lunes, 29 de julio de 2013

(EunHae) Castigo -Oneshot-


Titulo: Castigo

Pareja: EunHae (Eunhyuk + Donghae)

Tipo: Yaoi

Genero: Lemon

Clasificación: NC-17

Descripción: El exceso que pueda llevar uno, hace que haga cosas que no quisiera hacer, por lo que, se busca que lo castiguen de alguna manera.

Advertencia: Sexo.


•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•*´¨`*•.¸¸.•



El frío le había congelado hasta el último de sus huesos. Corría una fuerte corriente de aire, que por suerte, a él no se lo llevaba. Bueno… Pensándolo mejor, prefería que se lo llevase, y que no tuviera que enfrentarse a nada de lo que le esperaba.

Había hecho mal, había causado dolor y ahora le tocaba pagar por él. Por tonto, por no darse cuenta de lo que estaba haciendo, por dejarse llevar, por ser un mono estúpido.
Se encogió dentro de su abrigo. Las imágenes volvían a su cabeza una y otra vez mientras caminaba de vuelta al apartamento. La imagen de su pez llorando, con el rostro descompuesto es la que más se repetía y la que más le dolía ¿Por qué había hecho eso? Estúpido mono, estúpido, estúpido.
Por suerte, nadie paseaba por la calle. Normal. Con el frío que hacía ¿quien iba a salir fuera? Es mejor una casa calentita, con tus seres queridos, pasando un buen rato… Tal vez como él una vez soñó, al lado de la persona que más ama… Persona que en estos momentos y por el resto de su vida lo odiará.Esa noche no tenía que haber salido del apartamento, tenía que haberse quedado con los demás, viendo alguna peli para que le entrara el sueño e irse pronto a dormir, pero no, él no, tenía que salir. Cada momento que pasaba se odiaba más. Su rostro… El de su pececito… Venía una vez más por su mente.
Una fría y salada lagrima recorría lentamente, por su mejilla, descendiendo hasta su mandíbula, recorriéndole también, en un lento viaje. Él no se molestaba en quitársela. Tan solo era una lagrima, una muestra más del dolor que se acumulaba en su corazón por momentos.

Volvía a sentir frío. El invierno había llegado con mucha fuerza y sus huesos y sus desgarrados músculos lo estaban notando.

¿Por qué su mente se empeñaba en seguir reviviendo ese momento? ¿Momento en el que su pececito aparecía? ¿Por qué? Si no hubiese hecho caso a las palabras de su amiga… Cuando le invitó a tomar algo, pensaba que sería algo leve, pero que demonios llevaba eso que sabía tan delicioso.. y esas fueron sus propias palabras al probar aquella bebida, tan dulce, tan adicta. Tanto que no podía dejar de beber. Su mente se mantenía nublada. No sabía ni lo que había hecho ni nada. No recordaba absolutamente nada.

Pero al despertar, se le derrumbó el mundo. No tenía que haber despertado jamás. Al hacerlo, se encontraba totalmente rodeado de mujeres, desnudas, él, desnudo ¿Qué había hecho? Ni si quiera le dio tiempo a pensarlo cuando una cabecita asomaba por la puerta. Una preocupada expresión contenía aquel rostro, que tras ver el lugar, se volvió una descomposición. Dolor, sufrimiento, engaño, decepción. Fue lo que transmitía ahora aquel rostro. Sus ojos se aguaban y lagrimas asomaban por estos, sin tardar mucho en comenzar a caer lentamente, hasta el suelo, tras resbalar con la tersa piel del rostro de su pez.

¿Qué hacía allí él? No ¡No! ¿Qué estaba sucediendo? No entendía nada, apenas llegaba a escuchar las palabras cargadas de dolor que su pez le lanzaba. Solo lo veía a él y a su rostro lleno de sufrimiento y brillante por las lagrimas, rompía en llanto. Intentaba moverse, pero su cuerpo no respondía, intentaba hablar, pero las palabras no salían. Solo sentía un fuerte dolor en su pecho, que no dejaba de aumentar.

Y ahora lo veía salir corriendo, de la habitación, de él, de su vida… Y sin entender nada. En cuanto pudo, salió él también de allí, con la mente totalmente bloqueada, no sabía donde se encontraba, tampoco quería encontrarse…

Una vez que había conseguido reconocer el terreno, se encaminó al apartamento. Se podía hacer una idea de lo que podía pasar cuando llegara hasta allí, pero tenía que enfrentarse a ello. Tal vez, ahora que su mente estaba más despejada, su pececito le dejará explicarse…

Ya frente a la puerta de su apartamento, respiró profundamente, cerró sus ojos y solo esperó que no se hubiesen ido todos fuera o no podría entrar. Posó la mano sobre el pomo y muy lentamente abrió la puerta. Por suerte para él, estaba abierta, pero al entrar, toda la estancia estaba a oscuras ¿Donde estaban todos?

