jueves, 5 de enero de 2017

(Dasoni) On Your Side -Oneshot-


   Título: On Your Side

   Pareja: Dasoni (Solji + Hani) [EXID]

   Tipo: Yuri

   Género: Drama | Angst

   Clasificación: M

   Advertencias: Mención a alcohol, malos hábitos, auto-medicación.

   Sinopsis: Hani ahora está sola, no tiene a nadie, ya que Solji se fue por su culpa. Con el corazón roto, Hani no sabe vivir.

   Nota: ¡Hola a todos! Este Oneshot surgió de manera espontanea. Fue escuchando On Your Side - The Veronicas, al leer la letra, dije "esto va para una historia" y aquí os la dejo. Me da la sensación de que puede ser cortita, pero bueno, espero que la disfrutéis -lo disfrutareis pasándolo mal más bien-. 😭

     Una vuelta más en la cama. Eran las 3 de la mañana y allí seguía ella, sin dormir y con las lágrimas en sus ojos después de tanto tiempo ¿pero cómo iba a olvidarla si lo era todo para ella?

     Por mucho que se hubiera ido ella seguía allí, pensando en su hermoso rostro, en su olor, en su mirada, en sus caricias, en sus palabras de amor... Solji era y lo sería todo para ella.

     Las sabanas se enredaban en sus finas piernas, no la dejaban moverse a penas ¿qué iba a ser de su vida?

     Aún recordaba esa noche en la que las dos se emborracharon. Era su primera vez que llegaba hasta ese punto con el alcohol. No se conocía a sí misma. Pero Solji estaba a su lado, igual o peor que ella, pero a su lado.

     Las dos tiradas en la estación del metro, en un banco sucio a la espera de que sus mentes volvieran en sí, como se acariciaban las manos bajo las miradas acusadoras de aquellos que iban a trabajar a esas horas.

     -Me siento horrible... -murmuró, pero a cambio de recibir un suave beso en una de sus ardientes mejillas.

     -Esta vida no es perfecta, siempre tenemos que vernos desde todas las perspectivas de nuestra vida.

     -Eso no sé yo si es bueno... -sus palabras salían a trompicones de sus labios. Le costaba pronunciar. Las ganas de echar hasta la última gota de alcohol de su cuerpo eran infinitas.

     -Así te conoces mucho mejor.

     -Tengo ganas de vomitar...

     -Hazlo, te sentirás mejor después.

     -No me atrevo a provocármelo...

     -No te preocupes, yo voy a estar a tu lado.

     Y creyó en sus palabras. A partir de ese momento, cada uno de sus días, Solji estaba allí.

     Le abrió las puertas de su casa de par en par. Tenerla allí siempre era una gran bendición. Verla sonreír, acariciarla, besarla... todo era un lujo del que disfrutaba al máximo pero que no era consciente de que llegado cierto momento, ya no podía seguir disfrutando de ello.

     Tuvo que apartarse las lágrimas que ahogaban sus ojos al recordar sus momentos juntas. Aunque no fuesen de lo más bonitos, eran momentos que jamás olvidaría porque eran en esos instantes donde podía apreciar que de verdad la amaba.

     ¿Y si era así, por qué la había abandonado? Si supiera todo lo que sabía ahora, no la hubiera dejado irse tan fácilmente. Habría tomados sus manos con fuerza y hubiera luchado hasta el final, pero ¿era ya demasiado tarde?

     Se agarró la camisa con la que dormía y aspiró su olor profundamente. Aún seguía oliendo a ella. Esa prenda se la robó, no dejó que se la llevara y siempre dormía con ella. Era como seguir estando al lado de Solji, como si nunca se hubiera ido. Con la simple diferencia de que no podía abrazarla ni despertarla con un beso en sus finos labios.

     Se mordió el labio inferior. Las nuevas imágenes que inundaron su mente eran mágicos momentos que ambas compartieron entre esas sábanas. Como le hacía el amor, como solo con sus manos provocaba un sin fin de sentimientos. Todo lo que aprendió con ella no quedó en vano, siempre buscaba devolverle todo el placer que recibía.

     ¿Pero cómo lo iba a hacer ahora si no estaba?

     Aún permanecía esa imagen de Solji en la puerta de su casa, con las maletas hechas y las manos en la puerta. Se marchaba, se alejaba de su vida y de su amor.

