Título: Thank U
Pareja: TaeTen (TaeYong + Ten) [NCT]
Tipo: Yaoi
Géneros: Fluff
Clasificación: G/PG
Descripción: TaeYong tiene la mala suerte de no poder disfrutar del verano como le gustaría a causa de un accidente. Lo que no esperaba es que, gracias a su amigo Ten, las cosas fueran distintas a como había imaginado.
Advertencias: Ninguna.
Notas: Estoy un poco estancada con algunas de las historias que estoy escribiendo, así que mientras tanto quise hacer otras cosas para no quedarme sin escribir nada. Al final escogí escribir sobre ellos porque Ten me gusta bastante y busqué alguna pareja que hubiera con él. Esta me convenció así que, aquí tenéis esta linda historia con ellos dos.
No podía creer que tras tantos planes hechos, tras tantas ideas y conversaciones sobre qué hacer para pasar el tiempo durante el verano, hubiera sucedido aquello.
De lo único que tenía ganas era de morirse ¿por qué? ¿por qué él? Iba a pasar todo el verano encerrado en su casa sin poder disfrutar de las mil actividades que había planeado junto a sus amigos.
¿En qué momento se le ocurrió subirse a aquella maldita escalera coja? Ya le avisó su padre y él, tan estúpido como era a veces, no hizo ni el más mínimo caso. Puede que después de todo mereciera lo que le estaba pasando.
-¿TaeYong, quieres salir a dar un paseo conmigo? -preguntó su madre con toda la buena intención del mundo. Obviamente no le gustaba ver a su adorado hijo así de amargado.
-No, da igual -¿para qué? ni siquiera podía caminar por su propia cuenta, teniendo que ser llevado en esa aburrida silla de ruedas. Miró su pierna derecha, completamente escayolada… qué desastre de verano le esperaba.
-Bueno… en ese caso luego nos vemos -dijo la mujer resignada. Ella tenía la costumbre de salir todas las tardes por el pueblo y sabía que no pasaría nada si dejaba a su hijo un rato solo en casa. Eso no evitaba que se sintiera un poco mal por la situación.
Ella se fue y TaeYong quedó solo una tarde más. Solo habían pasado ocho días y ya se sentía como estar en la cárcel. Le habían trasladado a una habitación que habían en la planta baja para que no tuviera que estar subiendo y bajando escaleras constantemente en su estado, por lo que ni siquiera tenía la comodidad de su propio dormitorio.
Sus amigos fueron a visitarle el primer día, también el segundo… desde ese momento ya no supo nada de ninguno de ellos. Sabía que solo habían pasado seis días y aun así se sentía mal al saber por qué no iban. Estaban ocupados con todos esos planes divertidos de los que él tendría que haber formado parte.
Ya estaba más que aburrido de mirar la televisión ¿cómo podía ser que de entre tantos canales nada le pareciera entretenido? Pero tampoco quería ponerse a mirar las redes sociales, para de esa forma evitar encontrarse con las fotografías que los demás publicaban sobre lo fantásticas que estaban siendo sus vacaciones.
Pronto alguien llamó a la puerta de casa ¿acaso a su madre se le había olvidado algo? ¿y las llaves? Estaba tan seguro de que nadie más tenía por qué ir que fue ella la única persona que pasó por su cabeza.
Con las muletas y a su lento paso, fue a abrir sin esperar a quien encontraría tras la puerta una vez lo hiciera.
-¡Hola! -el chico saludó con una alegre sonrisa, no pudiendo evitar fijarse en la sorprendida expresión de aquel al que había ido a visitar.
-Anda, eres tú. Hola -desde luego no se lo había esperado. Era Ten, uno de los chicos de su grupo de amigos. Por lo que veía había ido solo hasta allí, sin ninguno más. No podía negar que se alegraba de ver que al menos uno de ellos se acordaba de que existía.
-Sí, soy yo -el chico dejó escapar una suave risa al notar la confusión de su amigo-. Pensé en pasarme a hacerte una visita.