-¿Hola?

Nada. Ni un solo sonido. Alzó su mano para encender el interruptor, pero al hacerlo, la luz no se encendía. Lo que le faltaba, la luz se había ido. Por lo menos, mirando el lado positivo, estaba solo.

Se deshizo de su pesado abrigo, el cual dejó a un lado, cotilleando todas las habitaciones, buscando algún signo de vida, solo un par de perros de todos y las tortugas de Yesung. Sin luz, estaba todo muy tenebroso, oscuro, menos mal que no tenía miedo a eso, pero aún así lo inquietaba.

Suponiendo que tan solo se habían dejado la puerta abierta y que todos se habrían ido fuera a dar un paseo, se encaminó hasta su habitación, para descansar y esperar a que Hae volviera y poder explicarle todo. Justo al abrir la puerta de la habitación de ambos, algo tapó sus ojos con fuerza.

No podía ver nada. Antes de que pudiera, tan siquiera, reaccionar, lo habían empujado hasta su cama, y sus manos, atadas sobre su cabeza al cabecero de la cama.

-Puedes gritar todo lo que quieras, nadie y te repito, nadie, te va a oír.

-¿Quien eres? -Su voz sonaba tan sobrecogida como lo estaba, Hyuk no le había dado tiempo a asimilar aquella situación, aunque lo cierto aquella voz le sonaba mucho, le recordaba mucho a alguien.- ¿Que quieres?

-Estoy aquí… -Unos segundos en silencio, en el que aquel extraño lo desnudaba, se deshacía de sus pantalones, de sus boxers, de su camisa, de todo, hasta dejarlo completamente desnudo.- … Para limpiar tu cuerpo.

Esa voz… Tan firme, tan clara, tan potente, tan segura…

Una gruñido muy profundo, escapó de su garganta, cuando sintió por la piel de su pecho, como algo frío, como si fuera hielo, lo recorría, la sensación de frío lo estremecía y lo excitaba a la vez ¿A caso era aquel un momento de sentirse así?

No podía evitarlo, a pesar del frío que le transmitía, causándole escalofríos por todo el cuerpo. Aquel hielo, descendía lentamente por su torso, recorriendo cada uno de sus músculos.

Ahora, dejó de sentir nada ¿había parado?¿ya? Tras pensar eso, se arrepintió, en cierta manera. Algo ardiente, que quemaba, caía sobre su piel, ardía su pecho, parecía.. ¿cera? Lo cierto es que olía a una vela aromática, encendrada… De nuevo, esa sensación sobre su piel, ardía, en un principio, dejando una excitación en su cuerpo que no era casi ni normal.

-¿Qué… qué haces? -Su voz era casi pausada, debido a tener la respiración un tanto agitada.

-Purificar tu pecho, como diría Siwon.

Por un momento, se imaginó aquella situación. Atado en su cama, desnudo, con los ojos vendados y a la merced de él. Justo cuando lo hacía, un gemido atravesó sus labios. El hielo, el frío hielo, recorría en estos momentos su miembro, causando en él sensaciones que nunca antes había sentido, tan solo deseaba, que la cera de aquella vela, no pasara por donde el hielo, temía por su virilidad.

Comenzó a sentir uno dedos recorrer sus piernas, ascendiendo por estas muy lentamente, haciéndole cosquillas, excitándolo a la vez. Mordía su propio labio inferior, sin querer que de sus labios saliera ningún tipo de sonido. Aquellos dedos recorrían sus muslos, por la parte interior.

Se estremecía bajo su contacto, no lo podía evitar, lo desesperaba y le encantaba a la vez, era una tortura muy dulce.

Tan concentrado como lo estaba en sentir aquellos dedos, recorriendo sus piernas, que no esperaba aquel mordisco que recibió en su cuello, el cual le provocó gemir, casi gritando, por tener la guardia.

-Eso quiero, escucharte, no reprimas lo que es para mi melodía.

Otra vez aquella voz, si con tan solo que le hablara, lo excitaba demasiado, no era necesaria aquella tortura, castigo o como quisiera llamarlo.

Aquellos labios se desplazaban ahora por su pecho, tranquilamente, sin temor ni miedo, sin pausa, arañando con los dientes y lamiendo con la lengua su piel, causándole más escalofríos, estremeciéndolo más ¿Cómo podía estar soportando todo aquello? Su miembro estaba bastante erecto y ya sentía dolor en él, quería más, mucho más.

-¿Paro, Hyukjae?

-No, Hae, por favor, sigue, no me dejes en estas condiciones ahora -Murmuraba las palabras como podía, suspirando y gruñendo con cada movimiento que su menor hacia sobre él, sin poder evitarlo ¿Cómo lo hacia si cada cosa que hacía lo volvía cada vez más loco? Si pudiera verlo, observarlo, ver su rostro, poder deleitarse de aquello…

Apretaba con fuerza sus puños, con mucha fuerza… Su menor había alcanzado con sus labios su miembro y ahora mismo estaba recorriendo este con la lengua, humedeciéndolo, muy lenta y desesperadamente. Aquellos labios que tanto amaba y deseaba saborear, pero no creía que se le fuese permitido en ese momento eso.