     ¿Por qué? ¿Por qué te vas? ¿Por qué me abandonas? Eres mala, nunca me has querido... Palabras acompañadas de repetidos golpes, de tirar al suelo todo aquello que tuviera cerca. La rabia la controlaba. No podía asumir que era el momento en el que debía irse.

     -Eres una mentirosa... ¿Qué pasa con todas esas promesas? ¡Eh! Con todas esas palabras de amor que susurrabas a mi odio ¿Todo no era nada más que una mentira? -le echaba en cara, pero Solji solo bajaba la mirada y miraba el suelo.

     De la impotencia, estrelló un jarrón contra la pared. Su vida no podía acabarse allí, no de esa manera. Tenían que seguir juntas toda la vida, una unida a lo otra. Sus caminos no se podían separar de esa manera. Pero Solji parecía muy convencida de la decisión que había tomado. La de alejarse.

     -Aunque no lo creas... En los malos momentos estoy a tu lado.

     Esas fueron las últimas palabras de Solji antes de marcharse de la casa y de su vida.

     No era más que una mentirosa. Ahora estaba mal, destrozada por dentro y no se encontraba a su lado. Y su maldito cuerpo que no hacía caso y no quedaba dormido. Solo era lo único que quería, dormir para olvidar. Pero su inquieta mente no era lo que tenía planeado.

     Se incorporó, quedando sentada sobre la cama. Las 3:15 de la mañana y ella seguía con su insomnio. Era normal que luciera unas enormes ojeras a la mañana y que tuviera que echarse varias capas de maquillaje para disimularlas y que nadie le preguntara.

     Además, de sus ojos rojos e hinchados, el mal rostro y las pocas ganas de vivir. ¿De qué servía seguir viviendo un día más si era como una muerta en vida? Se apartó un cabello que había quedado pegado a su mejilla por las lágrimas y soltó el aire de sus pulmones muy lentamente.

     Le dolía el pecho, le dolía el corazón, le dolía el amor. Jamás volvería amar a una persona que no fuera Solji. Solo ella podía ser dueña y señora de su ser.

     Puso un pie fuera de la cama, sintiendo el frío suelo que le provocó un escalofrío. Se notaba que las temperaturas estaban ya muy bajas y que no debía ir por casa descalza, pero en ese momento, poco le importó.

     Arrastrando los pies, fue directa hasta el cuarto de baño. Evitó mirarse directamente al espejo. Seguro que parecía un fantasma y no quería asquearse con su reflejo.

     Clavó las rodillas ante el inodoro, levantó la tapa y se quedó allí. Cerró los ojos, respirando profundamente varias veces. Lo que iba a hacer ya lo había hecho otras veces, no era nada nuevo para ella.

     Se pasó los cabellos por detrás de las orejas, abrió la boca ligeramente e introdujo dos de sus dedos. Era algo de lo que tenía bastante técnica. Cuando sintió las náuseas, sacó sus dedos y se inclinó sobre el inodoro. De su boca solo salió una bilis blanquecina. Nada más.

     Llorando y asqueada, intentó respirar. Era normal que solo saliese eso, ni había cenado ni tomado nada, su estómago estaba totalmente vació. Pero la sensación que la embargaba justo después de vomitar, le gustaba. Era como si estuviera en paz con el mundo.

     Se dejó caer al suelo, apoyando la espalda en la pared. Recogió sus rodillas hasta su pecho y con un paño que tenía cerca, se quitó la saliva de sus labios.

     Estaba muy débil. No comía lo suficiente y había adelgazado terriblemente. Podían notarse huesos en su piel que nunca antes hubiera creído que existían. Se notaba la clavícula y las costillas, casi hasta para poder contarlas.

     Volvió a llorar, desconsoladamente. Ella no estaba allí, no como en otras situaciones. No estaba a su lado tal y como le había prometido millones de veces. Era una maldita mentirosa, que se había aprovechado de ella y de su sensible corazón el cual ahora se encontraba partido en dos.

     Quería destrozar cosas, pero ni para eso tenía fuerzas. Se limpió las lágrimas tras tomar una decisión y se puso en pie. Las piernas le temblaban, apenas se mantenía y sintió un leve mareo, pero se recompuso. Todo pasaría, todo se solucionaría.

     Se dirigió a la cama, allí estaba su salvación. Quería olvidar todo, no volver a pensar en Solji. Y tenía la solución.