No podía negar que se había alegrado enormemente por el hecho de que Ten hubiera decidido pasarse por su casa sin ningún otro interés más que verle y hacerle compañía. No era la persona con la que más hablaba dentro del grupo pero eso demostraba mucho por su parte.
Le dejó pasar, por supuesto. Los chicos estuvieron charlando largo rato y jugando a videojuegos, pues mucho más no podía hacer TaeYong. Sin embargo por unas horas se sintió como si nada malo pasara, todo gracias a la compañía de su amigo.
Cuando la madre regresó y se encontró con ambos jóvenes en el salón, se alegró tanto o más que TaeYong al abrir la puerta. Era precisamente eso lo que le hacía falta a su hijo en esos momentos.
Invitó a Ten a cenar, pues era lo menos que podía hacer para agradecerle que le sacara una sonrisa al chico. Él tuvo que rechazarlo, prometiendo que al día siguiente volvería para repetir la visita. TaeYong fue un poco escéptico en cuanto la promesa, viendo lo que había pasado anteriormente; pero no quiso pensar en ello y se despidió agradecido.
Al día siguiente, alrededor de la misma hora, TaeYong fue visitado de nuevo por Ten. Comieron algo juntos, rieron y jugaron pero TaeYong tenía algo más en su cabeza. Un sentimiento que no le gustaba nada.
-Oye… no hace falta que estés viniendo si no quieres. Entendería que prefieras estar pasándolo bien con los demás -dijo mminutos antes de que Ten se marchara a su casa, cuando vio que empezaba a hacerse tarde.
-¡No digas tonterías! Me lo paso bien contigo y no me importa venir -¿cómo se atrevía a pensar en algo así? Él estaba más que encantado de hacerle esas visitas. Le gustaba pasar tiempo con TaeYong.
-Bueno -¿debía creerle? parecía sincero, eso desde luego-. Pero aun así esto es un desastre. No voy a poder pasarlo tan bien como querría… y no quiero arrastrarte al aburrimiento conmigo.
Ten no respondió, pensativo. En gran parte TaeYong tenía razón, estar allí encerrado sin disfrutar de las vacaciones debía ser lo peor.
-Si tú no vas al verano… -dijo en voz baja, reflexionando-. el verano irá a ti.
¿Qué quería decir con eso? TaeYong le miró confuso y extrañado por aquella misteriosa frase. Todo quedó allí por el momento. Tenía curiosidad pero a su vez no quería insistir demasiado en lo que su amigo tuviera planeado.
Cuando Ten finalmente se fue a casa, el chico no esperaba lo que iba a pasar a partir de ese momento. Sus palabras habían creado una fuente de ideas en la cabeza de su amigo y ahora no iba a parar hasta verle lo suficientemente feliz.
***
Casi un mes había pasado desde el inicio de las vacaciones. Un mes en el que, quitando alguna que otra excepción inevitable, Ten había ido a visitar al chico siempre que había podido. Cada vez con un nuevo plan para disfrutar de su tiempo juntos.
Ten se las había ingeniado para inventar todo tipo de actividades que pudieran ser divertidas o interesantes para no aburrirse; hacer helados, una barbacoa, juegos con agua, alguna que otra manualidad… cada día parecía llegar a su casa con algo nuevo por hacer. TaeYong estaba fascinado por la imaginación del chico y enormemente agradecido por lo mucho que le estaba ayudando a sobrellevar el verano.
Ese día tenía pensado algo realmente especial y con lo que sorprender de verdad a TaeYong. Para ello había contado con la colaboración de la madre, a sus espaldas. Él no podía enterarse de lo que tenían pensado para que fuera una verdadera sorpresa.
A Ten siempre le habían gustado esas cosas y estaba seguro de que era algo con lo que los dos iban a disfrutar.
Entró a escondidas a casa de TaeYong, sin que este se diera cuenta, y con ayuda de su madre organizó todo en la terraza que tenían en el segundo piso de la casa. Ese sería el lugar donde pasarían la noche.
