El ajetreo, las voces, los gritos, las peleas, el revuelo, el desorden y lo poco claro que estaba todo, la empezaba a volver loca. La agobiaban. La atormentaban. No aguantaba ni un momento más allí.
Salió del camerino donde todas estaban agitadas. Ella estaba
más que preparada, pero no estaba dispuesta a seguir aguantando esa situación. Escapó
por fin del barullo ¿dónde iba?
-¡Minzy! ¡El director quiere verte!
Mierda. Ahora tendría que verlo. Se sentía incomoda en su
presencia, pero era su jefe y no le quedaba otra. Fue directa hasta su
despacho, y resoplando, golpeó la amplia puerta, para, seguidamente, acceder a
estar tras abrirla.
-Bienvenida.