrutar de lo que quedaba de tarde junto a Mimi y su primo, quien resultó ser de lo más adorable. Cuando su prima no se daba cuenta, él le confesaba secretos de ella, un hecho que le gustaba a Hyojung conocer sobre todo si tenían algo relacionado con ella.

   A partir de ese momento, miraría a Mimi con otros ojos.


***


   -Uf, estoy super cansada. Hemos llegado a casa muy tarde -Mimi no perdió ni un solo segundo en dejarse caer sobre el mullido y cómodo sillón, reventada de pasar el día entero trabajando.

   -Hoy ha habido demasiada demanda -Hyojung iba tras ella, igual o más cansada. Ambas chicas volvían de un intenso día de trabajo en la pastelería.

   Después de unos meses, donde Mimi fue capaz de terminar de confesar lo que sentía, vivía ahora en la casa de Hyojung, su novia. Cada día iban a trabajar juntas y volvían igual. Y cada día, eran más felices.

   -¿Quién hace la cena hoy? -la pregunta de Hyojung provocó un espantoso silencio en toda la casa-. Mejor llamo para que nos traigan una pizza.

   -¡Sí! ¡De esas que me gustan tanto y que no me sale el nombre! -Mimi, a pesar de estar agotada dio un salto en el sillón.

   -Pediré una de esas, no te preocupes -con una amplia sonrisa, Hyojung se disponía a complacerla, como se había acostumbrado a hacer.

   -Eres la mejor. Gracias por no dejarme sola -de pronto, tuvo a Mimi a su lado, que le robó un beso de los labios-. Me estoy poniendo muy sentimental.

   -De aquí a que os traigan la pizza, hay tiempo para mimos.

   -¡Bien! -Mimi volvió a sillón, a la espera de que su novia hiciera el encargo y pudiera llenarla de dulces besos por todos lados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!