Hae, volvía a descender una vez más por el miembro erecto de su mayor. Alcanzó uno de sus redondos testículos, el cual lamía, rodeaba con los dientes y masajeaba, provocando que Hyuk no dejase en ningún momento de gemir, de todo el placer que le estaba haciendo sentir.

Su cuerpo ardía en calor como aquella vela, se sentía demasiado excitado y acumulaba tal placer que dudaba que no tardara mucho en salir fuera. Volviendo a ascender, Hae introdujo aquel grande miembro en su boca, sin dudarlo un poco, tan solo un poco, lo suficiente para lamer y arañar con los dientes la puta, lentamente, provocando en Hyuk escalofríos y gruñidos de puro placer.

Este necesitaba sentir más y más al menos, su cálida boca y su juguetona lengua lo enloquecían, ya no era consciente de lo fuertes y sonoros que eran sus gemidos, solo estaba él y su pececito.

Su pez, no tardo en introducir todo aquel miembro en su boca, casi todo lo que podía, sintiendo incluso arcadas de lo profundo que había llegado, pero eso hizo que Hyuk jadeara más y eso le bastaba. Comenzó con un lento vaivén, lamiendo parte de su miembro a la vez que movía su cabeza.

De manera inconsciente, el mayor de los dos, movía sus caderas, contra la boca del pez, buscando de esa manera más de él. Hae entendió aquello, y con una mano rodeo su miembro para masturbar lo a la vez que movía su cabeza con ligereza y rapidez.

El mono no sabía ni quien era, ni donde estaba, solo sentía que en unos segundos, todo el placer que su cuerpo estaba acumulando, escaparía, haciéndolo con fuerza, tan solo esperaba que ningún miembro estuviera por el apartamento ahora, las burlas durarían mucho tiempo.

Y con tan solo un leve mordisco de Hae sobre su miembro, lo hizo gemir casi gritando, acabar llegando a un orgasmo, sentir que su mente se nublaba completamente.

Aquello le hacía pensar que Hae no estaba enfadado con él, pero si lo había visto tan furioso ¿a que venía aquello? Tal vez había sido un producto de su imaginación el verlo o tal vez no se lo había tomado tan mal, ahora temía por preguntar y hablar con él.

Notó sus labios sobre los propios. Lo estaba besando, le estaba dando de probar sus propia esencia, en un fogoso, intenso y dulce beso, donde sus labios se rozaban y sus lenguas se entrelazaban en una sinuosa danza.

Una vez separados sus labios por falta de aire, el menor destapó sus ojos, permitiéndole ver, bajo la luz de la vela el rostro sonriente de Hae muy cerca del suyo.

-Pero que… Si estabas…

-Sh -Hae detuvo al monito, posando con delicadeza un dedo sobre sus labios.- Déjame que te explique. ¿El por qué estaba allí? Heechul me lo dijo, te vio y me avisó, estaba muy preocupado y fui a buscarte. Cierto es que cuando vi… Aquello… Te odiaba y mucho, estaba furioso, dolorido… Pero al llegar a casa, Heechul me regañó, me había ido sin dejar que terminara de explicarme. Te echaron una droga en la bebida, en la que tu amiga te invitó, una droga adictiva por unos momentos, tanto que si tomas mucho, pierdes el control sobre ti y sobre tu mente… Por lo visto te engañaron. Cuando lo supe, me sentí fatal, pero aquellas mujeres te había estado usando a su antojo, y este cuerpo -Hae se inclinó sobre su pecho, para besarlo.- Es solo mío. Necesitaba hacer algo, así que los eché a todo y esperé a que volvieras, preparé todo esto y apagué los plomos para que no hubiera luz… Y eso era todo.

-¿Podrías desatarme, pececito? -Fue lo único que salió de los labios de Hyuk tras aquella declaración.

-Oh, sí, claro -Hae desató sus manos, sin ser consciente de que en seguida, Hyuk le dio la vuelta, colocándole bajo él.

-Ahora te toca a ti ser castigado por torturarme de esta manera -Hyuk se relamía, muy lentamente, sus propios labios, bajo la atenta mirada del otro.- ¿Cuando dices que volverán los demás?

-Por la noche, a la hora de la cena.

-Perfecto, vas a ser mío repetidas veces.

-Joder, como te amo, Hyukjae.


1 comentario:

  1. Ohhhhhhhhhhhh........
    Ay Que Lendooooo
    Como amo tus fics...ya sean one shots o seriales..
    Eunhae lemon ...me encantoooo

    ResponderEliminar

¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!