domingo, 3 de noviembre de 2013

(KyuZy) Bailando en el Club -Serial- Capitulo 2


Estaba preparada. Saldría después de la bailarina que se encontraba en el escenario, lanzando globos de aire al público, a modo de juego, divirtiéndolos a todos. Le habían concedido unos minutos para demostrar lo que baila y si su teoría llevaba la razón, minutos que no pensaba en desperdiciar.

Minzy estaba concentrada. Había buscado un baile prefecto para aquella ocasión. Sabía que el dueño del local, Kyuhyun, estaría esa noche presente para observar el espectáculo que ella pudiera darle a todos.  Realmente estaba ansiosa por ellos. Quería demostrar que era la mejor  y que nadie la detendría hasta llegar a los más alto, a su meta.

Los aplausos avisaron que su compañera ya había acabado, que salía del escenario y que era su turno. Cerró los ojos unos momentos, antes de pasar al escenario, en el cual, sus luces se apagaron. Colocada en el centro, respiró profundamente, todo saldría como lo había planeado.

Justo en el mismo momento en el que la música empieza a sonar por los altavoces, un foco detrás de ella se encendió, dibujando su oscura silueta mientras se movía lenta, pero sinuosamente, echada en el suelo. Conforme transcurría la canción, se iba levantando y las luces la iluminaban completamente, volviendo sus movimientos más rítmicos, sexys y salvajes.

Cerca cada vez más del público, Minzy no era consciente de las sensaciones que estaba transmitiendo con cada uno de sus movimientos. La gente, los hombres que la observaban, se encontraban totalmente eclipsados, volviéndose locos con el espectáculo. Todos. Pero había uno más que los demás. Kyuhyun no apartaba la vista de los movimientos de la chica. Tenía mucho talento y lo estaba demostrando. Vaya que sí.

Su mente comenzaba a crear planes para ella. Podría conseguir mucho dinero, pero un deseo oculto le estaba surgiendo en el interior de su cuerpo. Aquella chica  la atraía desde que la vio bailar por primera vez, su cuerpo se vuelve tentador, como un pecado, y su rostro era lujuria pura. Llamaba a querer más de ella.

Su baile acabó muy pronto y el público estalló a aplausos y gritos. Había triunfado tal y como ella quería, pero no se hacia ni una idea de  lo famosas que aquello la haría a partir del momento en el que se bajó del escenario. Una vez que se encontraba en los camerinos, Kyuhyun marchó buscando al gerente, tenía la necesidad de volver a hablar con ella. Pero, nada más encontrárselo, la sangre empezó a hervirle.

-Hemos recibido ya peticiones reclamando los servicios de Minzy -Comentó el gerente mientras caminaban dirección al camerino donde se encontraban las chicas.

-Rechazarlas.

-Pero...

-¡Que las rechaces! -Le gritó, enfurecido, Kyuhyun justo antes de entrar en la estancia, donde las chicas se emocionaron al verlo allí. Más calmado y con una sonrisa encantadora decorando su rostro, saludó a todas las chicas a su paso, hasta alcanzar a Minzy, que se encontraba en la zona más apartada, por suerte. Bajo las miradas curiosas de las demás, comenzó a hablarle.

-Me has convencido.

Minzy sonrió satisfecha, sabía que lo conseguiría, estaba más que convencida y confiaba en ella misma.

-¿Seguiré teniendo mis minutos en el escenario?

-Por supuesto, pero con algunas condiciones.

-¿Cuales?

Kyuhyun, dibujando una sonrisa maliciosa en su rostro, le hizo una señal con la mano para que le siguiera.

Ambos, salieron por los pasillos camino al despacho de él. Minzy se preguntaba que quería ahora de ella, nada bueno, seguro. Pero no tardó mucho en descubrirlo. Al llegar al despacho,  Kyuhyun se dejó caer sobre un sofá marrón de piel, con las piernas y los brazos separados, cómodo.

-Ahora, habrá hombre que  requieran de tus atenciones y tus servicios, y no te queda más remedio que aceptar ¿te gustaría vender tu cuerpo? -La mirada de Kyuhyun estaba clavada directamente en la de ella, atento a su expresión.

-Ni de broma, no soy un prostituta -Minzy no dudó a la hora de responder, lo tenía todo muy claro.

-Puedes ser despedida por eso, lo sabes ¿no?

-Me da igual, no voy a dejar que todos manoseen mi cuerpo.

-Bien tengo una propuesta para ti.

-Sorprendeme.

-No tienes que hacerlo si haces lo que te diga.

-Explícate.

-Solo tendrás que ser mi bailarina particular, bailar para mi cuando quiera y como quiera, a parte del espectáculo que tengas -Las palabras de Kyuhyun hicieron dudar a la chica. Había oído hablar mucho de este hombre y sabía que tras sus palabras había algo más.

-¿Cual es el truco?

-Chica lista -Kyuhyun rió ante sus palabras.- No podrás tener relaciones con ningún otro hombre.

-¿Me estás diciendo que no podré tener relaciones sentimentales con nadie?

-Tu vida ahora, está aquí.