     Abrió el primer cajón de su mesita de noche sacó un bote de pastillas que guardaba cautelosamente. Con las manos temblorosas, abrió el bote y sacó varias pastillas. Sabía que una era suficiente, pero ¿por qué no varias?

     Se las llevó a la boca y con ayuda de algo de agua de una botella que tenía cerca, se las tragó. Acto seguido, se dejó caer sobre la cama totalmente desecha. Parecía que allí hubiera sucedido una pelea, era incómoda, pero no importaba. Iba a dormir por fin.

     ¿Qué estaría haciendo ahora Solji? Seguramente estaría durmiendo ¿Acompañada? ¿Con quién estaría soñando? ¿Se acordaría de ella?

     Se pasó una mano por el pecho, donde estaba su corazón. Ni siquiera podía sentir los latidos. Tenía frío, mucho frío. Añoraba su calor, su atención. Añoraba sus largos cabellos que pasaba horas acariciando.

     Boca arriba en la cama, estiró un brazo hacia arriba. Observó sus finos y blanquecinos dedos y recordó sus palabras...

     -Tienes las manos muy bien cuidadas, eso es de señoritas -Solji soltó una leve carcajada. Pasaba la lima de un lado a otro, dejando perfectas sus uñas.

     -¿Qué quieres decir? -preguntó, era una frase muy rara para ella. No alcanzaba su significado.

     -Que no has trabajo mucho con tus manos, Hani. Mira las mías -cuando vio las manos de Solji, le parecía que eran manos de anciana.

     -Tienes callos y cicatrices por todos lados... -murmuró, parecía sorprendida, como si fuera la primera vez que veía algo similar-. ¿Cómo las puedes tener así?

     -Puedes de trabajar, de ganarme el pan. Algo que tú, como niña de papá, nunca has hecho.

     -Pues trabajaré. Lo haré para que así te puedas cuidar tú también las manos y no las tengas así.

     -Eres una niña tonta... pero te amo -y un casto beso en los labios selló esa conversación.

     En esta ocasión solo una solitaria lágrimas escapó de sus ojos, descendiendo por sus mejillas. Le dolía sus recuerdos, es cierto, pero a cada segundo que pasaba todo iba pasando. Ya no era consciente de lo que su mente generaba, solo que algo similar a una nube oscura la estaba cubriendo.

     Las pastillas estaban haciendo efecto y estaba quedando dormida. Por fin podría olvidarse temporalmente de Solji y de su dolor, por lo menos hasta que la alarma la despertara por que debía prepararse para irse a trabajar.

     En el fondo la culpable de todo era ella. Solji se fue por su culpa, por ser tan débil. Nunca debería haberse acercado a esa chica que con su sensual voz la atrajo al mayor de los pecados. Pecado que solo llevaba a cabo con Solji y gracias al alcohol y la atracción de la otra chica, acabó en sus brazos, con Solji descubriéndola y ahora sola en la cama.

     Se había dedicado a insultarla, a culparla y a llorar como una tonta. Pero era consciente de que la culpa de que Solji se fuera de su vida era suya y solamente suya.

     Sin embargo, necesitaba culparla para seguir pensando en ella...

2 comentarios:

  1. ¿Tu querías hacerme llorar o cómo va la cosa? ;-; De buena mañana no debería estar leyendo esto, ¿ves lo que me pasa por no querer avanzar los deberes? Que ahora siento mi kokoro destrozado xDD
    Dan ganas de quitarle todas las pastillas a Hani y lanzarlas por el desagüe/alcantarilla/río Han/ lo que sea. El OneShot me encantó, me gustó como lo escribiste y la sencillez de las palabras. No necesitaste escribir algo rebuscado para igual dejar mi corazón encogido, ay xD

    Soy más partidaria del SoLE, pero sin duda este Dasoni me hizo el día~ Casi llorando pero me hizo el día <'3

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    1. Si te digo la verdad, quería poner a LE en vez de Hani, pero en mi mente no conseguía ver a LE de esa manera, pero Hani si, por lo que me quedé con ella al final XDD

      Justo es que ese día me vino la inspiración y me apetecía escribir algo depresivo y veo que me ha salido de lujo (?) cierto es que quería causar sentimientos cuando se leyese, y no sabes cuanto me alegro de haberlo conseguido. ^^

      Muchas gracias por el comentario, me ha gustado muchísimo. <3

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