Pusieron uno de los colchones en el suelo tras asegurarse de limpiarlo bien, con sábanas incluidas. Fue básicamente como montar una cama al aire libre, en el suelo. Lo segundo era montar la pantalla de su cine improvisado.
Por suerte la pared era blanca así que tan solo tenían que enfocar a ella el proyector que pidió prestado a su padre. Allí verían algunas de las películas favoritas de su amigo.
Para completar la velada iban a pedir pizzas para cenar y subirían otro tipo de comidas como dulces o palomitas. La noche pintaba interesante.
-TaeYong, necesito que me expliques una cosa del pc ¿te importa subir un momento? -dijo su madre, tratando que no se notara demasiado que pasaba algo fuera de lo normal.
-No, claro. Si me ayudas -aclaró, aunque no le hacía falta decirlo para saber que ella lo haría. Lo había dicho más como una broma que otra cosa.
Con las muletas y poco a poco, con su madre al lado vigilando que no perdiera el equilibrio, subió hasta el despacho donde solían tener el pc que usaba su madre. Él tenía su propio portátil por lo que no solía tocarlo a no ser que fuera en casos como ese.
Ahora que le tenía arriba, lo único que debía hacer era mandarle a la terraza y que él mismo se encontrara con todo lo que habían organizado ella y el amigo de su hijo.
Había buscado cualquier tontería que preguntarle, aunque ella ya supiera la respuesta ¿qué más daba? no era más que una excusa.
-Bueno, pues ya lo tienes -anunció TaeYong tras ayudar a su madre con el supuesto problema.
-Muchas gracias, bonito. Ahora… ¿puedes ir un momento a la terraza y ayudarme a recoger la ropa tendida mientras yo hago una llamada importante? ¿podrás hacerlo? -le preguntó, segura de que con esa excusa no sospecharía nada.
-Mucho me pides ya -él rió tras la broma, asintiendo más tarde-. Claro, creo que no me mataré ni nada si lo intento.
TaeYong fue hacia allí, inocente y sin pensar en lo que iba a encontrarse al abrir la puerta que daba a la terraza. Lo único que le extrañaba es que su madre le pidiera esos favores tan de repente cuando le había dejado tranquilo con esas cosas desde que tuvo el accidente.
Nada más abrir la puerta tuvo que pararse un momento a asimilar lo que tenía frente a él.
¿Por qué estaba el colchón en el suelo? ¿Y ese proyector? Pero lo más importante de todo… ¿Había estado Ten todo el rato allí y no se había enterado?
-¿Qué… es esto? -dijo, mirándolo todo asombrado. Le encantaba lo que estaba viendo, parecía realmente divertido y agradable.
-Hoy toca sesión intensiva de cine ¿qué te parece? -le dijo el chico, acercándose a su sorprendido amigo-. Además, me quedaré a dormir contigo, aquí.
-¿Vamos a pasar la noche aquí? -cuanto más sabía, más le gustaba. Miró la cama improvisada en el suelo, sintiendo unas enormes ganas de tirarse allí al fresco. Se veía muy bien.
-Sí. Siempre que quieras, claro.
-¿Bromeas? ¡Me encanta! -sin darle opción a decir más y con una expresión emocionada, se acercó al colchón y poco a poco se dejó caer en este, dejando las muletas a un lado-. ¿Qué películas vamos a ver?
Ten le dijo toda una lista llena de opciones que había elaborado con la ayuda de la madre de TaeYong. Ella conocía mejor que nadie los gustos de su hijo.
Pronto llegaron las pizzas que su madre había pedido mientras le mandaba a la terraza, siendo aquella la importante llamada que debía realizar. Cuando TaeYong las vio llegar, supo que nada podía hacer aquella velada más perfecta de lo que le esperaba.
Ten se había esforzado y lo sabía, demostrando lo que ninguno de sus otros amigos había hecho prácticamente nunca. Desde ese momento, él pasaría a ser el mejor de forma indiscutible. Después de todo lo que había hecho por él y todo lo que quedaba por delante, era imposible que no lo fuera.
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