Aquella tarde salía contento de casa. La noche pasada estuvo
en un lujoso pub donde conoció a chicas realmente hermosas, pero una le llamó
más la atención. Era muy mona, la verdad, con unos mofletes redondos y unos
ojos tiernos. Inocente. Así era como más le gustaban.
Esa misma tarde, había quedado con aquella chica, así que
ataviado con una camisa y un polar, y sus pantalones negros ajustados, caminaba
al lugar de encuentro.
Al pasar por delante de una tienda de ropa femenina, un
grupo de chicas se le quedó mirando, cuchicheando entre ellas. Él se percató de
ello y giró su rostro hacia ellas, y sonriendo, les guiñó un ojo. Las chicas
emocionadas gritaron felices. Sí que iba a ser un buen día.
A lo lejos de la calle, pudo ver a la chica con la que había
quedado. Vestía una corta falda y una blusa, con su chaqueta de piel en uno de
sus brazos. Al acercarse más a ella se pudo dar cuenta que era realmente
bonita, más de lo que recordaba de la noche anterior. Era perfecta, podía ser
su nueva favorita.
-¡Hola, Taemin!
-Buenas tarde, Luna, estás más radiante hoy –El chico la
alagaba, a las mujeres les gustaba aquello.
-No es verdad, eso es que ayer no me viste bien, tanto
alcohol no debe ser bueno –Rio con la
broma que hizo, tenía una sonrisa amplia y bonita.
-¿Ha dónde quieres ir, preciosa?
-A donde me lleves –Enganchados uno del brazo del otro,
caminaron por la atestada calle.
Hacía un bue día, por lo tanto la gente había salido, a
pasear o a pasar un día juntos, con amigos o con la familia o en pareja. Ellos simplemente
caminaban sin una dirección fija, pero Taemin iba pensando en donde poder llevársela,
tanto, que no prestaba atención a lo que Luna le decía. Reía cuando ella reía y
asentía a todo lo que hablaba, pero no escuchaba sus palabras. Pero algo hizo
que saliera de su mundo. Luna le daba suaves tirones a la manga de su polo,
angustiada y señalaba a un chico, que corría por delante de ellos. Por lo visto
le había robado el bolso a Luna.
-¡Por favor, Taemin!
-Pero… -Dudaba él.
-Ahí tengo todo, de verdad, por favor, persíguelo.
La inocente y pura mirada de la chica le pudo y, dubitativo,
poco a poco comenzó a correr dirección del chico. Lo veía a lo lejos correr con
una capucha y una sudadera azul oscura. Era algo más bajo que él pero más ágil.
Él no se iba a esforzar mucho, le interesaba poco lo que le pasara al bolso.
Vio como el chico que metió en un callejón, y él lo conocía,
no tenía salida. Sonrió triunfante cuando al meterse él, vio como el chico se
detuvo al fondo del callejón sin poder salir.
-Bien, no hagas más el tonto y dame ese bolso, es de mi
chica.
-¿Tu chica?
-Sí, es mía, así que devuélveme su bolso.
Taemin estaba a escasos pasos del chico, el cual le daba la
espalda. Se veía muy flacucho, así que no sentía nada de miedo por si le podía
hacer nada, él era mucho más fuerte.
Pero el chico, riendo divertido comenzó a darse la vuelta,
dejando que Taemin lo pudiera ver.
-¿Qué estás haciendo tú aquí? –Al ver su rostro, Taemin no
pudo evitar quedarse paralizado, aún recordaba el golpe que le había dado la
última vez.
-¿Me tienes miedo?
-No, ninguno, Zelo, pero no pensé que fueras a llegar tan
bajo como para robar.
-¿Quién ha dicho de robar? Luna, es mi vecina, y se prestó
para ayudarme.
-¿Para ayudarte a qué? –Taemin no entendía nada. De pronto
había comenzado a sentir como sus propias piernas temblaban, delatando el miedo
que sentía. Unos ruidos detrás de él, hizo que se girarse, y al hacerlo, vio
que no podría escapar de allí. Había caído en una trampa de Zelo. Un grupo de
chicos, con pintas de callejeros, taponaban la salida del callejón y lo miraban
de una manera terrorífica.
-Te presento a mis amigos, me han dicho que te quieren
conocer –Zelo se deshizo de la capucha que ocultaba su cabeza y poco a poco se
acercó hasta Taemin, el cual miraba a ambos lados, sin entender que es lo que
estaba sucediendo.
-¿Por qué estás haciendo esto?
-Te lo explicaré, es muy fácil. Muchos de esos chicos,
tuvieron novias, que los abandonaron por ti.
-No es mi culpa si ellas son las infieles –Se intentaba
defender como podía.
-Sí, pero ellos no lo entienden bien, además, los golpes que
ellas recibían ¿también eran su culpa? –Ante el silencio de Taemin, Zelo se acercó
poco a poco hasta él, quedando los rostros muy cerca.- Queda añadir una cosa.
No te vuelvas a acercar a Amber, porque si te acercas o la besas, irás directo
a criar malvas.
Con las últimas palabras, Zelo se marchó de allí. Los otros
chicos le dejaron salir, para poder dirigirse directamente a Taemin, al cual,
sin tardar mucho, se abalanzaron hacia él.
-¿Qué le van a hacer? –Preguntó Luna cuando Zelo le devolvió
su bolso.
-Solo le van a enseñar para que no vuelva a querer jugar con
una mujer en toda su vida.
**
-¡¿Dónde estabas?! ¡Llevo llamándote desde hace un día, y no
me respondías! ¡He ido a tu casa y tu madre me dijo que no habías llegado desde
ayer!
Amber, al verlo, le comenzó a gritar pidiendo una
explicación, la verdad es que necesitaba hablar con él sobre la visita de
Taemin, no quería mantenerle nada oculto. Sabía que le sentaría muy mal y se
cabrearía, pero era mejor que se enterase por otro lado.
-Taemin… -Comenzó a decir la chica, pero Zelo la calló
robándole un beso de los labios.
-Olvídate de Taemin.
-Pero…
-Nunca volverá a acercarse a ti, ya me aseguré de ello.
-¿Qué has hecho ya? –Amber lo miraba con una de sus cejas
alzada. Le olía que el chico sabía más de lo que parecía, pero la miraba con
una sonrisa de manera tranquila, que se tranquilizó.
Sin decir nada más, Zelo besó sus labios con ganas e
intensidad. Un beso de amor que fue correspondido al instante por ella.
Ahora sí que se sentía feliz. Ahora sí que sabía que Zelo
era de verdad quien amaba y que no temería a nada con él a su lado, que no le
haría ningún daño. Zelo es y será, el amor de su vida.
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