Minzy comenzó a enfurecerse, poco a poco, veía como estaba controlando y manteniendo bajo su poder su vida y sus decisiones ¿ese era el precio a pagar para conseguir su sueño? Pues aceptaba, lo asumía, no se iba a rendir ahora que empezaba a lucir, pero no iba a ser tan fácil, aquel hombre no la controlaría tanto como cree.

-Baila.

-¿Perdón?

-Baila para mi Murmuró Kyuhyun, encendiendo un equipo de música, para inspirar a la chica a moverse para él. Minzy dudó por un momento, pero se dispuso a sorprenderlo y a demostrarle lo mucho  que podía hacer, quería jugar a tentar a su jefe. Lo que ella no sabía, es que Kyuhyun lo que buscaba es que lo hiciera, todas caían en sus brazos, rogando que las hiciera suyas y ella iba a caer también.

Minzy movía lentamente las caderas, bajo su mirada, dejando que su cuerpo se moviera al ritmo de la música. Kyuhyun no podía apartar la mirada de ella, le encantaba como danzaba frente suya, retándola con la mirada a seguir con aquello. Sin dudarlo ni un momento tan solo, Minzy iba acercándose poco a poco, con movimientos sensuales, mordiendo su labio inferior y lanzándole mirada provocativas. No lo hacía a propósito, simplemente le salía de manera inconsciente, pero a Kyuhyun le estaba gustando demasiado tanto que, cuando la tenía cerca suya, la tomó por la cintura e hizo que quedara sentada sobre él, con una pierna a cada lado. Ambos se miraban a los ojos directamente sin titubeos, ni dudas, rodeándoles el silencio, hasta que Minzy decidió romperlo.

-Acepto tus condiciones, pero no esperes que puedas hacer conmigo lo que quieras.

-Eso ya se verá -Murmuró Kyuhyun, viendo como ella se quitaba de encima suya y se marcha del lugar con un sinuoso movimiento de cadera, como intentando tentarlo aún.

Él se quedó solo con un grave problema entre las piernas. Aquella chica no era como las demás, pero igualmente, caería en sus redes.

De uno de sus bolsillo de su pantalón sacó su móvil, llamando al gerente de nuevo.

-Manda a Chaerin aquí,

-Señor, un rico inversor requiere de sus atenciones...

-¡Me da igual! ¡que espere! -Colgó la llamada sin esperar una respuesta si quiera. Se acomodó en el sofá, con los brazos sobre el respaldo. La música seguía sonando, inundando la estancia, mientras esperaba.  Sin haber tenido que esperar mucho, la chica que había mandado traer, apareció en su despacho, ante él. Era su favorita, lo reconocía. Su largo cabello rubio brillaba bajo la luz y sus perfilados labios eran demasiados perfectos. Sabía como mover su perfecto cuerpo para hacer caer a cualquier hombre a sus pies, siendo la favorita de todo el club y la más envidiada por las demás bailarina.

-Creo que tienes competencia.

-Ya lo he podido ver.

-Chaerin se mantenía de pie justo delante suya, no lo iba a negar, pero estaba enamorada hasta los huesos de aquel hombre, aunque para él no era más que un juguete, eso no le importaba, mientras le fuera de utilidad.

-¿Para qué me has llamado?

-Me ha surgido un problema y quiero que me lo soluciones.

Con solo esas palabras, Chaerin ya sabía lo que tenía que hacer. Era la suerte de trabajar tantos años para él. Con una ladina sonrisa, llevó sus manos hasta su pantalón, para desabrocharlo lentamente, bajo su atenta mirada y seguir poco a poco haciendo a lo que había ido a hacer.

***

Minzy caminaba por las frías calles de la nocturna ciudad. Salía del club, dispuesta a volver a casa. estaba rodeada de ruido, de luces y de gente. se encontraba en la zona más lujosa de la ciudad. Estaba claro. Recorría aquellas calles con tranquilidad, sin llegar a preocuparse por nada. Pero en un momento se sobresaltó cuando una mano fría, agarró su brazo.

-¡No te acerques a él! ¡Es el demonio!

Una mendiga se le acercó, tenía el rostro quemado y parte de su pequeño cuerpo, desformado.

-¿Cómo?

-¡Te hundirá! ¡Te usará! ¡No te acerques al diablo!

La mujer se alejaba ahora gritando, diciendo blasfemias al aire y escupiendo en el suelo. Minzy se quedó por un momento bloqueada. Eso era algo que nunca se hubiera esperado por nada en el mundo, pero tras repasar las palabras que la mendiga había dicho, se hizo pensar así misma, que se habría confundido de persona.

Ya se encontraba fuera de la zona lujosa y la mediana de la ciudad, introduciéndose en la periferia, un lugar desolado, donde las casa estaban destruidas, o eran caravanas o chabolas. La pobreza se hallaba por cualquier lugar  que se mirará. Basura amontonada y cosas destrozadas era lo que encontraba
 por todas las calles, de todo tipo. Minzy se paró frente a una de las caravanas más grandes de la cercanía. Entró en ella y vio a una anciana mujer echada en una cama desastrosa, sin poder moverse.

-Hola, mamá, ya estoy de vuelta.


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